Plaf

No sé si os ha pasado pero entre la pandemia y la guerra se me han quitado las ganas de todo.

El amor siempre ha sido mi motor de creatividad y movimiento. Por pasión hago la mayoría de las cosas que hago, pero últimamente no consigo conectar con esa energía. Cuando parece que las cosas se estabilizan, plaf, otra hostia del mundo.

Empecé el año con una separación física y el reto de construir una relación sostenible en la distancia. En el primer reencuentro, que pretendía ser para disfrute, plaf, una de mis hijas al hospital y todos los planes que teníamos a la mierda. Lo bueno, que recibí una ayuda extra en un momento jodido que me vino fenomenal y demostró una vez más lo bueno que es mi pareja en los cuidados.

Nunca pensé que para tener varios vínculos se tiene que dar un contexto favorable, me explico. Si tienes hijas, eres autónoma, tienes personas dependientes a tu cargo, básicamente acabas el día agotada con una sensación de supervivencia constante.

Me encantaría volver a sentir aquella montaña rusa que fue descubrir mi nueva identidad no monógama, llena de retos y personas con las que compartir inquietudes. No me refiero a todas las aventuras, que si las releo en el blog desde la energía que tengo hoy, pienso que era superwoman y hoy sería incapaz de gestionar tantos temas.

Es la energía lo que echo de menos, la vitalidad, la curiosidad, la creatividad, la sorpresa, los debates. Por momentos no es solo que me sienta más mayor, han pasado casi 7 años, es como si ya no fuese un lugar para mi.

Llegué a la identidad nomonógama porque me estaba cuestionando mi propia identidad como mujer. Estaba siendo madre a tiempo completo, y llegó un momento que me sentía desdibujada. De todos es sabido que el agotamiento físico afecta directamente al deseo y yo quería desear y ser deseada no una autómata de la vida.

Ahora que mis hijas son adolescentes, estoy separada y tengo la mitad del tiempo para mí,  podría recuperar el activismo, el blog, los debates, y conocer otras personas, y la verdad es que me siento tan aburrida y poco interesante que ni ganas.

Si soy sincera he perdido la chispa que tenía hace años, una picardía que me alimentaba a mí y conectaba con los y las otras. Recuperar ese brillo supongo es cuestión de abrirse pero después de dos años encerrados y pensando que el futuro ahora es más incierto que nunca no sé yo.

Seguramente hay algo todavía que tengo que hacer pero no estoy sabiendo el que. Estos últimos años creía que era acompañar a personas no monógamas en terapia , pero algo me dice que no es solo eso.

Hay algo para mi esperando , seguro que para cuando esté preparada para acogerlo, no sé si será algo significativo o no, pero mientras tanto voy a seguir la inercia que llevamos todos e intentar disfrutar con la que está cayendo.

Plaf