Comienza el verano.

Hoy me voy de vacaciones dos semanas, así que no escribiré en el blog.

Ha estado parado unas semanas y no por falta de cosas que contar, sino de tiempo. Hoy estaba desayunando con mi marido y le comentaba la lista de cosas que no puedo contar en mi blog porque tendrían efecto sobre algunas personas. Fruncí el ceño, la verdad, cuando me miró y dijo:”ya”, pero creo que es una manera de cuidar también a nuestras relaciones.

Así que voy a contar algo que me tiene súper feliz. Ayer, después de tener una mañana de locura de un sitio para otro dejando todo listo para desaparecer, me fui a la playa con las niñas. No sabía que estaba tan cansada hasta que me desperté con un ronquido tipo morsa pensando en quien haría ese ruido espantoso y me di cuenta de que era yo. Espatarrada sobre la toalla, con media babilla, me había quedado frita mientras las niñas corrían como salvajes por la orilla, me encanta esa escena.

Estábamos en la playa pegada a la que me gusta a mí, que es nudista, porque al subir al coche las niñas me pidieron por favor “mamá, la de los desnudos no”. Están en esa edad que se empiezan a avergonzar de su madre y aunque son respetuosas no hay que forzar.

Pasamos la tarde y le mandé un mensaje a “Lola” para saber si estaba en el chiringuito y así pasar a tomarnos algo y despedirme. No estaba pero quedamos en vernos allí para tomar algo.

Hace justamente un año por estas fechas yo hacía la bajada a ese chiringuito temblando. Estaba viviendo una ENR bestial por Lola, comenzaba en el poliamor y no sabía muy bien identificar mis sentimientos. Fue una de las historias más bonitas que he vivido en mi vida, corta, porque tan solo fue un mes y medio pero de una intensidad maravillosa. En agosto se jodió. Se jodió en cuanto yo quise ponerle un nombre, en cuanto quise definirla para entender cómo podía encajarla en mi vida y sobre todo cuando quise ponerle límites a un espíritu libre.

Ayer no temblaba, ha pasado un año y siento un cariño inmenso hacia él que me emociona. No es esa locura que te mantiene en estado alterado. Le quiero muchísimo y él lo sabe, pero ahora le quiero de forma más sana y creo que buena para los dos. Hemos estado este año relacionándonos como amigos, de los de verdad, de los que se apoyan y escuchan, el pobre se ha chupado todas mis desgracias, y yo me he chupado el coñazo del cambio de  su cocina,jajajajajajaja.

Las niñas se sienten cómodas con él así que allí estábamos, nosotros sentados hablando  rozándonos la pierna y ellas de frente mirándonos cada una con su bolsa de patatas. Es muy difícil disimular el cariño que nos tenemos y lo cierto es que yo no quiero ocultárselo a mis hijas. Hablamos de tener una cita a mi vuelta y espero de verdad tenerla, me apetece mucho reconectar con él. Al despedirnos le di un beso en los labios y un abrazo eterno.

El regalo vino entonces. Nos metimos en el coche y mi hija la mayor me dice: “¿mamá, a quien quieres más a Lola o tu amigo javi?”. Ya me imaginaba por donde iba a ir la conversación así que pensé, pues será hoy, y espero que se sientan cómodas para preguntarme lo que quieran.

Le expliqué que no quiero más a uno que a otro sino que son amigos diferentes. Uno es mi amigo y otro es un amigo especial. Por supuesto vino la pregunta de la diferencia entre uno y otro. Con un amigo especial tienes otros sentimientos y haces cosas  por ejemplo como tener una cita. Y me dice la mayor: “¿mamá, te da miedo decir la palabra? Ummmmmmmm aquí sí que me pilló pero entendí de repente. “Ah, como novios, quieres decir”. Se sonrió y dijo sí.

Respiré profundamente y dije: pues si, como novios. Una de las gemelas me dice sin ningún tipo de crítica: “¿a papá no le importa? Y contesto que no, que papá también tiene una amiga especial y las dos gemelas confirman lo que ya saben y dicen:” Claro, M es la novia de papá”. Todo esto como la cosa más normal del mundo.

Aproveché para explicarles porque queremos a más personas y porque las queremos en nuestras vidas, pero sobre todo me interesaba saber lo que pensaban ellas sobre eso, así que les pregunté. La respuesta de las tres fue: “nos parece bien, es vuestra vida”. Aquí yo ya tenía una sonrisa de oreja a oreja y un sentimiento profundo de madre orgullosa, no solo me quedaba tranquila sino que me alucinaba el respeto y la normalidad con la que lo estaban viviendo. A partir de aquí se estableció un dialogo interesante donde se pudieron aclarar todas sus dudas, aproveché para explicarles que lo que para nosotros es normal para el resto no y que no es algo que tengan que comentar en el cole porque mucha gente no lo entendería. Otra vez me dejaron alucinada con la respuesta:  ”claro mamá, no se van contando cosas de la familia por ahí”.

Se acabó el tema igual que vino y nos pusimos a hablar de otras cosas. Mi análisis, mientras todo esté bien, ellas se sientan cuidadas, queridas, atendidas, escuchadas y con sus tiempos no les supone ningún trastorno en sus vidas. Conocen a nuestr@s amigos especiales (novi@s) y les caen bien, también se sienten respetadas por esas personas y sienten el cariño y los afectos y eso no las avergüenza. Son seres maravillosos, claro que no hay que bajar la guardia porque dentro de poco llega la adolescencia, pero la base para hablar tranquilamente está hecha y eso me tranquiliza mucho.

Estamos contentos y orgullosos de nuestras hijas, también nos da pistas de que no lo hemos hecho tan mal y que tenemos mucho amor y que es gracias a eso, al respeto y a la comunicación como hemos llegado hasta aquí.

Ahora a disfrutar del verano y de ellas, mis amores.

Comienza el verano.

FEEDBACK DE LA CHARLA

Eran las 7.30, a las 8 me esperaban en el otro extremo de mi ciudad para dar la charla sobre poliamor. Antes de subirme al bus estaba con una conversación al teléfono y a la vez haciendo el guion de lo que iba a contar en la charla.

Me puse los cascos y me subí al bus un poco agobiada, pensaba que no llegaría puntual y eso me pone muy nerviosa. Me pinté  la raya de los ojos, no me digáis porque pero me sentía coqueta.

En cuanto llegé al centro social me recibió mi anfitrión y tenía curiosidad por  como me iba a presentar. Habíamos hablado que dijese como me conoció realmente y no dijese nada de mi curriculum, me parecía un absurdo.

Había apuntado en un trozo de papel tres ideas para recordar:

-explicar porque no se iba a grabar la charla para publicarla en vimeo y pedir disculpas por esto, pero me parecía que al no ser una charla intelectual simplemente algo íntimo pues no me apetecía mucho compartirlo con el mundo.

-recordar que hablo a título individual que no represento a ningún colectivo ni movimiento ni comunidad, para que nadie se sintiese ofendido o representado por alguien que igual no piensa igual que él. Esto me preocupaba mucho.

-explicar que mi historia es el paso de la monogamia al poliamor, en concreto como se abre una pareja, solo conozco esa situación en primera persona y solo me siento cómoda hablando desde ahí.

Mi anfitrión me dijo que hablase durante 30 min y después 30 min de debate, pero a los 10 min ya no tenía nada interesante que decir , toda mi historia está en mi blog, así que pregunté:¿Por qué estáis aquí?¿que queréis saber del poliamor?¿qué os apetece que os cuente?

Pronto llegaron las preguntas, y estuvimos dos horas debatiendo compartiendo y dialogando. Los temas: los celos, la gestión del tiempo, ser mujer poliamorosa, que dificultades me he encontrado en mi proceso, como se crea una familia siendo poliamoroso,…. La verdad que todos interesantes.

Me sentí tranquila, escuchada y también sentí cómodas a las personitas curiosas que allí estaban. No sabía todas las respuestas y muchas veces dije “no lo sé”. Animé a algunos a crear propuestas y seguir sus propios caminos.

Solo hubo un momento incómodo en el que me sentí juzgada y no era la intención de la persona que después vino a hablar conmigo. Estoy acostumbrada a la crítica y a los prejuicios pero cuando tocan el tema de la maternidad, cuando me dicen “si ya sabías que eras así porque tuviste hijas” no puedo evitarlo y me siento atacada. Esta persona quería entender y yo no tenía una respuesta clara. Llegué al poliamor como una manera de vivir que da respuesta a muchas de mis necesidades y mis ideas, ahora no me siento cómoda con la palabrita de marras y no me siento plenamente identificada.

Creo que siempre tuve una mente curiosa y espíritu crítico, para gran dolor de cabeza de mis padres, pero sobre todo tenía una gran capacidad de amar. Creo que eso fue lo que me trajo hasta aquí, enamorarme de las personas, de las experiencias, de otras culturas, de los gestos, de las palabras escritas cantadas y oídas, de la naturaleza, de las imágenes,… de todo aquello que despierte una emoción.

Así que aquí estamos, fluyendo e intentando responder desde el corazón aunque muchas veces no haya respuestas sencillas.

FEEDBACK DE LA CHARLA

Mi primera charla sobre poliamor

Bueno, voy a probar una nueva faceta.

Hace unos meses en un encuentro feminista un amigo me preguntó si haría una charla sobre poliamor, en el momento le dije que porque no y nunca más me volví a  acordar del tema.

De repente me escribe diciéndome que están organizando unos eventos para todo el mes de junio y que les gustaría contar conmigo. Mmmmm,  millones de ideas pasaron por mi cabeza sobre si era buena idea o no, así que lo hablé con mi pareja y decidí  pensando si me apetecía hacerlo o no.

Queda una semana para la charla y todavía no sé qué voy a  decir. Todo el rollo teórico sobre el poliamor está en los libros y en internet, no voy  aportar nada nuevo sobre eso, así que le pregunté a un amigo poliamor. Su consejo fue: “cuéntalo como me lo contaste a mi como una conversación tomando un café”. Creo que es desde ahí desde donde me sentiré más cómoda. No quiero representar a nadie, ni siquiera quería poner la palabra poliamor en el título porque se nombra ya tanto que ha empezado a molestarme que nos identifiquen con una moda, me siento más cómoda con amor libre , pero entiendo que la palabrita es el gancho.

Allá voy a compartir mi experiencia, a curiosear que quiere saber la gente sobre este tema, a debatir, a escuchar y compartir. Ya os contaré.

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Mi primera charla sobre poliamor

Los juguetes sexuales al lavavajillas

Este fue el primer fin de semana que paso con una de mis parejas poliamorosas. Hasta ahora me había quedado a dormir alguna noche suelta y había salido corriendo por la mañana para atender mis obligaciones. Esta era mi oportunidad de vivir una nueva experiencia de convivencia y con tiempo.

Como  la vida es muy puñetera y no me lo iba a poner fácil, empecé el sábado con una ducha y al secarme empecé a notar ese picor característico de la candidiasis, mierda, mierda, mierda. Llevo una semana tomándome un antibiótico por una infección de garganta y creía que esta vez me libraría de los hongos pero no, y aparecen HOY justo cuando tengo mi cita especial.

Me pongo la cremita de marras pero ya cagándome en todo y me dispongo a hacer un Skype que ya tenía programado de trabajo. Tres horas facilitando, tomando acta y debatiendo me dejaron el cerebro sofrito y un considerable mal humor. A la hora de comer tenía un estrés de la leche y Siete venía a buscarme a las 4.

Me bajo a tomar un café para ver si me despejo y decido que quiero meterme en la batcueva con mis libros, sin hablar con nadie y ahondando en mi mala suerte y la llamo. Me cuelga, la vuelvo a llamar para cancelarlo  todo, no puedo ir al spa con este tema, agrrrrrrrrrrrrrrrrr.

Cuando me coge el teléfono me dice que está a 10 min de mi casa, no quiero ir, quiero morirme pero no me deja, me dice que baje que no tengo excusa.

Hago la bolsa y estoy tan descentrada que me olvido un par de cosas, bajo con cara de niña mala diabólica y me enfrento con vergüenza a decirle todo lo que me pasa. Empiezo a enumerar en cuanto me subo al coche: “Hola, estoy agobiada, no te puedo besar porque tengo el estreptococo de garganta, no podemos tener sexo porque me pica el coño, tengo el cerebro sofrito después de tres horas, no podemos ir al spa, estoy de mal humor.”. Me mira y me dice: “ya te veo, vamos a tomar algo, lo necesitas”.

Nos fuimos a tomar algo y de camino yo seguía enfurruñada y ella sin hacer caso a mi mal humor, que tía. En cuanto pido un café empiezo a mejorar, nos pedimos un trozo de tarta de plátano y empiezo a aflojar, es la leche Siete, ignora mi cabreo y sin darme cuenta se va diluyendo. Me dice que podemos hacer lo que queramos que esa es la gracia, que improvisemos y eso hacemos, que le ayude a devolver una tele de 1.38m de largo que se ha comprado y no le cabe en su mueble del salón. Esto ya me hace partirme de la risa y empieza a cambiar mi energía.

De camino hacia su casa para buscar el muerto de la tele que espero que no pese mucho, vamos hablando de sexo. Me encanta preguntarle cosas de lesbianas porque es un mundo nuevo para mí. Me cuenta que entre ellas hablan mogollón de masturbación y yo pensando en mis amigas hetero y lo poco que hablamos de este tema. Tampoco se habla entre parejas, parece que el hecho de tener pareja hace que la masturbación no sea necesaria, bop que tontería. De camino al centro comercial le digo que podemos ir al sexshop después de dejar la tele como algo divertido ,me dice que no podremos jugar por mis hongos pero le digo que compramos un gel de esos “tipo arraso con el Ebola” y ya está, y me contesta: YO METO LOS JUGUETES EN EL LAVAVAJILLAS, pero totalmente seria. Yo me empiezo a partir de una forma la caja que creo que será uno de los mejores fines de semana de los últimos tiempos. Aquí todo mi cabreo se fue a la mierda, nos reímos de mis hongos y de mis estreptococos y le dio la vuelta totalmente a la situación, me lo puso fácil y me hizo sentir especial.

Toda la tarde del sábado fue improvisada con momentos muy cómicos.

Nos levantamos el domingo con todo un universo de posibilidades y decidimos ir a la aventura, a la búsqueda de la playa con arena negra de Galicia. Para los que no conocéis Galicia os invito a recorrer el tramo que va de Ferrol hacia Cariño por la costa. Los acantilados más altos de Europa, pasar con el coche por un monte lleno de caballos salvajes, playas blancas donde no había nadie  y comprar  la Hierba de Enamorar en San Andrés de Teixido, se convirtió en uno de los mejores planes de fin de semana.

A esto le pusimos nuestros propios ingredientes. En una playa mágica donde no había nadie me puse a acariciar a Siete hasta el orgasmo. En el café tuvimos nuestro momento confesiones y aquí se hizo la magia del poliamor.

Me preguntó por mi Dibujante y le conté como estaba la historia, creo que ella se sintió cómoda para hablarme de una amiga íntima con la que estaba empezando a sentir cosas. Hablamos, hablamos mucho y se nos ocurrió invitar a nuestros dos amores a la excursión.

Le dije a mi dibujante si quería acompañarnos virtualmente y ver lo que nosotras veíamos, mientras Siete chateaba con su amiga que también estaba lejos. Pronto pasamos de la letras a hacer audios. Mandábamos fotos y Siete le explicaba su historia con esta chica a mi Dibujante a través del móvil. Nos reíamos grabando los audios, compartiendo ideas, y pasamos de una cita de dos a tres y yo me convertí en celestina de Siete con su amiga, jajajajajajajajajaja. Fue simplemente genial.

Cuando nos subimos al coche para volver, el espíritu de Telma y Louise nos había poseído y empezamos a grabarnos cantando “Is this love de Bob Marley” y mandándoselo a mi dibujante. En un momento nos envió un audio dándole las gracias a Siete por haberme sacado de casa y hacerme feliz. En ese momento me di cuenta de la suerte que tengo. Mis relaciones no son seres normales son seres mágicos que aman y cuidan, y me hacen tremendamente feliz. Pude estar con dos personas que quiero a la vez, riéndonos, divirtiéndonos, compartiendo , y eso solo es posible porque estas dos personas son generosas , no compiten, no se celan, juegan y viven la vida de otra manera, amando y curioseando, fluyendo y disfrutando.

Siete hizo magia y convirtió el nubarrón en un fin de semana soleado. Es un amor, mi cómplice y una de mis parejas. Te quiero Siete.

Los juguetes sexuales al lavavajillas