Otra vez la tristeza.
Creí que tomarme un tiempo aplacaría todas las penas y poco a poco todo se iría colocando en su sitio pero no ha sido así, me siento perpleja y en un limbo emocional.
Como las cosas no se hacían fáciles decidí seguir adelante con todos mis proyectos y no cancelar un taller que tenía el fin de semana a pesar de tener a la peque en el hospital.
“Show must go on” es mi máxima cuando se trata de facilitar, y estar sensible o preocupada lejos de ser algo en contra, muchas veces se convierte en un aliado. Y así fue, facilité con el corazón abierto y entregada, dejándome llevar por las emociones de los demás acompañándolos en ese apasionante mundo que se genera cuando hay confianza.
Al término del taller recibí el regalo más dulce y el más amargo. Las personitas que habían asistido tenían palabras amables y cariñosas al trabajo realizado y una en concreto me regaló una frase: “la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes”. Recibí el regalo entre lágrimas de emoción y el agotamiento en el cuerpo y mente.
El amargo, como siempre, vino de la persona en la que más confiaba, que volcaba sus inseguridades y luchas internas sobre mí. Y esta vez dije no, hasta aquí. No soy capaz de soportar más idas y venidas, más ataques por ser como soy. Alejar a una compañera que has sentido amiga es duro, durísimo, pero yo quiero estar rodeada de amor y no de rabia.
Acabé el taller y acudí junto a mi hija a buscar el amor, la sonrisa, el cariño, la mirada traviesa y la inocencia que perdemos muchas veces cuando nos hacemos mayores. Eso calmó mucho mi tristeza y otra vez regresé al “seguir para adelante”. Me acordé de lo importante y urgente, y dejé atrás todas las penas apartadas.
Aliad@s de todas partes vinieron a apoyarme a través de mensajes de whats up, Facebook y demás. Las horas de hospital se hacen más cortas cuando wasapeas,jajajajaja, sobre todo con gente que te quiere. Hemos sentido el cariño y el apoyo de tod@s, y mi pareja y yo nos hemos cruzado durante 7 días y afortunadamente nos hemos vuelto a encontrar, y estamos felices de estar en casa.
Entre los what up había uno especial. Le pedí sin pedir a mi persona especial que me acompañase pero no fui clara. Caí en el engaño de “me intuirá, sabrá lo que necesito, me sentirá”. La distancia acerca corazones pero no explica preocupaciones y menos sin sonido o sin imagen. Mi personita no sabía lo necesario que era para mí su apoyo y nos volvimos a enfangar en temas pasados que tienen toda su energía y atención y yo me empecé a sentir pesada, agotada, decepcionada, insegura.
Mantener una amistad había sido un buen acuerdo para dos corazones que se aman y no pueden estar juntos. Yo lo creía, creía que podría adaptarme a esta nueva situación, pero de repente según iba leyendo sus palabras empecé a sentir odio y enfado. Deseé que su situación se fuese a la mierda, empecé a sentir odio hacia él y hacia su pareja. Pensé que ambos habían dejado de pensar que había otra persona en el otro lado que siente, que tiene su vida y que se ve afectada por las cosas que deciden ellos. Hace tiempo le propuse a él que crease una posibilidad de que ella me conociera. Y ahora puedo decirlo: creo que es FUNDAMENTAL e INDISPENSABLE conocer a las parejas de las personas con las que empiezas una relación. Por muchas razones, que podría enumerar, pero sobre todo una, no eres una idea o una fantasía, te conviertes en un ser real con cara, que habla, que se mueve, que se expresa, que sonríe, que puedes tocar y oler, y todas esas cosas que parecen tontas te humanizan y creo que hacen que las decisiones y las reflexiones sean más consideradas.
Ya he contado que yo he conocido a las personas importantes de mi marido, y aunque hemos pasado altibajos, el haber conocido a “M”(la pareja de mi marido) hace que cuando me habla de ella la visualice y recuerde sus gestos, y como le mira ella a él, y eso me hace ser menos egoísta. No tenemos por qué ser las mejores amigas, pero si puedo empatizar con sus emociones. Ellos gestionan su relación a su manera pero cuando hay que decidir cosas que nos afectan a los tres intentamos que los acuerdos sean justos y por lo menos se escuchen todas las voces, y eso que cuando depende de mi marido la info a veces viene como el teléfono escacharrado, pero estamos trabajando en ello.
Estoy dolida por no haber tenido esa posibilidad que creo que nos hubiese dado otro enfoque. Yo quería la oportunidad de decirle a ella que no iba a llevarme a su pareja, que no era una rival, que ella es la compañera de vida con la que crear proyectos de futuro, que yo no venía a sustituir a nadie porque no se trata de “quitarte tú para ponerme yo”, se trata de SUMAR , de enriquecer, de compartir, de ampliar,…y suena fatal para una monógama que me ve como una enemiga ,cuando nunca pedí serlo y sobre todo nunca quise sentirme así. Todo esto además ha sido gestionado por mi personita que se ha visto en medio intentando hacerlo lo mejor posible pero con una tonelada de NO SE en la mochila, sintiendo amor hacia dos partes pero entre la espada y la pared, sintiendo constantemente que cualquier mínimo paso que diese conmigo haría saltar por los aires su relación de 18 años. Creo que siempre le di apertura, comprensión y sobre todo apoyo en su proceso. Pero el otro día me sorprendí a mí misma sintiendo odio, y eso no me había pasado nunca antes y sentí miedo, y me sentí miserable, les estaba deseando algo malo porque otra vez y otra vez se produce el mismo movimiento que no deja avanzar a nadie.
El otro día me dijo esta frase: “no sé si me va a dejar ser libre”, y fue esta frase la que hizo saltar todas mis alarmas y se me sofrió el cerebro. Para mí la libertad se siente, es individual y es la base de mi vida, si yo no me siento libre con una persona, si no me ama libremente y me deja ser como soy no tiene sentido ¿Qué amor es ese que te retiene? ¿Qué amor es ese que te tiene acojonado permanentemente? Es ese amor de eres mío y mía, de conmigo si o si, el de las renuncias para hacer feliz a la otra persona sin poder compartir lo que a ti te hace feliz, un amor que para mí no hace crecer sino que oprime y coarta libertades. Y si, hablo desde el cabreo, desde el enfado, pero sobre todo desde la impotencia y desde la tristeza. Porque me he visto forzada a alejarme y a renunciar a mi amigo porque no soy capaz de soportar otra vez otro proceso igual, donde las negociaciones son a 2 aunque somos 3 y donde he sido deshumanizada para convertirme en un bicho cabrón que viene a joder.
Ahora acabo de conectar con la rabia, y aunque podría releer y modificar el texto para hacerlo más correcto y prudente no voy a cambiar una sola letra. No quiero ser súper comprensiva porque creo que no lo han sido conmigo, ¿y porque iban a serlo? Lo importante es la pareja, la pareja está por encima de todo, los que nos acercamos apenas tenemos derechos y estamos ahí para recoger las migajas, siento ser dura, pero así me siento. Empecé esta historia con calma, prudencia y discreción. Apenas se nombró en este blog para cuidarla a ella, para cuidar a la pareja. Lo asumí, renuncié a contar un montón de aprendizajes que seguro serían interesantes para ver cómo gestionar una relación a distancia, y todo para cuidar, para proteger, para dar tiempo, para crear un clima agradable e ir haciendo camino.
Es curiosa la vida. Me ha puesto en todos los papeles de las relaciones poliamorosas. He sido parte de una pareja principal y también la tercera en discordia de una pareja secundaria. Comencé a vivirlo a desgana esperando ir conquistando poco a poco un lugar, ganado derechos y participando en acuerdos pero esa cara jodida no se habla en Etica promiscua y para mi es la madre del cordero ¿Cómo conseguir que todas las partes se sientan cómodas? Yo nunca he querido que la pareja de mi marido se sintiese un juguete o que se sintiese que “no pintaba nada”. Se sintió, pero no por mi culpa sino por una mala gestión de mi pareja, y aquí volvieron a saltar mis alarmas porque yo quiero cuidar y quiero hacerlo “bien”. No voy a evitar sufrimientos, ni agobios, ni rayaduras de coco, pero si hay comunicación sincera y escucha profunda de corazón creo que podremos ir cambiando este mundo que por momentos se me hace amargo.
Tampoco quiero que las personas se sientan en el “medio “ de una lucha de tiro de cuerda con robustos escoceses a cada lado. Sufren, sufren mucho y apenas les miramos. Intentan mantener un equilibrio muchas veces imposible porque no hay escucha real, solo se puede negociar SI TODAS LAS PARTES son escuchadas, si van con mensajero mal asunto. Yo también he estado ahí pero a la mínima que he empezado a sentirlo he pedido a las dos partes ayuda y por supuesto ayuda externa para que alguien nos diese cordura.
Quiero salir del enfado, quiero salir de la tristeza, quiero volver a amar y sentirme amada, pero ahora me siento marchita y tocada por los últimos acontecimientos, y si, siento un poco de rabia, y la rabia destruye pero también mueve montañas. Así que voy a conectar con esa esencia útil que me hará mover el culo y revelarme ante tanta mala noticia y buscar mi felicidad y sobre todo vivir a gusto mi libertad.