El jodido papel de estar en el medio

A menudo me encuentro en las parejas abiertas el rol de la persona que está en medio. Yo lo he vivido en mis carnes en unas cuantas ocasiones y desde luego me parece un lugar bastante difícil. No es por quitarle valor a los otros roles pero hoy me gustaría centrarme en este.

La persona que hace de vértice entre dos relaciones vive a menudo en un examen continuo. Si se añade que además eres la persona que has propuesto abrir la relación el nivel de exigencia es máximo. No te puedes equivocar JAMAS, tienes que tener en tu haber una batería de herramientas de gestión emocional nivel diosa, COMPRESIVA, EMPATICA, MEDIADORA y muchas veces trapecista. Hagas o no hagas todo caerá sobre ti.

Tienes además que tener TOTAL conocimiento y preocupación por las necesidades de las otras personas y dejar en último lugar las tuyas. Es tal el agotamiento a veces, que ni te acuerdas de que tenías necesidades propias. A esto contribuye muchas veces ese sentimiento de culpa jodido que se te pega por ser honesta con tus emociones y sentimientos.

Quieres tu libertad, el cuidado de las personas, que todas estén bien, que se hable todo, que se acuerde todo para que nadie se sienta excluido o menos o jerarquizado, apoyar todos los procesos y respetar los tiempos, vamos una puta locura, así de claro.

Las personas que hemos estado ahí creo que hemos ido aprendiendo a base de darnos hostias un día sí y otro también. ¿Porque? será porque no hay modelos de referencia que copiar, seguir, reproducir. Entramos en terreno pantanoso con muchos más ingredientes en la ensalada que lechuga y tomate. Ahora hay que encontrar el aliño perfecto para que combinen zanahorias, maíz, aceitunas,… y sepa bien. No hay recetas, y lo que te vale a ti a mí a lo mejor no me funciona.

La primera vez que yo estuve en medio me quise morir. Me olvide de mi persona para cuidar con algodones a mi pareja, le acababa de joder la vida, él tenía que decidir si aceptar a esta loca o dejarla. Decidió quedarse y para mí se mezclaron varias cosas: admiración, agradecimiento, reconocimiento y una deuda. Si, si, una deuda. Me dejaba ser. Suena fatal, lo sé, pero así me sentí por momentos, que él me dejaba experimentar esta locura que seguramente se me pasaría con el tiempo.

Ese sentimiento de deuda-culpa me convirtió en salvadora y por supuesto a él en victima sobradamente justificada. Si alguien no se ha leído el libro del Triángulo dramático de Karpman que lo haga ya, porque el papel de salvadora es lo peorcito que puedes hacer. Solo  la victima puede salir del triángulo con consciencia, aceptar su responsabilidad y tomar sus propias decisiones  igual que hace el que “oprime”. En todo este triangulo de roles hace falta mucha consciencia de donde está cada quien.

Nadie quiere ser el malo o la mala, y mucho menos hacer daño a la persona amada. Entonces ¿Cómo lo hacemos? Buscar mi libertad o identidad menoscaba la tuya porque si el vínculo está basado en YO SOY en función de lo que soy para ti, la jodimos. Pero es así como nos venden la peli. Conexión suprema espiritual, electrones entrelazados con leyenda de hilo rojo, le siento-le noto aunque no estemos en el mismo planeta,….vamos que yo he tenido unas cuantas de estas y varias veces.

Creo que tenemos que empezar a decir lo jodido que es estar en el medio a las personas con las que nos relacionamos, que no tenemos todas las respuestas, que también dudamos y que sobre todo notamos mucha presión. Que claro que intentamos tener empatía pero ni siquiera nos permitimos tener autoempatia, que necesitamos descansar de proponer y proponer, y de gestionar y gestionar. Que necesitamos un poco de espacio para el autocuidado sin sentir que abandonamos. Tenemos que gritar lo jodido que es y no recibir la respuesta típica “tú te lo has buscado”.

Sí, me lo busqué, porque seguro estaba aburrida de la vida, soy inconformista y todo me parecía una mierda. No quería seguir viviendo en el día de la marmota, quería escribir mi propio guion. Y seguramente ya contaba que fácil no era, pero estar siempre bajo el chantaje emocional es jodido. Y con esto no digo que mis derechos tienen que pasar por encima de los de nadie, no se trata de eso.

A menudo he sentido que cuando se ha dado esta situación la persona que tengo delante deja de hablar como una persona adulta y conecta con su más tierna infancia. El dialogo ya no está en el mismo nivel, comienzan las situaciones de poder, se abre el grifo del dolor, apenas se puede pensar con claridad, o vamos directamente a la venganza. La persona me ha quitado mi lugar, y con él todas mis acciones, lo conocido, lo que me funciona, lo que se, lo que soy. Es como quitar la alfombra de un tirón y caes hacia atrás. La persona que tienes delante entonces alarga la mano para evitar que te caigas pero el daño está hecho. Y ese agarre solo es un parche.

Estoy pensando últimamente en lo interesante que sería dejarse caer. Curarse del golpe y levantarse para encarar o darse la vuelta, pero no agarrarse como un clavo ardiendo para evitar el golpe. Son elucubraciones, pienso en cómo podía haberlo hecho yo.

Hace tiempo que acompaño a personas que están en el medio y muchas veces me jode lo que sufren y todo el trabajito que hacen, leyendo, con un montón de sesiones de terapia, trabajándose para ser lo más conscientes posibles de lo que les pasa y lo que les pasa a las demás. También acompaño a las otras partes, las que les movieron la alfombra y quieren entender esta movida para saber si se encaran o se dan la vuelta. Mi admiración a ambas, siempre me parece muy valiente la gente que no solo se mete en esta movida sino que quiere entenderla.

Es jodido, duro, desafiante, agotador, pero no muy diferente de las relaciones convencionales, todas tienen luces y sombras.

Ayer me decía mi supervisora que este sería un buen trabajo de fin de carrera,  que se necesita estudio sobre los nuevos modelos de relaciones y compartirlo para crear conocimiento. De repente sentí una presión inmensa ¿Qué se yo de esto? Apenas una aprendiz de mi vida.  Acompaño como puedo con las herramientas que se pero llegar a comprender los patrones que hay detrás, buffffffffffff, ahora mismo me supera.

Elucubraciones, de momento es todo lo que puedo aspirar.

El jodido papel de estar en el medio

Curso incómodo

A mediados de Julio me fui a una formación sobre sexualidad para adolescentes. Me pareció una buena oportunidad de formarme en dos temas que me apasionan: la sexualidad ,y los y las adolescentes.

El tema de la sexualidad me parece el eje vertebrador de buena parte de nuestras vidas como seres sexuados que somos. La amatoria, la erótica, las relaciones, son temas que me interesa aprender más. Lamentablemente era un curso de apenas tres días y aunque el profesorado de INCISEX intentó que algunos conceptos básicos nos entrasen en la mente creo que solo llegamos a comprender que el tema es inmenso y requiere mucho estudio. Mi máxima admiración a los sexólogos y sexólogas. Tengo que decir que un lenguaje excesivamente académico tampoco hizo muy digerible las charlas.

Sobre el tema de los adolescentes, que me maravilla, hubo una ponencia súper interesante de un educador, psicólogo con muchísimos años de experiencia que me fascinó. Me gustó mucho como habló de las/los adolescentes sin patologizarlos.

El último día se dedicó a talleres y aquí vino lo más. Me apunté a uno sobre identidades. El tema está de bastante actualidad y la mayoría de participantes éramos educadores formales y no formales que estamos en contacto directo con adolescentes, madres y profesionales de lo social. Comenzamos a hacer una lista de “lios” que aparecen con el tema de la identidad en la adolescencia.

Yo tengo mucho interés en los “lios” como madre de una adolescente y educadora no formal en instituto y dinamizadora juvenil, y tengo la suerte de observar cómo se están creando las relaciones entre los adolescentes, y el tema del poliamor y las relaciones abiertas, como no, está presente. Ellos y ellas están en el mundo, sobre todo en el virtual donde la información está a un clic.

Al comentar este tema en el grupo para saber la opinión del sexólogo que dinamizaba el taller tuve una interesante respuesta. Una profesora de FP que opinaba que el poliamor solo conseguía “liarles la cabeza” y que todos y todas acababan en el psicólogo porque era gente muy frustrada, vamos que este es un tema dañino que hay que evitar a toda costa, que la gente que conoce ella poliamorosa está toda fatal.

No lo voy a negar, tuve que contar hasta diez mil mentalmente para no contestarle desde la indignación. Pensé que tenía bastante desconocimiento sobre el tema y que no era ni el momento ni el lugar para meter mi activismo.

Me jode que la gente piense que somos una panda de tarados y taradas. Me molesta especialmente que la gente piense que ir al psicólogo o a un terapeuta es de desahuciados, enfermos o desquiciados. Que el poliamor es complicarse la vida y la monogamia garantía de salud mental. Todo esto son mitos, generalidades, ignorancia y miedo.

Llevo escribiendo desde el 2015 que para mí el poliamor, las relaciones abiertas, la anarquía relacional,la monogamia… son opciones, todas ellas válidas si son desde la libertad y la honestidad.

Desde el 2016 trabajo con personas monógamas y no monógamas, todas ellas comprometidas con su proyecto de vida, que acuden a la terapia  como una forma de trabajar en sus procesos con consciencia y esto siempre me maravilla y merece todo el respeto del mundo. Hay que tener mucho valor para mirarse y hacerse preguntas. Basta ya de poner una etiqueta a aquellas personas que  hemos sido honestas y hemos pedido ayuda cuando la hemos necesitado porque no podíamos solas.

A mí me ayudaron y la vida me ha colocado ahora del otro lado para acompañar, y mi deseo es que mucha más gente pudiese ver con “normalidad” hacer una terapia tanto como ir al dentista, porque los dolores emocionales son tan jodidos como los de muelas. No hay nada vergonzante en ello.

Pensé que esta mujer solo era capaz de ver la vida desde el prisma de todo son “problemas” en vez de ver opciones. Y no vamos a negar que las cosas no son fáciles, que vida es fácil en el mundo loco que nos ha tocado vivir, pero no me vayas clasificando en el cajón de los incorrectos.

Tenía altas expectativas con este curso, casi siempre me pasa porque voy con un montón de preguntas en la cabeza, y muchas veces no se cubren. Seguiré indagando y aprendiendo a cómo gestionar estas opiniones (mayoritarias) que hacen saltar a mi activista radical

Curso incómodo