Enajenaciones y anestesias.

El texto que aparece a continuación fue publicado en la web de poliamormadrid. Su autor se llama Jorge  y me ha permitido compartirlo con vosotr@s.

“Enajenación momentánea: vuelta al amor romántico”.

“Lo que viene a continuación es un pataleo, un grito de frustración desesperado que sólo busca desahogo en un momento del pasado, y ahora quiero compartirlo con vosotros.

Últimamente no creo en el amor. Estoy confuso. No sé si mi forma de amar es la «correcta», la que la gente busca o admite.

Mi forma de amar y mostrar amor es desde la libertad y el respeto. Mi forma de amar es preguntar y respetar las decisiones de la otra persona. Mi forma de amar es dejar espacio cuando me lo piden. Mi forma de amar es escuchar. Mi forma de amar es confiar en mis amores. Es creer que me van a hablar de los cuidados que requieren. Mi forma de amar es compartir. Compartir sentimientos, emociones y momentos, aunque físicamente no estemos juntas. Mi forma de amar es acordarme de mis amores aunque no estén presentes en un momento determinado, es tenerles en cuenta en mi vida. Mi forma de amar es la comunicación y el diálogo, es hablar de todo lo que pasa, libres, desnudos, vulnerables, sin miedo y confiados. Mi forma de amar es desear contarles lo que me ha pasado, mis alegrías y mis tristezas, que lo sepan todo de mí, que no haya secretos.

Pero no funciona. Lo que reciben es lejanía e indiferencia. Me han pedido que vaya aunque me han dicho que no. Me han pedido que insista aunque digan que no quieren. Me han abandonado por whatsapp diciendo que seguro que se me pasa pronto, que soy muy fuerte. La gente me habla poniéndome por las nubes, «eres un amor», «no cambies nunca», «me gustaría amar como tú», «es súper bonito querer así»… Pero nadie se queda. Me piden que viole sus decisiones, me piden que vaya aunque digan que no, me piden que no les crea aunque digan que están bien. Y lo peor es que funciona. Gente a mi alrededor que acepta una relación tras insistir después de meses diciendo que no, gratitud a una persona por presentarse aunque la petición era que no lo hiciera. Muestras de amor a través de la posesión, los celos, la exclusividad que se reciben con gratitud.

Y acabo vapuleado. Pero «soy un amor». Soy un amor porque no insisto, porque su felicidad es importante para mí, porque les ayudo en esas otras relaciones, porque respeto sus decisiones, porque sigo a su lado.

Estoy harto. No quiero ser el mejor amigo de mis amores. No quiero que me digan que soy un encanto mientras me abandonan. No quiero un abrazo de compasión mientras se alejan. Quiero amar y ser amado. Quiero ser importante en la vida de esas personas. Quiero que cuenten conmigo. Pero ya no estoy seguro de nada. No sé si me quieren o se compadecen. Estoy vacío y bloqueado. No me creo que me quieran.

No quiero estar trabajado, ser un encanto y un amor. Quiero que se queden. Me gustaría dar un grito cuando se van con otra persona, o presentarme de improviso porque se mejor que ellos lo que necesitan. Me gustaría imponer mi voluntad, sentir celos, decirles que son míos, me gustaría enfadarme para demostrar que les quiero. Creo que eso funcionaria. Creo que así se quedarían. Quiero una lobotomía.”

¿Por qué lo pongo? Como le dije a Jorge en un mensaje, porque podría haberlo escrito yo. Afortunadamente su momento personal no es amargo y ahora vuelve a disfrutar del amor, me alegro.

Cuando lo leí me emocioné, y me conecté con mi momento vital. Yo no dudo que mi forma de amar sea la correcta, simplemente creo que es la adecuada para mí. Aunque quisiera volver para atrás al modelo anterior no podría. He descubierto la libertad y con ella también el precio que se paga por ella.

Es curioso porque el poliamor en apariencia es excitante, exótico, intenso, todo eso y mucho más. Pero igual que es de intenso en lo bueno también lo es cuando las cosas no van del todo bien.

Todavía estoy despertando de mi anestesia emocional y aunque me encantaría decir que me he recuperado a la velocidad del rayo no es así. Me hubiese ayudado mucho tener una pasión pero esas no llegan cuando las necesitas.

No consigo volver a conectar con mi pareja. Lo está intentando, él tiene las fuerzas necesarias porque está en su mejor momento con su otra pareja y en teoría eso debería de nutrir todas las relaciones. Creo que lo que puede definir mi situación actual es que esta vez no siento la compersión pero estoy contenta de que por lo menos no me joda.

“Siete” está en Florida. Ya ha pasado un mes y nos queda otro más. La echo de menos y tengo miedo de que todo este tiempo que va a pasar y mi anestesia emocional afecte a nuestra relación. Siento que está en un limbo, y aunque las dos ponemos de nuestra parte para cuidarnos y hablamos todos los días, tengo miedo. Hemos construido una “relación teórica”, más de buenas intenciones que de momentos juntas, y no quiero crear expectativas que nos hagan daño a las dos.

Acaba de llamarme, como si intuyese que hoy tengo un lunes de mierda, y he podido llorar a gusto contándole como me siento con mi pareja. Poder contarle esto a ella que la quiero es la magia del poliamor. No solo compartimos cuerpos sino emociones, confesiones, sensaciones, preocupaciones y también nos liberamos porque podemos mostrarnos vulnerables. Es ahí cuando me doy cuenta de que no puedo volver atrás y que por mucho que duela a veces es donde quiero estar.

Me ha sacado una sonrisa, me trae una taza de la NASA. Si, si soy una friki pero estas cosillas me hacen feliz.

No queda más remedio que seguir  adelante ,con enajenaciones y anestesias, pero también con momentos de amor infinito, pasión, descubrimientos y sorpresas.

Enajenaciones y anestesias.

ETS

¿ET qué? Oh si señores y señoras, son esas enfermedades que desconocías y que estaban súper alejadas de tu mundo cuando eras monógama.

Como no soy médico y no quiero dar datos erróneos, imprecisos y alarmantes voy a contar simplemente mi descubrimiento sobre este tema.

Cuando leí Ética Promiscua y llegué al capítulo de “sexo seguro” empecé a alucinar. Los anglosajones utilizaban guantes de látex para masturbar, telitas de látex para sexo oral y por supuesto condón, entre una lista infinita de barreras de protección. Recuerdo que cuando lo leí me pareció súper exagerado. Desde mi mentalidad monógama de ese momento mis preocupaciones básicas eran: no quedarme embarazada y no pillar el VIH, y caray para esto el CONDÓN es lo más de lo más. No pensaba en absolutamente nada más.

No me digáis porque, pero además doté al condón de poderes energéticos y una onda expansiva de protección sobre la radioactividad o algo así, y me quedé tranquila. Ala.

La realidad es que si tecleas ETS en internet aparece una lista interesante de cosillas que TOD@S deberíamos leer, monógamos y poli. Desde la comunidad poliamor hay consciencia, y en las Opencon se demandan charlas sobre este tema porque preocupa, y honestamente entre los poliamorosos lo hablamos pero he notado un total desconocimiento y por supuesto desinterés por parte de los monógamos, total ellos solo follan con un@!!! Una mierda.

Como nosotros tenemos un acuerdo de polifidelidad con una de nuestras parejas de vez en cuando nos hacemos las pruebas para estar tod@s tranquilos. Así que allá me voy a la seguridad social pido mis análisis a mi médico y lógicamente me pregunta si he tenido una relación de “riesgo” y si estoy preocupada, contesto que no y le explico brevemente. La sorpresa es que la analítica solo me va a dar información sobre VIH, hepatitis y sífilis, vamos casi lo mismo que cuando te quedas embarazada ¿y lo demás?

Como exmonógama no sabía que había nada más. Bueno miento, la primera vez que tuve una candidiasis en mi vida fue en el año 2000 y fue efecto de un tratamiento contra la malaria. Hasta ese momento nunca me había picado el chocho. Eso sí, fue todo un panorama llamar a mi padre médico y explicarle que estaba en mi luna de miel con un picor en “papá ya sabes, por ahí abajo”, menos mal que estaba en Tailandia y no podía ver mi cara de color berenjena del corte. Suerte que estaba en el paraíso de la prostitución sexual desgraciadamente de aquella, y me fui a una farmacia en Puket a decir que tenía picores “inside y outside” del chocho. El buen tailandés me miró con cara de “esto es lo más light que veo por aquí “y me dio una crema. Pero una candidiasis no es una ETS, es molesto eso sí, pero se trata.

Así que investigando descubro la clamidia, la gonorrea y sobre todo el VPH o virus de papiloma humano. Y comentando con un colega poliamoroso médico me dice que, bueno, todo esto se trata que me preocupe de lo “gordo”(VIH, hepatitis) y esté pendiente de “lo que pica”. En el mismo momento que me lo dijo os juro que me picaba TODO.

Para colmo de males me voy a facilitar una jornada de todo un día y me encuentro a una amiga sexóloga. Ella sabe que soy activista del poliamor y empezamos a comentar, compartir info y a debatir sobre la situación actual. Sale el tema de las ETS y me cuenta que para el virus del papiloma el condón no vale ¿Cómooooooo? el condón es el dios, y empiezo a recordar todos esos articulitos que aparecen en Facebook que hablan sobre que es mejor dejarse los pelos del coño porque los dermatólogos dicen que protegen contra las enfermedades, los últimos estudios de las cifras del sida en España, …. En fin una locura.

Ya puestos le pregunto a mi amiga sexóloga cual es la protección entre mujeres. Yo tengo pareja mujer, y cuando le pregunté a Siete qué tipo de protección utilizaba me respondió: ¿tú te crees que yo le como el coño a cualquiera? Vale, vale, no, no, cielo, no. Algo había oído sobre el film de cocina, y mi amiga me lo confirma. Claro que de repente me imaginé llevando el rollo, que ya sabéis que se corta fatal, a la alcoba y pensando en cómo. ¿Me envuelvo el chocho en film? ¿corta un trozo y lo pone encima?¿se envuelve la lengua en film?¿COMO, por dios?

Estuve dos días reflexionando sobre todo esto y dándome cuenta de que tengo 40 años y una información de mierda. Lo peor, que yo estoy interesada en tener esta información, pero parece que el resto del mundo, entre ellos mis amantes, no. Soy de la generación del “póntelo, pónselo” y YA. Ahora me entero de que hay un montón de cosas más y que de algunas no me puedo proteger, solo tratarme y esto me ha generado un estrés añadido.

Con aquellas personas que he compartido mis miedos y preocupaciones me han empezado a contar historias de “yo conozco a alguien que le pasó una cosa”, mierda y ¿nos os preocupa? No me parece que sean cosas que le pasan a alguien que conoce a alguien que le pasó a alguien. Existen, y negarlo o no afrontarlo no hace que desaparezcan.

Me voy el otro día con una amiga al sex shop, y comentamos este tema mientras mirábamos una pared de 15 metros de largo llena de juguetes sexuales, yo no quería ponerme en plan madre con el tema ni asustarla pero el tema de “confío en ti, en que no la metas en ningún sitito por ahí sin impermeable” me parece un argumento cogido por los pelos. Yo también quiero confiar, claro que sí, pero yo no inventé la infidelidad, las medias verdades, la vergüenza por los temas sexuales y los calentones esos que te anulan la mente cuando ya la tienes metida hasta el fondo.

Lo peor, que me compré las bandas de látex de sexo oral y solo hay dos sabores: fresa y vainilla, sabores que odio. Me estoy planteando seriamente lo del film.

Como podéis ver estoy súper pez, y eso que yo presumo de haberme metido unas cuantas charlas en el centro de planificación familiar. Tengo en mi cajón, preservativos femeninos, condones y ahora las telitas de látex, y también preocupación porque no tengo miedo a la enfermedad pero si a la ignorancia, a la mía y a la ajena.

Ahora tengo un nuevo objetivo: obtener esa información y liar a mí amiga sexóloga para hacer talleres, y que todo el mundo se sienta seguro o por lo menos informado y podamos disfrutar de nuestra sexualidad pero de manera más consciente.

ETS

Despertando

Lo primero que quiero hacer es dar las GRACIAS a todas las personas que se pusieron en contacto conmigo a través de mail,teléfono, whats up, mesenger, tam tam,… vuestro cariño y amor me ha ayudado a sostenerme y comenzar a despertar de la anestesia.

Quiero compartir con todos vostr@s mi despertar.

Sé que el post anterior era derrotista y desesperanzador pero no era capaz de ver la dichosa luz al final del túnel. Dejé de ver, oír, sentir y notar, pero sinceramente creo que la mente es sabia y utilizó esa herramienta para protegerse y no sentir el dolor.

Mi dolor vino por la sorpresa. Yo que creo tenerlo todo siempre claro y saber en todo momento donde estoy, lo que siento, lo que pienso y toma y dale y dale y toma, que creo que lo tengo todo controlado ,he sido sorprendida por los acontecimientos y me he dado una hostia que me ha venido de coña.

Solo puedo controlar lo mío. Parezco tonta lo sé, porque esto que es obvio no lo ha sido tanto para mí. Tenía la firme convicción de que si yo era clara y honesta en mis relaciones, si mantenía una comunicación abierta y fluida, si estaba súper atenta a los cuidados, recibiría lo mismo. ¿Porque lo creía? Pues porque pensaba que era lo correcto, y di por supuesto que todas las personas son como yo, que no les cuesta hablar de las emociones, que tienen trabajada la asertividad, que no tienen miedo al conflicto sino que lo ven como una oportunidad, que saben lo que quieren y saben expresarlo con claridad. Claro que en el fondo sé que todo esto es lo normal, que yo también era así hace años, pero le exigí a mi pareja que fuese un crack y estuviese a la altura de las circunstancias estas que yo he puesto desde mi olimpo de diosa. Entono el mea culpa porque al no entender lo que me estaba diciendo mi pareja le acusé de no ser claro y de volverme paranoica y desconfiada, y la respuesta era tan sencilla como que a veces no hay respuesta, o simplemente todavía no se ha llegado a ella.

Ayer por fin conseguimos desbloquear una situación que seguramente yo entorpecí porque quería saber, pero saber para controlar no para comprender. Me olvidé de ser generosa y de porque estoy en el poliamor, para volverme Golum con su anillo , como si todo aquello que amenazase mis normas no fuese lo correcto.

Lo peor, fue sentir la desconfianza. Nunca antes la había sentido y fue una sensación como de perder el suelo. Afortunadamente el decirlo así, el expresar mi angustia y mi inseguridad sobre mi vida al no poder controlar nada, fue lo que abrió el dialogo y pudimos expresarnos de la manera más honesta y sincera que he vivido en los últimos tiempos. Surgieron las palabras del corazón, los reconocimientos a todo el camino juntos durante todos estos años, los logros, las cagadas, los sueños que nunca pudieron realizarse y aquellos que están por venir, sin máscaras, sin rangos, sin miedos, y eso nos volvió a conectar.

Ahora estamos despertando y no voy a negar que nuestra relación ha sufrido un golpe muy duro. Yo tengo que aprender muchísimo más, no de mí que ya me tengo estudiada que también, sino volver a recuperar esa mente de principiante para no dar cosas por supuestas sobre los demás y exigirles tanto. Dejar espacio para que cada uno vaya a su ritmo y encuentre sus respuestas y sus caminos. Mirar con compasión y empatía, y volver a conectar desde el mundo que hay no desde mi mundo.

Gracias “saltones” por enseñarme tanto, por escucharme y darme otros puntos de vista, sois sabios y yo quiero seguir siendo una aprendiz.

Despertando

El arte de no sentir NADA

No siento NADA. Estoy anestesiada. Me he desconectado de mi cuerpo y del mundo de mis emociones para no sentir absolutamente nada.

Llevo desde ayer por la noche con esta sensación. Quiero pensar que en algún momento las emociones y sensaciones volverán, y recuperaré toda esa calidez, sobre todo porque necesito sentir para poder trabajar y sino no podré hacerlo. No me preocupa, creo que mi cerebro ha decidido ponerse en stand by para entrar en fase de autocuidado.

¿Cómo he llegado hasta aquí? Supongo que era uno de los riesgos al comenzar esta maravillosa aventura del poliamor. Puse toda la ilusión, todo el esfuerzo, toda la energía, la pasión, la curiosidad, la paciencia, pero sobre todo el amor. Creí en que el amor era infinito que todo lo puede y supera todas las barreras. Bueno está claro que no siempre es así.

No voy a contaros que ha pasado porque no es necesario aunque os pueda la curiosidad. Voy a conservar la intimidad de los hechos. Si voy a contaros como se consigue un corazón de escarcha.

Cuando me metí en esto tenía una obsesión : los cuidados. Claro que lo más importante era ser honesta y vivir coherentemente en libertad, pero me preocupaba mucho que mis seres queridos se sintiesen cuidados. Siempre antepuse mis responsabilidades y mi vida familiar a mi propia felicidad.

Fui sincera en todas mis relaciones con lo que podría dar y lo que no. Mis hijas siempre estarían por encima de todo, y el bienestar de mi pareja. Seguramente muchas veces en vez de cuidarle me he extralimitado en protegerle y he actuado como madre con él, gran error.

Seguramente he sido terriblemente imperfecta en muchos momentos pero siempre he estado atenta a lo que sentían los demás. Nunca me he escondido o he esquivado una conversación incómoda, he ofrecido una comunicación abierta y sincera a quien ha querido aprovecharla.

Mis necesidades se han visto millones de veces diezmadas por la realidad cotidiana, pero nunca me ha importado renunciar si lo importante estaba a salvo. Cuando me han expresado las necesidades las personas que han compartido trocitos de mi vida he sido siempre honesta y nunca prometí algo que no podría cumplir. Este blog está lleno de relaciones que se diluyeron por no poder cumplir las necesidades y las expectativas de la gente que entró en algún momento en mi vida. Mi aprendizaje fue aprender a quererles lo que me dejaron, a tener conexiones mágicas en muy pocas citas pero si conseguir ver en esas personas auténticos magos que me dejaron siempre una enseñanza.

Amantes que despertaron partes de mi cuerpo dormidas, momentos de risas y sonrisas de auténtica diversión, sorpresas agradables y también algunas no tanto pero que me mostraron la gran capacidad de adaptación, amistades eternas y verdaderas, miradas a los ojos viendo de verdad al ser que estaba al otro lado.

Guardo buena relación y contacto cariñoso con todas las personas que pasaron este año por mi vida. Algunos están acompañándome con sus mensajes estos días y es ahí cuando noto el amor. No me aman como amantes o enamorados pero si ese amor puro del que ha pasado por tu vida y te ha dejado huella.

Cuando entre en el poliamor no lo hice sola, le tendí la mano a mi pareja para dar un salto, un salto gigante, posiblemente el más grande del mundo. No iba a ser gratis, ni fácil. Exigía mucho trabajo, mucho tiempo, energía pero sobre todo el compromiso de no soltarnos de la mano.

Hace un tiempo que dejé de notar esa mano. Claro que de vez en cuando se soltaba un poco pero yo volvía y volvía, y como un mantra volvía repetir una y otra vez la necesidad de cuidar ese vínculo. Cuidar.Supongo que las nuevas sensaciones y las nuevas emociones, los amores románticos e intensos, ese descubrir maravilloso hace que se pierda perspectiva, que las prioridades muden de lugar, me parece tremendamente humano.

Yo siempre tuve clara mi referencia, la anclé en mi mente para volver siempre a ella. Sabía que solo manteniendo ese ancla sería posible sobrevivir al poliamor, a los desacuerdos, a los miedos, a las inseguridades, a los celos, a los monógamos. Hoy hablando con “hermano mayor” me di cuenta de que yo no soy un ancla sino que me convertí en un lastre. Existo yo y toda mi circunstancia, para un poliamoroso eso no sería un problema, sería un valor añadido, sería el win-win, poder disfrutar de todo con libertad, sin exigencias, ni ultimatums, sintiendo en cada momento y debatiendo lo que es mejor para todos. Hablando en vez de suponiendo, pactando y siendo consciente de que los ritmos no los marca el corazón muchas veces sino la realidad y las responsabilidades.

Llevó en mi ebook una carta que me escribió mi pareja hace dos años, siempre la tengo conmigo. Fue un punto de inflexión en nuestra relación porque mi evolución personal nos alejó. Supongo que de repente dejó de conocer a la persona que tenía al lado. En ella me pedía que le esperase, y eso hice , pero en el camino el empezó a sentir miedo de no alcanzarme y en vez de gritarme espera! Siguió detrás agotándose.

Creo que esto del poliamor le ha mostrado otros caminos pero sobre todo que puede trazar el suyo propio y que él decide quien está y quien no acompañándole. Me alegra y me emociona saber que él decide su propio destino.

Mi camino, ahora mismo estoy parada en un banco descansando viendo pasar personitas y dando tiempo para que vuelvan las emociones y seguir andando.

El arte de no sentir NADA

Encontrando mí sitio.

Hace muchos días que no escribo y no es por falta de historias que contar, sino más bien por cansancio físico.

He comenzado el año con muchísimas cosas a la vez. Mi trabajo, mi formación, mis hijas, mi pareja, la casa, la asociación,… y poco, poquísimo tiempo para disfrutar del poliamor. Decidí empezar el año abandonando la búsqueda activa, sobre todo porque tardé en darme cuenta de que estaba buscando en el sitio equivocado y decidí volcar toda esa energía en poner en funcionamiento la comunidad poliamor Galicia. Afortunadamente eso listo. Facebook ya funciona y la gente se va autogestionando.

También decidí que no quería conocer a nadie más, que quería concentrarme en consolidar mi relación con Siete para ver si tenía futuro o no. Vamos a estar otros dos meses separadas una en cada extremo del mundo y es un momento muy bueno para pensar como queremos vivir nuestra relación cuando ella por fin regrese y todo vuelva a la normalidad. Vamos pasito a pasito comunicándonos lo que el satélite nos deja pero sobre todo cuidándonos en la distancia. Las dos tenemos hijas y sabemos que todos los pasos que demos al frente tendrán un impacto en ellas y eso está siempre presente.

Febrero me tenía reservada de sorpresa una gripe justo cuando tenía planeado tras mucho meditar y meditar ir a conocer a mi amigo Bowie. Los que me conocen saben de mi alergia y miedo a las relaciones a distancia y es por eso que he tardado meses en decidirme a conocerle, pero cuando hablas casi todos los días por Skype con una persona con la que estas súper cómoda, que te ha escuchado el rollo cuando estabas arriba eufórica pero también cuando estabas en la mierda, se hace raro no dar el paso a conocerse para darse por lo menos un abrazo.

Son solo tres horas las que nos separan y la verdad me lo plantee como un fin de semana de descanso, bonitos paisajes y una estupenda compañía.

A medida que se fue acercando la fecha sobre todo la última semana empecé a ser consciente de que claro que iba a conocer a mi amigo pero que no dejaba de ser como una cita. Fue aquí cuando pensé: mierda! Llevo unos cuantos meses a salvo de emociones y sentimientos gracias al plasma. He reforzado y consolidado mi idea de que, siendo seguramente la persona ideal para intentar una relación de poliamor, es muchísimo mejor que seamos súper coleguillas. Me he repetido el mantra de la distancia «n» veces como el mejor argumento para no iniciar nada.

Con esta tranquilidad del trabajo previo hecho, se acercaba la fecha cuando la gripe decidió hacerme una visita. Esto tuvo dos consecuencias: uno, la fiebre me obligó a estar en cama lo cual me permitió descansar. Dos, la fiebre me impidió pensar, lo cual me vino genial para no empezar a meter las mierdas de las expectativas en mi cabeza sobre el fin de semana. Así que en cuanto me recuperé un poco me subí al coche totalmente ligera de pajas mentales y sin nervios de ningún tipo. Fue lo mejor que me pudo pasar.

En cuanto vi su sonrisa supe que sería un fantástico fin de semana. Sin excesivos planes, sin presiones, sin expectativas, solo largas conversaciones, cuidados, mimos y mucha cucharita. No se puede pedir más. Yo no necesitaba nada más, y darme cuenta de eso ha aligerado mucho mi mochila. Me dediqué a vivir cada momento de manera muy presente sin pensar en que gestos o palabras tendrían consecuencias futuras. La estrategia de NO estrategia, de mostrar cómodamente todo tu ser con tus opiniones libremente es un regalo. Creo que él también se sintió así, libre.

Solo hubo un momento de consciencia que me devolvió un poco al realismo de mi circunstancia. Allí tumbada en el sofá mientras me acariciaba los pies me dijo la frase tantas veces escuchada este año. Viene a decir algo así como, soy la mujer ideal si no fuese poliamorosa. Lo que tanto atrae es precisamente lo que los aleja. Es curioso porque esta vez sí pude escucharla sin sentir dolor, sin sentir como que, vale has pasado todos los exámenes pero te quedas en el último. Simplemente lo entendí, lo vi con otros ojos y no me sentí rechazada. No puedo pedirle a nadie que altere todo su sistema de vida para aceptar la mía. Tampoco puedo cubrir todas las necesidades de una persona porque mi vida es limitada. Eso siempre lo supe, pero antes me mortificaba e intentaba compensarlo de alguna forma. Ahora he aceptado que nunca voy a compensarlo y que eso no depende de mí. Daré lo que pueda dar y depende de la persona si quiere intentarlo o no.

Así nos despedimos, sin promesas, ni planes de futuro, ni próximos pasos, ni etiquetas pero con una amistad consolidada y un cariño infinito. Sé que tiene unas ganas locas de enamorarse y que sigue y seguirá buscando esa mujer “que le quite las ganas”, jajajajaja. Mientras tanto yo estaré acompañándole en su camino las veces que él quiera y cuando necesite spooning allí acudiré rauda y veloz.

Encontrando mí sitio.