El sentimiento de estafa

Llevo desde el 2016 acompañando relaciones. Parejas que se abren y se adentran en el mundo del poliamor, parejas monógamas, personas que se suman a una pareja para formar una triada, personas que se cuestionan el modelo tradicional y se sienten desubicadas,…en definitiva personas que buscan respuestas.

En el último año han sido muchos los procesos que he vivido en mis propias carnes y también en algunas de las personas que acompaño, y uno que últimamente se repite mucho es:” ¿de qué me sirve ser poliamoros@ si no puedo llevarlo a cabo? Si solo me trae un montón de gestión y conflictos ¿Dónde está la parte divertida?”

A menudo no sé qué responder. Yo tengo mi respuesta pero es totalmente personal y cuando la comparto veo que nos les satisface. 😦

Para mi ser poliamorosa es vivir con coherencia, poder estar alineada con mis emociones y mi forma de actuar y vivir. Es parte de mi identidad, y aunque no esté viviendo una relación poliamorosa todo el tiempo me siento tremendamente libre.

El poliamor me enseñó que otras formas de querer más sostenibles son posibles para mí. Curó todo lo mal aprendido sobre el amor romántico que repetí en dos matrimonios y un montón de relaciones tóxicas. Con esto no quiero decir que el poliamor sea un milagro y que sea la solución a los problemas relacionales de la gente, no, solo digo que toda la parte de reflexión y sobre todo la práctica me ayudó a crear la persona que soy ahora.

Aveces surge un sentimiento de estafa cuando las personas poliamorosas se enamoran de personas monógamas. A menudo no elegimos de quien nos enamoramos. Un coctel hormonal se pone en marcha para boicotearnos y elegir a la única monógama de la fiesta, jajajaja, así somos.

Aquí comienza la odisea, porque tenemos ese comodín puñetero de la esperanza, y como nuestro propio proceso lo corrobora (nadie nace con el cartel de poliamoroso) nosotras mismas hemos pasado el proceso de convertirnos de una cosa a otra, creemos que la persona amada también podrá hacer ese tránsito.

Para apoyar ese proceso nos convertimos en amados profesores cargados con toda una serie de bibliografía poliamorosa y todo lo que encontremos en la red. Invitamos a nuestra pupila o pupilo a las charlas de poliamor esperanzados de que vea las delicias y ventajas de pertenecer a una comunidad que cada día crece. Y si crece por algo será ¿no?

Dejamos de ver las caras de susto, las posturas de incomodidad, la ansiedad, porque esperamos, esperamos que el milagro se produzca y podamos vivir en el Edén poliamoroso.

En estos años he visto muy poca reconversión de personas monógamas que se ven en una relación con una persona poliamorosa. Diría que en la mayoría de los casos es el poliamoroso el que se ve en la situación de elegir y renuncia. Pasado el tiempo, donde se apuesta por esa relación nueva en formato monógamo, ¿Qué creéis que puede pasar? Yo tengo mi hipótesis.

Yo sufrí estos vaivenes y eso que estaba súper avisada. Mi amigo Jesús me lo dijo:” busca a personas como tú”, pero claro la mayoría son las  otras y además la sociedad ya se encarga de darles la razón. Se añade el ansia por poner en práctica la nueva identidad descubierta.

Ahora estoy en el sosiego, me interesa más el SER que el ESTAR. No necesito estar en múltiples relaciones para volver a sentir la emoción.

Me emociona estar en libertad y en coherencia. Me emociona poder educar dando toda la información no solo una. Me emociona trabajar acompañando a personas que se adentran en el mundo del poliamor, que se cuestionan cosas , que se pierden y se encuentran, que muchas veces les gustaría volver a tomar la pastilla correcta para seguir en Matrix. Me emociona amar en libertad a mi compañero monógamo. Me emociona vivir amando aquí y ahora sin búsquedas, expectativas y esperanzas.

No creo que el poliamor sea una estafa, ni una putada enamorarse de personas que no piensan igual. Creo que la vida nos reta constantemente, que soltar es difícil, pero los aprendizajes están a la vuelta de la esquina.

No hay varita mágica, no hay recetas, no hay gurús del poliamor. Solo hay infinidad de caminos diversos, y ya que vida solo hay una, disfrutemos del paseo.

El sentimiento de estafa