Este fue el primer fin de semana que paso con una de mis parejas poliamorosas. Hasta ahora me había quedado a dormir alguna noche suelta y había salido corriendo por la mañana para atender mis obligaciones. Esta era mi oportunidad de vivir una nueva experiencia de convivencia y con tiempo.
Como la vida es muy puñetera y no me lo iba a poner fácil, empecé el sábado con una ducha y al secarme empecé a notar ese picor característico de la candidiasis, mierda, mierda, mierda. Llevo una semana tomándome un antibiótico por una infección de garganta y creía que esta vez me libraría de los hongos pero no, y aparecen HOY justo cuando tengo mi cita especial.
Me pongo la cremita de marras pero ya cagándome en todo y me dispongo a hacer un Skype que ya tenía programado de trabajo. Tres horas facilitando, tomando acta y debatiendo me dejaron el cerebro sofrito y un considerable mal humor. A la hora de comer tenía un estrés de la leche y Siete venía a buscarme a las 4.
Me bajo a tomar un café para ver si me despejo y decido que quiero meterme en la batcueva con mis libros, sin hablar con nadie y ahondando en mi mala suerte y la llamo. Me cuelga, la vuelvo a llamar para cancelarlo todo, no puedo ir al spa con este tema, agrrrrrrrrrrrrrrrrr.
Cuando me coge el teléfono me dice que está a 10 min de mi casa, no quiero ir, quiero morirme pero no me deja, me dice que baje que no tengo excusa.
Hago la bolsa y estoy tan descentrada que me olvido un par de cosas, bajo con cara de niña mala diabólica y me enfrento con vergüenza a decirle todo lo que me pasa. Empiezo a enumerar en cuanto me subo al coche: “Hola, estoy agobiada, no te puedo besar porque tengo el estreptococo de garganta, no podemos tener sexo porque me pica el coño, tengo el cerebro sofrito después de tres horas, no podemos ir al spa, estoy de mal humor.”. Me mira y me dice: “ya te veo, vamos a tomar algo, lo necesitas”.
Nos fuimos a tomar algo y de camino yo seguía enfurruñada y ella sin hacer caso a mi mal humor, que tía. En cuanto pido un café empiezo a mejorar, nos pedimos un trozo de tarta de plátano y empiezo a aflojar, es la leche Siete, ignora mi cabreo y sin darme cuenta se va diluyendo. Me dice que podemos hacer lo que queramos que esa es la gracia, que improvisemos y eso hacemos, que le ayude a devolver una tele de 1.38m de largo que se ha comprado y no le cabe en su mueble del salón. Esto ya me hace partirme de la risa y empieza a cambiar mi energía.
De camino hacia su casa para buscar el muerto de la tele que espero que no pese mucho, vamos hablando de sexo. Me encanta preguntarle cosas de lesbianas porque es un mundo nuevo para mí. Me cuenta que entre ellas hablan mogollón de masturbación y yo pensando en mis amigas hetero y lo poco que hablamos de este tema. Tampoco se habla entre parejas, parece que el hecho de tener pareja hace que la masturbación no sea necesaria, bop que tontería. De camino al centro comercial le digo que podemos ir al sexshop después de dejar la tele como algo divertido ,me dice que no podremos jugar por mis hongos pero le digo que compramos un gel de esos “tipo arraso con el Ebola” y ya está, y me contesta: YO METO LOS JUGUETES EN EL LAVAVAJILLAS, pero totalmente seria. Yo me empiezo a partir de una forma la caja que creo que será uno de los mejores fines de semana de los últimos tiempos. Aquí todo mi cabreo se fue a la mierda, nos reímos de mis hongos y de mis estreptococos y le dio la vuelta totalmente a la situación, me lo puso fácil y me hizo sentir especial.
Toda la tarde del sábado fue improvisada con momentos muy cómicos.
Nos levantamos el domingo con todo un universo de posibilidades y decidimos ir a la aventura, a la búsqueda de la playa con arena negra de Galicia. Para los que no conocéis Galicia os invito a recorrer el tramo que va de Ferrol hacia Cariño por la costa. Los acantilados más altos de Europa, pasar con el coche por un monte lleno de caballos salvajes, playas blancas donde no había nadie y comprar la Hierba de Enamorar en San Andrés de Teixido, se convirtió en uno de los mejores planes de fin de semana.
A esto le pusimos nuestros propios ingredientes. En una playa mágica donde no había nadie me puse a acariciar a Siete hasta el orgasmo. En el café tuvimos nuestro momento confesiones y aquí se hizo la magia del poliamor.
Me preguntó por mi Dibujante y le conté como estaba la historia, creo que ella se sintió cómoda para hablarme de una amiga íntima con la que estaba empezando a sentir cosas. Hablamos, hablamos mucho y se nos ocurrió invitar a nuestros dos amores a la excursión.
Le dije a mi dibujante si quería acompañarnos virtualmente y ver lo que nosotras veíamos, mientras Siete chateaba con su amiga que también estaba lejos. Pronto pasamos de la letras a hacer audios. Mandábamos fotos y Siete le explicaba su historia con esta chica a mi Dibujante a través del móvil. Nos reíamos grabando los audios, compartiendo ideas, y pasamos de una cita de dos a tres y yo me convertí en celestina de Siete con su amiga, jajajajajajajajajaja. Fue simplemente genial.
Cuando nos subimos al coche para volver, el espíritu de Telma y Louise nos había poseído y empezamos a grabarnos cantando “Is this love de Bob Marley” y mandándoselo a mi dibujante. En un momento nos envió un audio dándole las gracias a Siete por haberme sacado de casa y hacerme feliz. En ese momento me di cuenta de la suerte que tengo. Mis relaciones no son seres normales son seres mágicos que aman y cuidan, y me hacen tremendamente feliz. Pude estar con dos personas que quiero a la vez, riéndonos, divirtiéndonos, compartiendo , y eso solo es posible porque estas dos personas son generosas , no compiten, no se celan, juegan y viven la vida de otra manera, amando y curioseando, fluyendo y disfrutando.
Siete hizo magia y convirtió el nubarrón en un fin de semana soleado. Es un amor, mi cómplice y una de mis parejas. Te quiero Siete.
[…] 6 junio, 2016 saltandolalinearoja […]
Me gustaLe gusta a 1 persona