4 días recargando

Está claro que la vida siempre te sorprende.

Hace dos semanas me cabreaba con el mundo, el poliamor, el género, la monogamia, las estructuras rígidas, la injusticia, la incomunicación, el miedo… vamos con todo lo habido y por haber. Pasé una semana de mierda a la que sobreviví gracias a los mensajes de apoyo y abrazos sanadores. Mi semana pasada mejoró considerablemente en cuanto decidí cambiar mi energía negativa y darle la vuelta.

Y llegó el jueves.

A las nueve de la mañana estaba recogiendo a unos profesores que venían desde Alemania para darnos un curso de gestión emocional. A partir de ese momento todo alrededor cambió.

He estado cuatro días encerrada en un albergue en el bosque trabajando con emociones y sentimientos. Hasta ahora tenía la idea de que la gestión emocional era dolorosa y no tiene por qué ser así.

He aprendido estos días que los sentimientos y emociones tienen una luz y una sombra, y que el sentimiento de la rabia puede hacer que cambies una situación que no quieres. Como la sombra del miedo es la parálisis, pero que se puede desbloquear siendo creativo. Como la alegría puede llevar al autoengaño, y de eso sabemos mucho los que amamos y a veces no somos correspondidos.

He visto cómo surge la confianza entre desconocidos en apenas dos días. Vidas diferentes que se cruzan pero que son hermanas porque todos sentimos igual. Nos sentimos pequeños cuando tenemos vergüenza. Nos sentimos plenos cuando conectamos. Y es ahí cuando yo me siento feliz, cuando conecto. Escuchar los miedos, las inseguridades, las luchas de los demás es escuchar las mías propias y eso me hace sentir que no estoy sola, y que seguramente lucho por mí pero también por otros.

No es fácil conocerse y darse a conocer. Mostrarse vulnerable en una sociedad que busca el éxito y la rapidez, que te llena de “cosas” para estar entretenido y no pensar en cómo eres porque eso a veces duele, parece un suicidio pero no lo es. Es la mejor manera de mostrar tu ser.

He visto este fin de semana como hombres se revelaban contra su propia historia de siglos y decían a las mujeres gritando “no tenemos derecho a haceros eso” y aunque fuesen muy pocos algo está cambiando. Quieren ser fuertes pero también decir que no pueden, y eso me ha reconciliado con el mundo.

Sobre mí, la solución a una lucha interna que llevaba dos años sin resolver se solucionó de la manera más contra intuitiva, y es, dejar de luchar para agradecer. Es desde el amor desde donde podemos cambiar el mundo. No soy tonta ni ilusa, voy a hacerlo en mi circulito de personas y me conformaré, me conformaré si puedo cambiarme a mí y vivir de manera coherente. Lo otro, el cambio del mundo ya llegará sumando los cambios de todos.

Hoy es lunes y he vuelto al mundo real, con pilas recargadas y esperanza. También con la mirada más curiosa, si se puede, para observar esas lindas diferencias que nos hacen especiales y únicos, para entender también como sentimos de manera universal y eso nos une.

Y aquí dejo una de las frases aprendidas: “No eres el gigante de tus sueños ni el enano de tus miedos”.

4 días recargando

El reencuentro

Muchas han sido las llamadas y mensajes de la gente que me conoce preguntándome si estaba bien. Habían leído el post y los que me conocen saben que es raro que me ponga triste. Lo cierto es que me concedí dos días de tristeza, y la verdad que es una emoción bastante creativa.

Ayer hacia la tarde ya empezaba a sentirme incómoda con el estado grisáceo y me puse a pensar que podría hacer para cambiar mi humor. Me vino una idea a la cabeza: necesito contactar con aquellas personas con las que he tenido “cierres” extraños para decirles que estoy aquí y siempre tendrán mi amistad.

Aprovechando además que la próxima semana cumplo 40 tenía la disculpa perfecta para volver a contactar.

Le escribí a “Lola”, mi amor de verano. La última vez que le vi fue en su cumple en Septiembre y nunca más volvimos a coincidir. La verdad es que no hubo un cierre chungo, simplemente se acabó el verano y cada uno siguió su camino. Agendas irreconciliables, dudas por su parte sobre hacia donde nos llevaba nuestra relación y un mail explicándole mis necesidades y límites, pusieron fin al verano más emocionante de los últimos años.

Un wup sencillo de “hola, cómo estás?”con una propuesta de vernos antes de mi cumple ,porque algo me hacía pensar que no podría venir , hizo que hoy le tuviese aquí.

Es de los reencuentros más dulces que he tenido. Primero porque creía que en el último momento me dejaría colgada, la verdad, pero me sorprendió mandándome un mensaje de “estoy debajo de tu casa”. Me salió una sonrisa, una sonrisa enorme. Allí estaba con su pitillo y su café, esperando.

El que haya leído mi post de LOLA sabe lo que sentí por esta persona, toqué el amor con la punta de los dedos hasta que se fue a la mierda. Pero lo mágico de todo, y eso es trabajo de los dos, conseguimos conservar la amistad y el cariño.

Hoy vi esos ojos verdes pícaros llenos de dudas sobre cómo será su futuro sentimental. Ahora está en fase huraño, disfrutando de una soledad elegida y compartiendo ratitos para aplacar el hambre. Es achuchable, un duro sensible y tiene el discurso menos claro que he visto en mi vida, pero siempre consigue sacarme una sonrisa y tenerlo al lado me recarga las pilas y consiguió que toda mi tristeza y mi cabreo con el mundo desapareciesen de un plumazo.

Él no es consciente de lo que hizo hoy, claro que le puse al día de cómo me van las cosas y sigue mi blog, pero sin quererlo apareció cuando más necesitaba una mano amiga, y a él si le dejo decirme ”es que las cosas son así” y sabe que me revelo contra eso, pero dicho por el me parece menos malo.

Me sorprendió no sentir el deseo y la fragilidad que sentía cuando estaba a su lado. Como con una leve caricia podía deshacerme en cachitos de tantas emociones que sentía por él. Todo esto fue sustituido por el cariño, el afecto, el respeto, un poco de preocupación por saber cómo se siente en este momento de su vida y el agradecimiento infinito de conservarlo en mi vida como amigo.

No me pude resistir a preguntarle que nos había pasado y la respuesta era conocida: ”no eres tú, soy yo, yo me exijo a mí mismo mis cosas”. Y ahí me liberó, porque yo no puedo, ni podía hacer nada, escapa de mi radio de acción.

Lola, estaré para ti siempre que lo necesites.

No tardes en volver.

El reencuentro

La salida del armario

 

Este fin de semana me fui a visitar a mi hermano para ver a mis sobrinos y mi cuñada pero también para “salir del armario” con el poliamor.

La primera pregunta que seguro os hacéis es porque. Tenía una necesidad imperiosa de ser coherente y honesta con mi vida, y así como tengo claro que mis padres se quedarán al margen de momento, me apetecía no esconderles nada a mi hermano y mi cuñada.

Llegue el viernes con una ola de calor inesperada para esta época del año. Hay una tradición que siempre hacemos mi cuñada y yo que es prepararnos unos Martinis antes de la cena para relajarnos después de acostar a mis tres sobrinos, y charlar un poco. Así que me agarré al Martini y tras el primer sorbo solté la bomba. ¿Sabéis lo que es el poliamor? Mi cuñada y mi hermano me miraron en plan “que tema más raro” y empecé a explicarles.

Bien, yo me había preparado para todos los tópicos. Hace meses lo pasé con mis amigas y las reacciones suelen ser las mismas. Así que aquí van algunas:

-pero ¿Por qué? ¿No estáis bien tu pareja y tú?

-te vas a pillar algo, el sida, una ets,…supongo que utilizarás condón ¿no?

-estáis jugando con fuego porque si se enamora más de la otra persona y te deja colgada….

-¿lo saben las niñas? ¿Qué pasa con ellas? Vosotros sois adultos pero ellas ¿vas a meter un tio/a en casa?

-ahora te ha dado por follar, las crisis en la pareja son normales ya pasará.

-eso es que no has encontrado a la persona, en cuanto la encuentres se te pasaran estas tonterías.

-¿tu dejas que tu marido se vaya con otra? No lo entiendo.

-con el tema de Siete:¿ahora eres bisexual?

-¿Cómo haceis con el dinero? Porque sois una familia y si quedas con alguien a cenar eso se lo estás quitando a la economía familiar.

Podría poner más pero básicamente sobre estos temas se desarrolló la conversación. Mi cuñada me preguntó un montón de cosas, mi hermano se quedó mudo y le dio varios sorbos al Martini que odia.

A mi me invadió una tristeza enorme, porque aunque me sentí respetada totalmente y “casi nada” juzgada, vi que se preocupaban mogollón. No conseguí transmitirles que es mi opción de vida y que me hace feliz porque es el camino donde quiero estar. Creo también que el hecho de que fuese yo sola a visitarlos los alarmó. Si se lo hubiésemos contado juntos, mi pareja y yo, creo que se habrían quedado más tranquilos.

Al día siguiente no me preguntaron nada, ni al siguiente. El domingo me fui con gente de la comunidad poliamor de esta ciudad y a la vuelta tampoco me preguntaron nada, un simple ¿todo bien? Creo que lo están procesando, necesitan tiempo y vernos en familia para comprender que todo está bien. Se quedaron solo con el tema de “pareja abierta” simplificado a: vale los dos hacéis lo que os da la gana, y no consiguieron entender el poliamor. El tema de sentir amor por varias personas simplemente les parece imposible. Les entiendo perfectamente, yo también lo creía, y ellos viven con plenitud y cómodos en el modelo de la media naranja.

Ahora creo que solo el tiempo y más información, si ellos quieren, hará que las cosas se normalicen y se sientan tranquilos. Mientras tendré la llamada de vez en cuando preguntando como va todo sin preguntar directamente, y su respeto, eso siempre. Ese es el verdadero acto de amor.

Dejé caer la bomba y soy consciente de que herí sus sensibilidades. Intenté ser cuidadosa con un tema que ataca directamente su sistema de creencias y que no pueden ni quieren entender, de momento. Y aunque hubo silencios analíticos, también hubo respeto a mi individualidad y a la necesidad de compartirlo con ellos, y estoy infinitamente agradecida por dejarme decirlo sin sacarme mucho los colores.

Tiempo, eso es lo que necesitamos para reposar la emociones.

Confianza, en que esta opción es la correcta para mí y que me aportará todas las cosas que necesito.

Amor, mucho amor.

La salida del armario

La opinión de un hombre

Ayer tuve uno de los peores días que recuerdo en mucho tiempo.

Muchos eran los frentes ayer que tuve que abordar y el día empeoraba. No suelo escribir post cabreada porque pierdo perspectiva, pero ayer necesitaba hablar con alguien.

Hay un hombre que me escribe al correo del blog desde hace un tiempo, me ha comentado su situación y mantenemos un dialogo vía mail sobre algunos desafíos que se ha encontrado en esto de abrir la pareja.

Ayer abrí el correo y le vomité a él, toda la mierda que llevaba dentro y su respuesta me reconcilió con el mundo.

Gracias J, tus palabras me dieron fuerzas.

Este fue mi mail:

«pues iba a hacer eso cuando la triste realidad me dio otra bofetada.

Siento la injusticia en mis carnes y tengo un cabreo filipino, el tema es que me prometí no escribir ningún post cabreada para no arrepentirme luego, así que voy a aprovechar y contártelo a ti.

agggggggggrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr, estaba en el médico esperando hablando con mi pareja y de repente le llega un wup. Te resumo brevemente. Contactó hace unos meses con un antiguo amor de instituto, un amor platónico y hace tres fines de semana después de contactos por facebook decidieron tomarse un café en Ourense (mi marido estaba cuidando de su madre), y retomaron el contacto como amigos. Él no se atrevió a contarle nada en directo para no asustarla. Ella está separada. Cuando volvió a casa me dijo que  le encantaba, y que iba a escribirle un mail explicándole todo y lo que quería con ella.

Lo hizo.

Respuesta de la chica: primero sorpresa al leer todo aquello y le pidió tiempo para digerirlo.

Wup de hoy:» creo que eres un valiente, ahora mismo no sé si tengo ganas de abrazarte y besarte o salir corriendo, así que mejor lo primero».

Yo al lado pensé: que huevos tiene la tía. Le ha echado un par y pensé en los hombres que había conocido yo que tienen polla pero no huevos.

El otro día discutía con “Hermano mayor” que creo que influye el género. Yo tengo el privilegio por tener coño de tener más posibilidades, infinitas, para follar pero ninguno tiene huevos para intentarlo. En cuanto hay una emoción, a la mierda, y rabito entre las piernas.
 

Mi pareja en cambio no tiene posibilidades ningunas para follar porque es un hombre casado, pero las mujeres que se quedan a escuchar la historia prueban a tener una relación afectiva.

Hoy le di pena, y eso ya fue la gota que colmó el vaso, porque me dio la razón, y no es justo. Hace meses tuvimos una pelotera por este tema, y le facilité porque se quejaba de que no conseguía tener tantas oportunidades como yo, y en esos momentos  él estaba empezando dos relaciones afectivas, que finalmente se están consolidando. ¿Posibilidades? posibilidades de mierda, le dije yo. Y no quería entenderlo hasta hoy, que vio la diferencia, como una persona que quiere ser poliamorosa como yo no encuentra un hombre valiente que quiera intentarlo. En cambio, y aquí cobra fuerza mi teoría del género, Siete le echó un par.

No entiendo nada .Si somos fuertes porque lo somos, si decimos que queremos follar no se entiende y eres una guarra, si dices que tienes las cosas  claras eres una soberbia y das miedo,… estoy hasta el coño.

Estoy en un planeta de mierda donde los hombres no encuentran su sitio, se sienten desafiados y desnortados. Miento, mi marido no, y me siento tremendamente afortunada, valorada, respetada, comprendida, pero él ha cogido el toro por los cuernos y se lo ha currado. Todo lo que me he encontrado hasta ahora se mostraban interesados por un mundo de libertad pero a la hora de la verdad quieren ser únicos, se sienten inseguros con mi libertad, y es la leche porque eso que les encanta de mí también les aleja. Buffffffffffff quiero llorar de impotencia, la verdad.

Lo siento, hoy tengo un mal día y no voy a negarlo, voy a vivirlo de la manera más deprimente posible dentro de lo posible porque hoy he tenido una reunión a las 10.30, empiezo una obra el lunes, a las tres médico, a las cuatro mi hija mayor, a las cinco fui a por la del medio a inglés, a las seis llevé a la mayor con el arpa al conservatorio y recogí a la pequeña, y mientras estuve organizando un curso de gestión emocional con unos alemanes haciendo todo lo indecible para conseguir gente y que no se fuese a la mierda. Todavía no me volví loca pero hubiese agradecido una palabra amable como la tuya pero de mis hombres con polla y sin huevos. Menos mal que Siete está ahí y como me jode la diferencia, me encantaría poder decir que todos ellos me apoyan como yo a ellos, porque yo si se lo que les preocupa y como están, y me alegro por sus éxitos y escucho sus fracasos.

Hoy no me reconozco, estoy agotada y no quiero que mi marido me mire con pena. Abrí esta puerta porque lo necesitaba pero también para los dos, he sostenido todo el proceso como una jabata y tengo sensación agridulce. No quiero ser injusta con Siete y con mi pareja ( aunque me las haya hecho pasar putas con el victimismo) ellos si me reconocen y aprecian.

En fin, pasará, mi naturaleza es optimista y saldré reforzada.

Vaya chapa, lo siento, necesitaba vomitar.

gracias

bbb»

 

Su respuesta tardó dos horas, ni siquiera esperaba que me contestase porque ponía el tema de género encima de la mesa sabiendo que a lo mejor yo también soy injusta.

Y llegó.

El mail de J:

Buuuuffff. No te queda nada. Así que sigue echándolo fuera, porque lo necesitas. Y además tienes razón y la mala noticia es que no tiene fácil solución, así que si te gustan los retos (ya lo sabes) estás con uno de campeonato, así que échale los huevos o los ovarios que necesites y a por ello. Pero primero echa el cabreo fuera y ánimo con la gestión emocional.

No hay mucho que pueda decirte y nada que no sepas tú y además es difícil de cambiar. Lo primero, lo básico es que sí, es una mierda, pero estamos en una sociedad machista, es lo que hay. Pero ya lo fue más, y valientes como tú hacen que los hombres nos enfrentemos a los cambios (que vosotras nos exigís) y que finalmente la sociedad avance, gracias a ti y a las tuyas.

El reto no es fácil: pedirle a un tío que se deje llevar y a ver qué pasa, sin mentiras, disfrutando los dos en plano de igualdad. Toma!!! Respetando al otro y al tercero o terceros (porque lo poli afecta a muchos). Y dice poco por los míos, claro, los que tenemos polla y esa dificultad de manifestar sentimientos, de enfrentarnos a los miedos y a nuestras inseguridades que muchas veces ni siquiera reconocemos y directamente negamos. Y entonces reaccionamos con violencia y menospreciamos al otro, proyectamos nuestras debilidades tratando de machacar al otro (o a la otra, como lamentablemente vemos con el feminicidio), nos reímos del diferente. Dile a tu marido que vaya al gimnasio y diga en el vestuario que tiene un matrimonio abierto y que tanto él como su mujer follan con quien quiere y haz tú lo mismo en el tuyo y luego contaos las reacciones.

Sois mucho mejores que nosotros: más valientes, más decididas, más sinceras. Que está claro que hay de todo, pero mira a Siete y su complicada vida y cómo apuesta por la persona. Sois abnegadas, generosas y complicadas, por eso nos volvéis locos. Pero no pretendas construir Roma en un día, no pretendas que las pollas de tu entorno se olviden de miles de años de cultura predominantemente machista y reconozcan ante ti (y sobre todo, ante ellos mismos) que son débiles, inseguros o que están perdidos. Mira a tu alrededor y lee, comprueba cómo proyectamos en vosotras nuestra mirada torva, cómo si no sabemos tocaros es que sois frígidas, cómo si ya no os atraemos es que nos habéis disgustado… Todo es culpa vuestra, decimos; y eres consciente de la gran falacia, así que sí: cabréate y con razón, llora y échalo fuera porque necesitas recobrar esa serenidad y la perspectiva, descansar y recobrar las fuerzas para seguir luchando, porque lo estás haciendo: has cambiado al hombre que amas e influyes en las personas de tu entorno, has sobrevivido a la proyección victimista del macho herido (ahora sabes que no era cierto, no era víctima tuya sino de él mismo y de sus circunstancias -y de las adquiridas y heredadas-). Y estás cambiando a otras personas que merecen tu atención, algunas lo ven y lo agradecen y habrá quien se rebele ante lo nuevo, ante lo desconocido y prefiera volver al terreno de lo seguro, donde el león elige a la gacela y si te he visto no me acuerdo. Pero es su decisión, no la tuya, así que si alguien te decepciona tendrás que ver si frustra las esperanzas que depositaste en él (pensabas que era «gacelo» y resultó león) o si todavía hay esperanza de avanzar en el nuevo camino.

La segunda mala noticia, me temo, es que encontrarás a un montón de personas dispuestas a follar pero muy pocas valientes para enfrentarse al nuevo reto que supone el poliamor. Y sí es cuestión de género, por eso tu marido tiene pocas relaciones y de calidad y tú muchas y te encuentras que la de calidad es Siete. La buena noticia es que tíos gacela los hay y que seguro que los encuentras. Porque las gacelas tienden a encontrarse (igual no en Tinder) y se reconocen.

Así que ánimo y descansa, mañana es otro día y seguro que lo ves mejor, porque el problema no habrá cambiado, habrás cambiado tú y tu perspectiva. Y podrás con ello, igual que hasta ahora.

Buenas noches

J”

La opinión de un hombre

El rum rum

Tengo un rum rum en el cuerpo que no sé. Llevo una semana para escribir en el blog. Empecé dos entradas diferentes y cuando llegaba a un punto no era capaz de seguir. Así que aplique la máxima del “camino de menor resistencia”, si no sale pues no sale.
Es curioso porque quería contar como me había ido la semana con el poliamor y las cosas no van del todo bien.

Esta semana he notado mucho las ausencias y eso me ha afectado. Paralelamente, mi pareja que lleva una relación a distancia, está viviendo sus propios desafíos, y es de coña porque tenemos problemas comunes, aunque mis relaciones estén mucho más cerca.

Uno de los problemas más grandes es cuadrar la agenda. Las vidas diarias se complican y buscar huecos para encontrarse es una tarea inmensa. Reuniones de trabajo, niñas, obligaciones cotidianas, hacen que sea como escalar el Everest. Eso es lo que he sentido la semana pasada. Todas mis ilusiones estaban puestas en reencontrarme con dos de mis relaciones y no ha podido ser.

Menos mal que el wup y las llamadas de teléfono me han tenido conectada a Siete, su semana enferma ha sido menos mala y yo he podido apoyarla aunque sea en la distancia. Nos volveremos a reencontrar en diciembre para mi cumple, y mientras intentaremos estar conectadas y cuidarnos.

Hacia mitad de semana pasó algo y no soy capaz de salir de esa sensación pesada. No sé qué me pasa con Easy pero lo que es fluido por una parte, es denso y pesado por otra.
Vaya!, estaba escribiendo este post y sentí unas ganas tremendas de decirle como me siento con él y le he escrito. Creo que no sabemos darle forma a algo que desde un principio parece irreconciliable. Un monógamo convencido y con sus necesidades claras, y una poliamorosa con ganas de sentir sin poner etiquetas, está claro que se pone la cosa difícil. Para acabarla de joder el destino nos pone la trampa del sexo para complicarlo más. Mi cuerpo reconoce el suyo de manera pasmosa, y es con el cuerpo como nos comunicamos de manera más auténtica. Le siento de forma intensa y creo que él a mí también, y esto es una putada porque las sensaciones son tan fuertes que enganchan.

Es toda la otra parte la que es densa. La comunicación desde un principio fue buena, él se sintió cómodo para contarme cualquier cosa incluso como era su situación actual, su estado de ánimo. Yo ya intuía donde me metía y tuve que protegerme para no caer en el rollo salvadora que tanto daño hace a las dos partes. Creo que no he sabido, no he podido o no he llegado a él.

Es curioso porque me ha dicho que no iba a molestarme más y no ha entendido que quería todo lo contrario, quería estar. Me hizo sentir viva el primer día que nos conocimos, fue como ampliar las sensaciones físicas al máximo, pero nos hemos ido marchitando con el tiempo.

Esta noche apenas he dormido, estaba preocupada por él. Yo tenía ilusión de pasar medio fin de semana con él pero unas circunstancias jodidas le han impedido estar conmigo, y yo necesitaba saber cómo estaba para no preocuparme y no lo ha querido compartir.

He respetado sus silencios tan curativos a veces, pero el subconsciente me ha jugado una mala pasada y la bolita en el estómago ha vuelto esta mañana.

Parece que no puede ser y no sé porque. Yo que soy tan amante de entenderlo todo y aquí no soy capaz.

Me ha dicho hace unos momentos que no quiere contar las cosas que le preocupan, que necesita su tiempo. Eso sí puedo entenderlo ¿podrá entender él que yo sí quiero compartir las mías? Le he dicho que me siento insegura y es por esto, todavía no sabemos cómo somos, que cosas nos hacen sentir bien y cuales mal, que cosas queremos compartir y apoyar y cuáles no.

Hoy lo veo todo gris y normalmente soy bastante rosa, jajajajajaja. El tiempo está plomizo, es lunes, estoy preocupada por otras cosas que yo no puedo solucionar, no sé cómo mimarme hoy, así que voy a dejarlo en manos de otros y a ver que sorpresas me depara el día.

Quiero ganar-ganar y voy a intentar que no perdamos los dos, pero si no lo consigo simplemente lo dejaré fluir como una hoja de otoño.

El rum rum

Fin del fin de semana

Estoy satisfecha.

El viernes escribía sobre cómo me estaba sintiendo con respecto a que mi pareja se fuese de fin de semana con su relación, y aunque fue duro utilicé el post para trabajar sobre mis sentimientos y pasó algo mágico.

A los cinco minutos de colgarlo me entra un mensaje a través del Facebook de una amiga “monógama con inquietudes”(como se llama ella) que sigue mi blog y conocí en el Opencon, para darme un abrazo virtual. Yo estaba en modo osito de peluche, así que lo recibí como un auténtico regalo, primero porque venía de ella y a pesar de estar separadas 600 km los corazones están ahí conectados, y segundo porque me recuerda que la comunidad de poliamorosos nos cuidamos mucho y sentir ese calor es maravilloso en momentos de flaqueza.

El sábado se presentaba largo y cansado porque estaba sola con las peques, y aunque tenía un cumpleaños de esos terroríficos de bolas para dos de ellas, el hecho de entrar en un centro comercial para dejarlas me produce un dolor de cabeza insoportable. Allá me fui y aproveché para hacerme un regalito: pasar una mañana de chicas, yo y mi hija de 10 años. La verdad, como estábamos en un centro comercial tenía un miedo atroz a preguntar qué hacemos y que la respuesta fuese: compras. Menos mal que son seres de otro planeta (algo pillan de esta educación alternativa) y me dijo que cualquier cosa que hiciésemos al estar juntas le parecería bien. Fue genial ver abrazadas los bocetos de una expo sobre animación, «La novia cadáver» nos flipa.

Por la tarde breve mensaje a mi pareja de cómo iba todo y” respuesta emoticono besito todo bien”. Y me sentí aliviada, súper aliviada y muy contenta por él.

Empecé a notarme nerviosa porque Siete venía a dormir, por muchas razones: estaban mis hijas, en principio venía con su hija, era nuestra segunda “cita”, iba a ver mi desastre de casa, pero en el fondo me di cuenta de lo mucho que necesitaba verla. Cruzó la puerta y mis nervios desaparecieron en cuanto pude abrazarla.

Siete me hace sentir cómoda, relajada, sexy, deseada, cuidada, escuchada. Por fin pude tener la conversación que quería para poder decirle que aunque soy poliamorosa y todo este rollo de tiempos, calendarios, organización, otras personas…quiero que se sienta especial aunque no sea la única. Hablarle de las otras personas que comparten mi vida me costó mucho, tenía miedo y esto no me había pasado con nadie, lo cual me dio pistas de lo que me importa. Una botellita de vino blanco ayudó a abordar todos esos límites que tenía y que necesitaba expresarle. Y su respuesta fue hablar de futuro y aluciné. No de tener una relación seria, ni siquiera ponerle un nombre sino simplemente dejarse llevar, aceptando que las dos tenemos vidas complicadas pero que nos apetece vivir los momentos y para eso tenemos que organizarnos. Ella viajará mucho en los próximos meses y quiero aprovechar para conocernos y construir algo que nos llene a las dos.

No pudo quedarse porque tenía que volver con su hija, pero compartimos un momento de intimidad y complicidad especial, y al irse me dijo: “vente mañana a tomar algo que quiero presentarte a una amiga”.

En cuanto cerré la puerta pensé en lo que significaba meterme en su vida, en reconocer que existo,nunca me lo habían pedido y eso me hizo sentir especial, y fue un sentimiento que me sobrecogió porque siempre soy yo la que intento que se sientan especiales, en agradarles, en sorprenderles, en cubrir todas aquellas cosas que nunca podré darles. Me siento la responsable de meterlos en una vida que algunos no conocen aunque eligen probar libremente, pero voy con pies de plomo para cuidarlos y cuidarme. Y va Siete y con una simple frase le dio sentido a todo, como me dijo mi amiga “monógama con inquietudes” ya llegará alguien especial, tu no abandones.Cuanta razón!

Así llegó el domingo con el subidón de formar parte de algo, de una nueva historia que no sabemos hacia dónde va pero que estamos viviendo sin miedo y con intensidad.

Mi pareja tuvo un fin de semana fantástico donde pudo afianzar su relación y al intercambiar experiencias ambos sentimos la compersión. Así que nos dedicamos a nosotros para volver a conectar nuestro vínculo y darnos cuenta de la suerte que tenemos, que aunque el camino ha sido durísimo nos hemos visto recompensados con personas maravillosas que quieren compartir trocitos de su vida.

Empecé de poliamorosa sola el viernes trabajando emociones, miedos, inseguridades y límites y acabé acariciando la espalda de Siete mientras cenábamos , con las manos entrelazadas ,tocándonos la piernas por debajo de la mesa, mimándonos y conversando con alguien que forma parte de su vida cotidiana como la cosa más normal del mundo.

Nos despedimos con besos y abrazos sabiendo que un montón de kilómetros nos separan esta semana pero que estamos a milímetros en pensamientos y emociones, y yo ya no volví a sentirme una poliamorosa sola.

Fin del fin de semana

Poliamorosa sola

Siempre pensé que la primera en irse de fin de semana con alguien sería yo. ¿Por qué? Decidí esta opción porque mi naturaleza es tener una relación poliamorosa y llevo 8 meses intentándolo, pero no lo he conseguido.

En mi sueño encontraba una persona con la que tener una relación afectiva-amorosa, mi pareja lo llevaba súper bien, todo era paz y armonía, y yo disfrutaba de un fin de semana con mi relación poliamorosa en un spa.

La realidad es que solo he conseguido tener una relación abierta. Mi pareja y yo tras superar innumerables montañas rusas estamos disfrutando de un momento muy estable, firme y seguro de nuestra relación. Hemos empezado a sentir y vivir la COMPERSIÓN y se puede decir que estamos en un nivel muy bueno de comunicación, honestidad y trabajo en equipo, pero no he conseguido tener una relación de poliamor.

Hoy mi pareja está realizando mi ansiado sueño y tengo sentimientos encontrados. Él está empezando a construir una relación afectiva y va a pasar todo el fin de semana con ella. Cruzo los dedos para que todo salga bien porque esa energía positiva alimentará también nuestra relación. Han trabajado mucho sobre su encuentro y los posibles escenarios y me siento orgullosa de él, porque si no hay química pues pasarán el fin de semana como amigos. La verdad es que me ha sorprendido su madurez y la forma de llevarlo.

El lado negativo de esta historia es que me recuerda que yo no consigo ese tipo de relación. Todos los amantes que han pasado por mi vida en estos meses han desaparecido en cuanto aparecían la posibilidad de tener sentimientos. Es verdad que solo lo sentí con uno y fue doloroso porque “parecía” posible.

Actualmente tengo una relación de compañero sexual, la cual me ha costado mucho encuadrar porque he tenido que reevaluar mi propia ética, y dos relaciones en construcción. Parece mucho pero apenas los veo, o por lo menos no los veo todo lo que me gustaría.

Mis relaciones en construcción tienen una cosa en común y una diferencia. Son un hombre y una mujer. A priori podría parecer que tienen formas distintas de relacionarse o que buscan cosas distintas, pues no. Lo común, ambos son monógamos y buscan una compañera para compartir su vida. Él quiere lo que yo tengo, una pareja estable, niñas, perro,… una vida montada, y ella alguien que comparta su vida y le ayude a educar a su hija.

Entraron en mi vida hace poco pero tienen algo especial. Estoy en un momento de calma donde quiero vivir los momentos, sin más, sin rayarme ni proyectar. Con él, aunque nos hemos visto poco, hemos hablado mucho sobre el tipo de relación, y cuando le escuché decir “no me voy a permitir enamorarme de ti” lo entendí, pero algo se removió en mi interior. En ese momento pensé: bueno, entonces ¿yo que hago? ¿Voy a permitirme enamorarme de alguien que nunca va a corresponderme? Es un auténtico suicidio emocional.

Con ella, la conversación transcurrió de la siguiente manera. Ella me dijo que no tenía la energía suficiente para soportar una relación amorosa lesbiana ahora mismo. Yo ojiplática contesté: “yo no soy lesbiana y no te pido nada». Creo que esa aclaración ayudó porque “Siete” si se ha lanzado a probar y ver que vamos construyendo juntas.

¿Cuánto puedo mandar yo sobre mis emociones? La respuesta es no lo sé. “Hermano mayor” me diría “sal corriendo” y me recordaría que busque relaciones con gente poliamorosa, esa que no existe en Galicia, o si existe está tan oculta como la Santa Compaña.

Hoy tenía planeado todo mi día, había decidido cuidarme ante el fin de semana que se avecinaba. Coloqué a las niñas, adelanté trabajo y tenía dos posibles encuentros que me apetecían mucho y creo que necesitaba para estar súper fuerte.

Uno se cayó ayer por logística ya lo esperaba, y esta mañana mi posibilidad de seguir construyendo un poquito más con “Easy” y recibir unos mimos se tuvo que cancelar por enfermedad. Estas cosas pasan!

Rápidamente me puse a buscar alternativas pero el tao hizo que todas mis amigas estuviesen ocupadas, así que el mensaje de hoy era: “debes pasarlo sola y aprender”. Y aquí estoy, aprendiendo a pasar los momentos de soledad de manera consciente.

He de reconocer que estoy un poco melancólica y que analizar mi situación actual en el poliamor sintiéndome poliamorosa ,y sin poder serlo, me jode. Estoy rodeada de gente prudente que es lista se protege y se cuida, pero que poniendo sus límites no sé muy bien cómo hacer. Cuando Easy me dijo que no quería enamorase algo en mi cabeza hizo click en plan “pues no hagas que se enamore de ti”. Y eso me ha descolocado porque no sé cómo ser. Mi naturaleza sería ser como soy e intentar seducirle, pero siento que tengo una parte de responsabilidad y es como si me hubiese pedido que no lo haga. Bufff , es un poco rayada, lo sé.

Ética Promiscua habla de los “unicornios”. Son aquellas personas que se suman a una relación existente y tienen una relación con uno de los miembros. Tienen sus derechos igual que el miembro de la pareja, sus acuerdos, sus tiempos y por supuesto sus cuidados. La mayoría siente que no pueden pedirte nada, que están ahí para los tiempos de “descuento” y no es verdad. Somos los poliamorosos los que tenemos que estar detrás recordando que estamos ahí deseosos de escucharlos y compartir.

Yo mantengo conversaciones de lo más cotidiano con mis unicornios, pero siento que cuando quieren decirme cosas importantes sobre nuestra relación se cortan. Así que allá voy yo adelantándome a sus posibles necesidades, preguntando o intentando adivinar, sintiéndome una pesada o sobrecargándome. Pero lo peor, no me estoy dando todo lo que me gustaría y con ello tampoco me estoy permitiendo sentir, en el fondo seguramente me estoy contagiando de esa prudencia que manda mensajes de “enamorarse no es lo conveniente en este caso”.

Me gustaría pasar un fin de semana con mis unicornios y vivir la experiencia de tener TIEMPO, no solo unas horas de pasión y complicidad sabiendo que tienes que salir corriendo. Siete ya me lo ha propuesto y seguramente lo haremos.

Ahora toca ir construyendo poco a poco. Son especiales, y me gustaría contagiarles un poco de mi locura y vivirlo con cabeza, corazón y alma.

Poliamorosa sola