He pasado nueve días fuera de mí casa siendo YO, solamente yo.
Acabo de volver de un mundo paralelo donde han pasado un montón de cosas por dentro y por fuera. He podido tocar las emociones con las manos, con el cuerpo, con la mente. He sentido y recuperado la conexión conmigo misma pero sobre todo he vuelto a sentirme despierta.
Creo que necesitaría escribir 20 post para poder contarlo todo y trasmitir todo mi viaje por el mundo de las emociones puras, de las sorpresas, de la fluidez, diossss la fluidez, ahora que le he descubierto no quiero perderla.
Hoy es el primer día de mi vida completamente desnuda. Lloro de tristeza por lo que he dejado, pero como aprendí estos días, estamos tristes porque amamos, y amamos de verdad, no sentimentalmente ni sexualmente, que también, amamos porque somos generosos y celebramos lo afortunados de las cosas de la vida. El regalo de ser y de estar.
En estos días he trabajado con mi “caja” y mi “ser”, también con las conexiones, las que llevaba de casa puestas y otras nuevas. He visto la magia en las sonrisas y el poder de las caricias gratis. Yo que odiaba los abrazos infinitos ahora sé que son como las vitaminas y no puedes vivir sin ellos. También que no necesito casi nada y eso me aligera hasta el infinito. Que puedo sostenerme en el mundo nadando entre los seres, escuchando y curioseando, mirando, observando, aprendiendo, experimentando y sobre todo dejándome sentir.
No sabía que necesitaba tanto esta inmersión total para darme cuenta de que estaba endureciendo mi coraza cada vez más, poniendo barreras para no hacerme daño, para protegerme, cerrándome a no sentir nada para evitar el dolor, y el dolor también es parte de la vida. La lucha contra todo y todos, contra mí misma, contra los paradigmas, contra el sistema, contra aquellos que no saben o no pueden y yo sí, contra las respuestas y las preguntas, contra el amor. ¿Cómo una poliamorosa puede luchar contra el amor? No tiene lógica. Fácil. Cuando tienes tanto amor que dar y recibir te abrumas. He caído en la trampa de la teoría, del activismo, de ser una intelectual del poliamor, y me he olvidado de sentir, de dejarme llevar, de equivocarme, de mandar todas las teorías a la mierda y dejarme fluir.
He tenido que hacer una inmersión total para descomprimirme, desencorsetarme, desaprender mi nuevo paradigma para quedarme con lo más básico: sentir. Encontrarme con otros seres que llevan viviendo el amor de forma libre sin definiciones, como la cosa más natural del mundo, me ha sacado los colores y por momentos me sentí ridícula.
He aprendido también a dejarme cuidar y a confiar, a recibir mimos sin pedirlos, sin pensar si se me iba a pedir algo a continuación, a disfrutar del placer por placer como conversar sin análisis y de manera relajada, a perderme en una mirada profunda para descubrir seres mágicos, a tocar de forma dulce con intención y sin intención, a besar a oscuras y tocar a ciegas, todo esto y mucho más.
Sin duda el aprendizaje apenas acaba de empezar, estoy preparada para dejarme sorprender por el mundo.