Súper poderes

 

Este es sin duda el año que más he tenido que trabajar mis límites personales para cuidarme y que peor lo he hecho.

Creo que habré dedicado un 60% de mi terapia a este tema, a prepararme para “aflojar”, no meterme en más historias, tener unos límites claros y trasmitirlos, conocer muy bien mis necesidades(en eso sí que saco el aprobado), y aprender a cuidarme y no extralimitarme( aquí he sacado un suspenso como una catedral).

La coña del asunto es que soy bastante asertiva y no me cuesta decir que NO , explicar el motivo y no sentir la culpa, pero está claro que no digo NO tan a menudo como debería porque hay un desequilibrio constante en mi vida.

Esto me ha llevado a una situación curiosa: la gente cree que tengo súper poderes. Está claro que el trabajo de madre aunque gratificante, muchas veces es agotador, y casi nunca reconocido. Claro que un abrazo sentido al encontrar aquel muñeco perdido hace millones de meses y que acabó en un sitio subrealista pero que gracias al ultraolfato de madre fui capaz de encontrar, te alegra la vida.

Gracias al poder de la multitarea este año haré la cena de fin de año en mi casa, acompañaré a mi clienta a comprar las lámparas a Ikea, decoraré la casa, quitaré las pepitas de las uvas, y contestaré varios mails sin casi despeinarme.

Pero el poder que más estoy utilizando últimamente es el súperoido. Y no me refiero a que oiga mogollón, sino que no paro de escuchar a las personas que me rodean. Me explico. Todas las personas con las que mantengo algún tipo de relación están lejos de mi ciudad, vamos que no puedo quedar a tomar un café en media hora. Así que la única forma de comunicarnos es a través del teléfono o el Skype.

Escucho sus historias concentrada, interesada, con todos los sentidos, y supongo que eso se transmite y la persona que está al otro lado se siente cómoda y escuchada. El problema surge cuando me doy cuenta de que las historias que estoy escuchando no tienen nada que ver conmigo y un momento de charla intrascendente para contarnos el día y mantener así el vínculo se convierte en una terapia. Y ahí surge el superpoder. Indirectamente la persona que está del otro lado necesita sentirse comprendida, escuchada, busca un consejo, un apoyo, una palabra que le ilumine,…¿Por qué? Porque como me decía hoy un amigo, tú haces que sea cómodo hablar contigo que sea fácil contar cosas difíciles o amargas, que pueda expresar aquello que con gente normal no se puede.

Esto, creerme, en otro momento me haría sentir súper halagada pero hoy no, esta semana no. Hoy solo querría sentirme como una estrella del pop que se lanza al público y la mueven sobre la masa humana, me gustaría que los brazos de mis amantes me recogiesen y me meciesen y no hablasen, no me pidiesen nada. Quisiera sentir que me es devuelta la escucha, pero ahí tengo yo toda mi culpa y por eso suspendo. No les he dicho, «hoy no puedo escucharte porque no quiero» ¿Cómo voy a hacer eso? Siempre he estado ahí y nunca me he mostrado vulnerable y seguramente así no dejo que me cuiden, me agoto, y lo peor pienso que doy mas de lo que recibo. Seguramente esto es súper injusto, porque como van a darte lo que no saben que necesitas.

Es el superpoder de la “clasificación de lo prioritario” el que me hace esta putada. Porque ante la llamada de un amante de “tengo un día de mierda” aunque me encantaría decir “yo también”, me pongo a pensar que su mierda es más importante que la mía y enciendo la antena.

Es curioso porque esto solo me pasa con mis amantes, a mis compañeros de trabajo, a mis amigos, a mi familia, a mis clientes, a mis hijas e incluso a mi pareja soy capaz de decirles un “no puedo”, pero claro ahí estoy segura y me siento cómoda para mostrarme tal cual soy. Claro que siguen pensando que tengo superpoderes y me agoto, pero me permito ser terriblemente imperfecta. A mis amantes no quiero fallarles pero lo estoy haciendo, porque me estoy quemando y sintiéndome descuidada o infravalorada por no expresar como me siento cuando les escucho y me pongo el chip “terapeuta”. No quiero serlo.

Lo hago porque tengo el súperpoder de salvadora ese que tanto daño nos hace a muchas. Nadie te legitima para que le salves, será el gen de hermana mayor o lo de ser madre y resolverlo todo, pero no quiero ser más salvadora de nadie. Quiero ser cuidada, mimada y si me apuras consentida, quiero momentos de esos, no quiero estar a tope todo el santo día.

Para reyes voy a pedir un “desaflojador” y criptonita para volverme una persona normal. Voy a empezar Enero con una puñetera lista de esas de cosas que tienes que cumplir, y en primer lugar voy a poner “cuidarme más”.

Quiero ser honesta con mis amantes y agradecida porque están siempre ahí, no es culpa suya que yo no sepa decir “soy yo la que necesita ser escuchada hoy”. Y hasta que el whats up no tenga “tono” no creo que adivinen mi estado de ánimo, así que no voy a pedir que los demás tengan los superpoderes esos que tanto me joden a mi.

Que cansadiña acabo el año.

Jajajajajaja pronto un año nuevo para estrenar, me lo voy a tomar con mucha calma.

Súper poderes

Primera Navidad poliamorosa

Mañana cojo el coche y reunificación familiar ,con la propia ,y la política en otra provincia. A partir de ahora los “protas” son los peques. Desde que tengo hijas y un lote de sobrinos las navidades tienen otro sentido. Estas fiestas no son santo de mi devoción, pero ver las caras inocentes de los peques, lo compensa todo.

Hay otra novedad este año. Es el primero que pasamos como pareja abierta y pasan varias cosas:

-uno: tenemos que pasar el test de estrés de mi hermano, lo cual creo que saldrá genial y le tranquilizará vernos juntos como si nada hubiese cambiado. Aprovecharemos para crear espacios donde poder explicarles como es nuestra vida ahora y también intentar resolver sus dudas, miedos e incertidumbres.

-dos: este año tenemos más personas a las que felicitar. A los típicos whats up de felicitaciones que empiezan a llegar desde las seis de la tarde se sumaran las llamadas de cariño, afecto y amor de las personas que también comparten nuestras vidas.

He pensado en esas personas, porque a algunas les gustaría estar compartiendo estas fechas especiales, incluso yo he fantaseado con Siete que el año que viene las celebraremos todos juntos.

También he pensado estos días en las personas que han pasado por mi vida durante este año de cambios, y oh! Magia! Las casualidades no dejan de sorprenderme.

Hoy me llamó una de las primeras personas que conocí desde que abrimos la pareja. Llevaba muchos meses sin saber de él, nunca dimos por finalizado nuestra relación pero un situación familiar por parte de él hizo que no pudiese ser posible mantener el contacto. Vivimos a más de 150 Km y simplemente él tuvo que tomarse su tiempo para ocuparse del “problema”. Con él me pasó una cosa que casi nunca te planteas. La última vez que hablamos su situación emocional era muy límite y me asusté. Después de wasapear durante una hora me pareció que la cosa quedaba más o menos estable, pero sabía que no podría ponerme en contacto con él.

Durante todos estos meses he estado tentada de escribirle un wup para saber cómo estaba, pero tenía miedo de no recibir respuesta. Algunas veces no podemos acceder a la vida de la otra persona y si le pasa algo no va a ser a mí a quien llamen. Esa incertidumbre la he tenido todo este tiempo y cuando hoy oí su voz sentí el alivio más grande de los últimos tiempos.

Escuchar su voz y oírle decir todo está bien, ha sido un regalo. ”D” fue un gran compañero sexual. Una de las personas más creativas y más generosas en el placer que he conocido. Nuestro vínculo siempre fue sexual, y siempre con un gran cariño y respeto. Cuando le conocí no me creía capaz de tener una relación sin rollo emocional, no era capaz de separar sexo de amor, venía de la monogamia y siempre había tenido sexo enamorada. Él me enseñó el PLACER, a disfrutar sin toda la carga emocional, simplemente creó un espacio mágico de seguridad donde poder ser libres para explorar el placer.

Hoy también he hablado con otras personas y me he dado cuenta que con todos tengo buena relación, y me quedo con eso. Con su recuerdo, con su cariño y los momentos compartidos de alegría, sorpresa, confusión, pasión, desencuentro, reencuentro,… ha sido intenso.

Emociones, sentimientos, ideas, teorías,… muchas cosas aprendidas durante este año. Todo está reflejado aquí,y bueno, algún secretito me quedo para mi.

Desde este lado de la línea roja quiero desearos a todos unas Felices fiestas y gracias por compartir esos momentos de lectura que nos conectan.

Besos

Primera Navidad poliamorosa

Placer

 

Hace una semana que no escribo. Hoy me lo decía “Hermano mayor” y estaba preocupado por si me había pasado algo. Lo cierto es que mucho y nada.

Empecé la semana con una gripe que me tuvo tres días postrada. Cuando reviví el miércoles muchas eran las sorpresas que me esperaban. Conseguí levantar el cuerpo para ir a visitar la obra que estoy haciendo y comprobar que todo iba bien. Hacia el mediodía recibí la llamada sorpresa, pero esto lo contaré más tarde.

El jueves desde luego fue el gran día. Una vez más el gen de madre multitarea que puede multiplicarse como los panes y los peces hacía su presencia. A primera hora de la mañana tenía una entrevista importante por Skype con una persona en París y otra en algún sitio de Inglaterra. Puede parecer súper exótico y que tengo una vida mega interesante pero no. Tenía que pasar mi último proceso para entrar a estudiar para ser terapeuta, y prueba conseguida.

Subidón, subidón, en Enero estaré en Barcelona empezando mi formación. Con toda la adrenalina me fui a la obra, hice no sé cuántas llamadas por teléfono, me tomé un café. Hice más llamadas, creo que con la energía que tenía podría haber organizado una boda para 300 personas así en un plis plas. Y otro café.

Al medio día había quedado con mis dos amigas facilitadoras para comer y charlar sobre trabajo, pero sobre todo, teníamos muchas ganas de reencontrarnos. Una vez felicitada por mi acceso en lo de Barcelona, después una larga charla sobre cómo enfocar nuestro trabajo, y dos vinitos por el medio dieron paso a los temas estrella.

Primero: el libro de Caitlin Moran “Como ser mujer”. Dos de nosotras nos lo estamos leyendo, y con esa pasión desbordada de haber encontrado una nueva biblia intentamos introducir a nuestra amiga. Lo primero. Esto de ser mujer es internacional, jajajajajajaja. Que perogrullada, sí. No sé porque me hice la absurda idea de que una inglesa no podría tener exactamente los mismos dilemas, problemas y subrealismos que tengo yo.

Me he devorado cada capítulo asintiendo con la cabeza las veces que no me moría de la risa. Es un libro de una feminista pero en clave de humor, y todo lo que cuenta es cotidiano, lo cual agradezco, porque honestamente yo estoy súper perdida con las corrientes feministas y cuando empiezan las teorías desconecto mogollón.

Una vez hecha santa a la maestra Caitlin nos metimos a comentar lo que estaba pasando en Inglaterra con el sexo anal y los adolescentes. Una de mis amigas vivió en Inglaterra 10 años y nos estuvo contando como el objetivo del fin de semana era tener un sexo anestesiado, eso sí, cuanta más cantidad mejor. El ingrediente principal, procurar estar tan borracha que a partir de cinco ya no sepas contar. Dos, contabilizar cualquier tipo de práctica sexual como contable, es decir vale lo mismo una mamada que un coito, el caso en puntuar. Y tres, contarlo en la oficina como un éxito en las olimpiadas.

Esto generó un debate: ¿Qué pasa con el placer? ¿Realmente toda esta gente que consume sexo de manera compulsiva y como si fuese una competición, siente placer? Pues supongo que algunos si pero yo no estoy tan segura. Una de mis amigas nos habló de una colega que hace tupper sex y que es sexóloga. Todas sus charlas, que son la mayoría para mujeres, están orientadas en la base del placer. Menos mal pensé, aún queda esperanza. Si esas mujeres aprenden a ser dueñas de su propio placer, a buscarlo, a erotizar y seducir a sus parejas, me parece que el mundo será más agradable que el fast food sexual.

Me quedé con esta idea latente en la cabeza, y llegó el viernes.

Recupero lo de la llamada sorpresa. Ya daba yo por cerrado mi capítulo con Easy pero está claro que no hay punto final sin haber terminado el párrafo. Retomamos nuestras conversaciones una vez más para poner claridad y ver cómo podemos estar los dos cómodos. Una de las “claridades” fue el tema del sexo. Por lo visto el sexo  le crea presión. Os puedo asegurar que yo no soy la tía más caliente del planeta, no voy en el autobús sacándole la lengua a los hombres que tengo enfrente y haciendo cruces de piernas a lo Instinto básico. Vamos, que soy una tía normal, poliamorosa vale , y puede ser que no tenga que dar mil vueltas para pensar si me gusta una persona y me quiero acostar con ella, si me apetece, lo hago. No me gusta el sexo ocasional, pero si me gusta tener sexo con las personas con las que tengo conexión. Si además le añades que llevamos un mes sin vernos, pues la verdad, el sexo estaba en mi mente junto con el café.

No hay problema, vamos a dejar fuera el sexo. Una de las razones que argumentó él es que no le apetecía, que su momento personal le inhibe las ganas de sexo. Vamos a respetar. Esto me duró exactamente medio día.

Tuve la siesta más tórrida de los últimos meses y me levanté con la idea de: YO SOY DUEÑA DE MI PROPIO PLACER, EA. Pensé que un poco de estímulo igual no le hacía mal a nadie. Así que me comuniqué con mi nuevo amigo (duración de la amistad: medio día) expresándole mi calentón y mis planes posteriores para solucionarlo. Le añadí un ingrediente extra:” quiero compartirlo contigo”. Vamos si funcionó. Pobrecito, se tuvo que aguantar el calentón mientras cortaba la lubina mirando a sus padres que tan amablemente le habían invitado a cenar. Yo en casa cual Afrodita me disponía a buscar mi placer en solitario, y compartirlo, y jugar, lo hizo mucho más divertido y placentero por supuesto.

Oh diosa de los mares, el sábado por la noche es mío. Niñas colocadas y toda la noche para mí. Pensé que todo mi trabajo del día anterior se vería recompensado con una fantástica cena y una noche de sexo estupenda con Easy. Pero no debía de ser una lubina sino un pez globo cabrón que envenenó a mi adonis y casi lo deja medio muerto.

Así que aquí estoy. Con una copa de vino blanco, fresquito, sola, sin planes, escribiendo mi blog que tanto placer me da, y que coño, como soy dueña de mi propio placer me pondré a ello.

Placer

Poliamor Galicia

Quiero poner en marcha un grupo de apoyo en Galicia de poliamor.

Son varias las personas que últimamente y tras mi salida del armario se han acercado con curiosidad para preguntar qué es esto del poliamor. Algunos simplemente quieren saber cómo lo vivo yo y el porqué de esta opción, y aunque no lo contemplan para sus vidas les parece interesante. Otros tienen interés “pedagógico” porque se dedican al mundo de la psicología y quieren entender cómo funciona y como gestionamos nuestras emociones.

Ahora no hay visibilidad de la gente poliamorosa en Galicia, no nos conocemos. Algunos incluso ni siquiera saben lo que son y simplemente se definen como “liberales”. Genial , odio las etiquetas y no creo que sean necesarias, pero sí creo que necesitamos espacios para compartir y no sentirnos tan solos.

También me parece interesante para personas monógamas que han conocido personas poliamorosas y se encuentran envueltas en una relación que a menudo no pueden comentar en su entorno porque los tacharían de locos.

Resolver dudas, dar información, apoyo o simplemente un espacio de seguridad y encuentro es mi objetivo.

Mi motivación es totalmente egoísta: yo lo necesito. Necesito compartir mi aprendizaje para aquellos que lo necesiten pero también poder expresar mis miedos, inseguridades y logros en un espacio seguro, y recibir apoyo.

¿Cómo hacerlo? De momento voy a dejar mi correo para que la gente que quiera se sienta libre para contactar cuando le apetezca, saltandolalinearoja@gmail.com. Por supuesto mantendremos el anonimato, la idea es crear un espacio seguro.

Más adelante propondré quedadas una vez al mes para aquellos que quieran acercarse a tomar un café y charlar. Seguramente al principio este sola, o sola con mi pareja. Puede ser que algún@ se acerque a curiosear y no se siente con nosotros pero con saber que existimos me basta. Cada uno a su tiempo y a su manera.

Invito también a ponerse en contacto conmigo a gente de fuera de Galicia porque hay muchos otros grupos, secretos eso sí y por eso no podéis acceder a ellos. Sumemos fuerzas y tejamos redes, creo que esa es la manera.

Vamos dando pasitos para ver qué pasa.

 

Poliamor Galicia

La tristeza de no haber sabido

 

Hoy podría tener varios motivos para estar un poco mustia.

Todavía sigo cansada, el frio se ha apoderado de mis pulmones trayéndome asma, Siete está a más de 1200 km, no he vuelto a ver a Stranger desde hace meses, pero todo eso no es nada comparado con mis dos últimos días con Easy.

Cuando le conocí me pareció todo tan fácil… He escrito varios post explicando como mi cuerpo reconocía al suyo de manera pasmosa y los caminos extraños de nuestra relación. Realmente solo hemos estado juntos tres veces pero hemos tenido muchísimas horas de conversación en estos meses.

Desde el principio me dejó claro que era monógamo, y que aunque mi opción le parecía interesante nunca sería la suya, y yo nunca podría cubrir sus necesidades. Así que empezamos a investigar que “tipo” de relación podíamos tener porque nos caíamos genial.

Pasamos una temporada como amigos con el rol de amigo que pregunta y amiga que responde y cuenta pero no consigue que su amigo le cuente. Empecé a sentirme cómoda con él porque podía hablarle de todo sin ser juzgada, y aunque yo intentaba que él también se sintiese cómodo y libre para contarme cualquier cosa “importante” nunca lo hizo. Fue aquí cuando empezó a crearse una desigualdad que ha pasado factura.

Solo se sintió libre para contarme sus fantasías sexuales, las cuales le encantaba compartir conmigo, pero de su vida casi NADA.

Hace un mes escribí un post sobre él titulado el RUM RUM , desde ese post solo nos vimos una vez y solucionamos nuestras diferencias con la comunicación que para nosotros era más fluida.

Pero esa no es la manera, está bien comunicarse con el cuerpo y yo he tenido más información de él, de sus emociones y sus sentimientos a través del sexo que preguntándole.

Esta semana necesitaba verle, llevaba cuidándome toda la semana, pendiente, con conversaciones para apoyarme con Siete, para preguntarme como me había sentido con la pareja de mi marido, como estaba y me sentía, y llegó un momento en que se me hizo insoportable no tenerle enfrente físicamente.

Yo necesito el contacto físico y necesitaba un abrazo, poder mirarle a los ojos y charlar. Estar a gusto compartiendo un café donde me recordara la suerte que tengo de tener a mi pareja y a Siete. Son solo 70km y no ha podido ser.

En cuanto le dije mi necesidad me propuso quedar el viernes pero su agenda se complicó y me dio todas las explicaciones precisas para dejarme tranquila. Ansiosa le propuse una alternativa a última hora de la tarde: ”puedo ir el domingo si quieres”. Y su respuesta fue: “no puedo”.

Ese “no puedo” desencadenó toda mi puñetera frustración acumulada durante todo este tiempo. Me hizo sentir insegura, patética por estar detrás de él dándole alternativas una tras otra haciendo malabares con mi calendario. Y me di cuenta de que la que no podía era yo. No podía con la falta de claridad porque he recibido dobles mensajes continuamente con él, cuando ya tenía claro que no iba a ponerse más en contacto conmigo volvía, y yo hacía lo mismo con él. No ha sido sano, yo me he comunicado siempre de manera clara pero él ha entendido que mis emociones que son MIAS las causa él y se siente culpable. Ideas de no ser suficiente, de estar inseguro por mi claridad a la hora de expresar mis necesidades, incluso miedo a expresarse de manera correcta, han sobrevolado su cabeza las últimas 48 horas.

Ayer estaba tan confundida por el desarrollo de los acontecimientos que tuve que llamar a “Hermano mayor” para que me explicase qué coño estaba pasando. Le pregunté:¿estoy tan desconectada de la realidad monógama que ya no sé cómo cojones relacionarme? Se puso el traje de la paciencia y me ofreció dos opciones: consejo o hachazo. Y pedí lo segundo. Le pedí una dosis de realidad de esas que duelen para ver si era capaz de empatizar con su posición.

Su respuesta fue:” es que tú eres la fuerte”, tú lo tienes todo claro, eres capaz de expresar lo que sientes, de poner límites, y entonces él supone que lo vas a decidir tú. Mierda, mierda y más mierda.

Evidentemente después de esta certeza hubo más mensajes y a la una de la mañana nos llamábamos y oírlo llorar me partió el corazón. Soy consciente de que no es por mí, sino que es algo más grande que está ahí. Algo que tiene que ver con su estado de ánimo y con heridas abiertas todavía, yo he llegado en un momento inoportuno y aunque le he tendido una mano no quiere o no puede cogerla.

Hace un rato me dijo que necesitaba parar aquí, y eso hemos hecho.

Siento la tristeza de no haber sabido

…parar a tiempo y no habernos hecho daño

…leer entre líneas su dolor profundo que necesita ser curado

…ser más empática con sus limites.

La tristeza de no haber sabido

La realidad poliamorosa

Al día siguiente de la fiesta de mi cumple aterricé en la realidad poliamorosa otra vez. Me levanté con una resaca considerable y al mediodía mi marido ya se iba con su pareja a pasar tres días fuera de casa y yo me quedaba con las peques.

La verdad es que todavía no me he recuperado, arrastro un cansancio de la leche.

Digamos que el domingo sobreviví y el lunes tuve un respiro físico gracias a que había cole. La agenda del lunes se presentaba cuando menos curiosa.

Por la mañana tenía una cita con la pareja de mi marido para conocernos, al mediodía iba a acompañar a Siete al médico, comeríamos todos juntos para conocernos, mi pareja recogería a las peques para que yo pudiese pasar un par de horas con Siete después de un mes sin poder tocarnos.

Creo que en el periodo de tres horas me hice un master en poliamor y pasé por todas las emociones posibles.

Hacia la una tuve la cita con la pareja de mi marido. Iba en el bus sintiendo curiosidad por saber porque quería conocerme y cuál sería el efecto para las dos de este encuentro. Creo que es fundamental salir del imaginario porque ver la realidad le da otra dimensión. La persona de repente tiene cuerpo, tiene voz, se mueve y sobre todo siente. Con ella fue muy fácil el dialogo, es una persona con una gran trabajo personal hecho y que está trabajando en sus necesidades lo cual es maravilloso. Hablamos un poco de los “unicornios” y le conté las dificultades que yo había tenido con mi parejas por el tema de los derechos que tienen pero no se atreven a expresar. Ella me expreso su “miedo” a que sus necesidades fuesen contrarias a las mías y que por ser yo su pareja “oficial” tuviese privilegios.

Los tengo, sería injusto decir lo contrario, pero solo porque compartimos algo mi pareja y yo que está por encima de nosotros que son nuestras hijas. En lo demás, en el mundo de los sentimientos, en como expresarlos y como vivirlos estamos en igualdad de condiciones.

También abordamos el tema de los acuerdos. Y aquí yo me puse muy categórica con el proceso de cómo se llega a acuerdos y es una parte que todavía tengo que resolver con mi pareja. Todas las partes tienen que expresar sus necesidades y como se sienten para así poder llegar a un consenso. Creo honestamente que no hay otra manera y por lo que se ella también se lo ha expresado así a mi pareja. Es él el que tiene que tomar consciencia de que solo así podemos estar en igualdad de condiciones y llegar a algo que nos satisfaga a todos.

Me queda la pena de haber tenido poco tiempo porque había muchos temas que nos interesaban a las dos y que hubiese sido interesante abordar, pero una vez más las agendas son como cuchillos.

Fue maravilloso para mi vivir como dos mujeres que comparten dialogan sobre sentimientos universales, mirandose a los ojos sin desafiarse y simplemente entendiéndose.

Salí pitando para no llegar tarde a la cita del médico con Siete. Allí estábamos en la sala de espera conversando como una pareja como otra cualquiera. Cuando entramos la médico en todo momento se refirió a mi como la pareja de Siete lo cual empezó a remover algo en mi interior. ¿Lo soy? ¿Cuando empecé a serlo? ¿Qué debo de sentir para tener ese papel? ¿Quiere ella esto? ¿Estoy preparada yo?

Con todo ese batiburrillo nos fuimos a comer y me dijo que no podía quedarse conmigo porque tenía que cuidar de su hija. Ahí fue cuando empecé a sentir la impotencia, otra vez la cotidianidad. Necesitaba esas horas para consolidar lo que dejamos hace un mes suspendido de un hilo, así que ya que no tenía forma de sentirlo con el cuerpo por lo menos hablarlo.

Abordé la conversación de la siguiente manera: “sé cuáles son tus necesidades y no puedo cubrirlas todas así que me estoy cortando porque creo que tengo una parte de responsabilidad.” Joder, parecía una puñetera cláusula de un contrato para decir que tengo miedo de enamorarme de ella porque se vuelve a ir en tres días y esta vez no está en tierra firme. No puedo coger un tren o un avión para encontrarme con ella y abrazarla para comprobar que todo sigue bien. En cuanto me pasó su calendario de trabajo de los próximos meses casi me da algo, pensé: simplemente no podré. Y entonces dijo la frase mágica:”pasa más rápido de lo que crees y es mi última vez”. No fueron las palabras, sino el mensaje de futuro, de un futuro común, y sentí alivio.

Así que aquí estoy intentando que nuestras agendas “imposibles” encajen. Nunca el whats up y el teléfono me pareció más cercano y más útil. Hemos sustituido los abrazos y besos sanadores por emoticones con corazones pero es lo que hay.

Hoy andaba surcando los mares y como una pirata acabó de robar mi corazón.

 

La realidad poliamorosa

Mi cumple

El sábado fue la fiesta de mi 40 cumpleaños. Desde luego será recordada durante años, y no por las cogorzas mundiales y las fotos censuradas de gente desfasando, sino porque la celebré con mis dos parejas y todos mis amigos.

El sábado se presentaba con varios retos.

Uno: el vestido. Se me ocurrió en el último momento, es decir el viernes, comprarme un vestido para celebrar que estoy estupenda a mis 40. Precioso, ajustadísimo, negro y me quedaba de muerte (que modesta). El primer dilema fue que como tenía toda la espalda al aire no podía llevar sujetador, mi amiga que me lo vendió me dijo:”no hay problema, te pones una pezoneras de silicona”.Einnnn? Unas qué? Llamarme fuera de onda, pero no voy a ponerme unos cacharros para que no se me noten los pezones que evidentemente tengo, ese va a ser el menor de mis problemas, no creo que nadie se fije en mis pezones mientras beso a mi chica con mi marido al lado. Así que la mierda las pezoneras.

Para acabar de rizar el rizo me puse unos tacones infinitos que compré un día para darle una sorpresa a mi pareja y con los que solo puedo andar 10 metros dignamente en casa. Así que allá voy, parecía un kit kat con patas, no se andar con esas cosas. Mientras parecía que tenía unas piernas infinitas y un culo estupendo e intentaba no matarme con pasitos breves, solo pensaba en mis zapatillas Nike. Pero alguien dijo una vez que para estar guapa hay que sufrir, que gilipollas somos a veces.

Dos: mi marido. Hasta el mismo día no sabía si Siete iba a venir o no. Hacía casi un mes que no nos veíamos y yo tenía muchas ganas de reencontrarnos y también compartir mi fiesta con ella. Mi pareja sabía de mi ilusión y aunque habían hablado por teléfono no se conocían. Hubiese sido mejor un café a tres donde poder contarnos batallitas y tener tiempo para conocernos, pero las cosas vienen así. Mi pareja y yo hablamos de cómo íbamos a estar en el cumple y cómo iba yo a relacionarme con ella, y me apoyó para que estuviese como me lo pidiese el cuerpo. Y eso hice. Como buen anfitrión nos dividimos en la mesa para encargarnos de nuestros amigos, y de vez en cuando nos cruzábamos miradas para comprobar si todo estaba bien entre los dos.

En un momento de la noche me dijo que me veía radiante y feliz y que le encantaba verme a sí. Me emociono solo de pensarlo, desde luego le dio miles de vueltas al género masculino ese que posee, que marca territorio, que estrangula libertades, que se siente inseguro si no controla. Es un ser de otro planeta.

Con Siete, pues compartieron momentos pero a mi pareja le supo a poco, así que ahora toca pasar tiempo juntos y va a enseñarle a tocar la guitarra. Jajajaja, yo paso.

Tres: Siete. Entró sola con paso firme. Sabía que iba a ser observada y allí en medio del bar la besé. Se integró perfectamente con mis amigos, habló con muchos de ellos y creo que estuvo tranquila y se divirtió. Me flipa lo fuerte que es, no le da miedo nada y se pone el mundo por montera. Otra persona sentiría la presión de verse en una situación así, y no dudo que seguro la tenía pero vino y estuvimos como pareja, con un par, y yo súper orgullosa de tenerla a mi lado.

Cuatro :los amig@s. Casi todos los que vinieron sabían de nuestra condición de pareja abierta pero esto ya era hacerlo “oficial”. El día antes me apresuré a hablar con una amiga íntima que no sabía nada, a la que había intentado proteger de tanta “falta de moral”. Sus creencias y su forma de ver la vida me hacían muy difícil abordar el tema con ella. No quería que llegase a la fiesta y se encontrase con el papelón así que se lo conté versión resumida.
Su pregunta fue: ¿estáis bien? ¿Es lo que quieres? Y vi el respeto más absoluto en sus ojos. Me lo puso muy fácil.

Tengo unos amig@s que son súper respetuosos. Aunque no lo entiendan o no lo compartan, aunque cotilleen en sus casas y piensen que la crisis de los 40 me ha vuelto loca, respetan y no hacen que me sienta incómoda o juzgada.

Como pasa siempre, algunos de los que vinieron no sabían nada y tuve que improvisar un poco sobre la marcha, pero la respuesta fue siempre la misma.

Fue el mejor cumpleaños que pude tener, estuvieron los que tenían que estar y me sentí más yo misma que nunca, libre y honesta.

Recuerdo lo que me dijo mi terapeuta allá por marzo: “en cuanto cruces la línea tendrás un montón de conflictos pero serás más auténtica, ¿quieres eso? SI QUIERO”.

Mi cumple

Los acuerdos en el poliamor.

 

Esta semana hemos tenido un momento “álgido” con un acuerdo de pareja.

Cuando empezamos le dedicamos mucho tiempo al tema de los acuerdos. Había que negociar los tiempos, definir qué tipos de encuentros, definir que “personas”, acuerdos de fluidos y sexo seguro, entre otras cosas.

Ya conté en un post que en un ataque de celos me cargué un acuerdo hace meses. Me acosté con alguien sin avisar a mi pareja antes y en mi casa. Vaya, me cargué DOS acuerdos. Por supuesto lo afronté en el momento y con el miedito en el cuerpo por las consecuencias me preparé para escuchar los reproches. Y no fue así, hubo escucha pero sobre todo evaluamos porque habían fallado los acuerdos, y empezamos a reconstruir la confianza. Este es el proceso que se debe de hacer cuando se rompe un acuerdo.

Los acuerdos necesitan de cierta indefinición que se aclarará cuando llegue una situación concreta o no. Muchos acuerdos se hacen sobre la marcha para solucionar un problema que surge en un momento determinado, para evitar discusiones y sobre todo la culpa.

Nosotros estamos constantemente reevaluando nuestros acuerdos según las necesidades que vayan surgiendo. Está claro que si mi pareja tiene a alguien que vive lejos no va a respetar la cita de “solo dos días” porque igual tarda meses en volver a ver a esa persona.

Los acuerdos deben ser realistas, porque si no difícilmente se pueden cumplir.

Hace un mes mi pareja se cargó un acuerdo, uno de los “importantes”. Yo sabía que existía esa posibilidad y me jodió acertar. Hicimos lo de siempre, porque pasó, que se puede mejorar y cómo podemos volver a confiar. En este caso pasó una cosa rara. Somos tres en el acuerdo, aunque es un acuerdo que viene de la pareja principal y afecta a otras, con lo cual es más complicado.

Lo normal habría sido que para conseguir el consentimiento activo, todas las partes involucradas aceptasen la posibilidad de conocer sus sentimientos y comunicarlos. Así se crea el acuerdo. En este caso solo una parte expresó como se sentía, yo, y automáticamente mi pareja dijo que el acuerdo quedaba tal cual. No se negoció y yo sentí que vetaba. Esto me hizo sentir súper incomoda porque la jerarquía aunque existe no debería de ser determinante.

Es muy complejo el tema, yo no quería decidir por los tres, quería consensuar, y ahí nos falló el proceso.

Afortunadamente pronto nos conoceremos todas las partes y creo que podremos abordar el acuerdo en igualdad de condiciones, porque lo importante para mi, es alcanzar un acuerdo que se pueda cumplir y que nos de seguridad a todas las partes.

Madre mía no dejamos de aprender.

Los acuerdos en el poliamor.