Los cuidados

Este sábado tuvimos el segundo encuentro del grupo Poliamor Galicia.

El tema a debatir eran LOS CUIDADOS. Empezamos haciendo una ronda para ver lo que significaba para cada uno la palabra cuidados y como siempre hubo diversidad y fue fantástico. Los temas que salieron fueron: el cuidado físico con las ETS, el tema afectivo, el cuidado individual (de las persona) pero también el cuidado del colectivo (hijos, parejas, entorno inmediato) y el cuidado de las relaciones.

Está claro que es un tema que toca muchos puntos y diferentes niveles y que además no hay recetas.

Salieron palabras como HONESTIDAD, COMUNICACIÓN  y”ESTAR ATENTO”, como ingredientes indispensables para un buen cuidado de las relaciones poliamorosas. Pero una de las palabras que para mí dieron mucho sentido  fue la de ser AUTÓNOMAS. La persona que comentó esto se refería a ser autónomas emocionalmente para no crear dependencias.

Aquí se generó un debate interesante porque yo veía a mi alrededor personas que efectivamente son muy autónomas emocionalmente porque llevan trabajando su crecimiento personal durante mucho tiempo, pero me asaltaba la duda de cuando nos enamoramos de personas que no tienen esa autonomía y se crean  juegos de poder y relaciones de dependencia. Algunas pensaban que era una oportunidad para que esa persona “creciese” y otras sencillamente no se planteaban tener una relación con una persona que no tuviese un gran conocimiento de si misma. Está claro que es un tema para seguir debatiendo.

Una de las propuestas de un participante para tener unos buenos cuidados estaba basada en tres pasos: hablar con claridad, comunicación asertiva y ser proactivo. Comparto la idea de esta persona totalmente pero mi experiencia me dice que a veces no llega.

La parte racional puede entender perfectamente todos estos puntos que hacen que TODO  el mundo sepa dónde está. La parte irracional, emocional, el deseo, los miedos o las fantasías hacen que las personas no sepan muchas veces donde están o no se conformen con el lugar que se les ha asignado, quieran otras cosas y se frustren.

Estuvimos debatiendo tres horas sobre este tema y lo que nos quedó claro es que es sumamente difícil acertar con los cuidados, que hay siempre una buena intención pero que las capacidades de cada uno  y la forma de acoger de los otros son un universo y no siempre es fácil acertar.

Una de las participantes decía que lo fundamental es renunciar a las expectativas y las necesidades, dar sin pedir nada a cambio y recibir lo que te den como un regalo. También me gusta esta idea pero yo todavía no he conseguido llegar ahí.

Oír todas estas opiniones me hizo pensar en cómo cuido yo y como soy cuidada por mis relaciones. Mis dos relaciones además de mi pareja, son a distancia. Para los cuidados ha sido imprescindible el uso de teléfono y el ordenador.  Yo necesito estar conectada con estas personas, no necesito millones de mensajes ni que estén todo el día hablándome. Valoro mucho mi espacio personal, no solo el físico sino el mental.

Hoy he tenido fiebre y he tenido mensajes cariñosos y de ánimo de todas las personas que están en mi vida. Han respetado mis horas de descanso pero también me han acompañado cuando  se lo he pedido. El Skype se ha convertido en mi mejor aliado para estar conectada con mi Dibujante y sentir su cariño, charlamos a ratos mientras los dos trabajamos en nuestros ordenadores a 600km de distancia pero siento como si estuviese compartiendo espacio con un compa de oficina, es genial.

Me siento muy cuidada porque recibo mensajes cariñosos que me hacen pensar que soy importante para esas personas, yo intento hacer lo mismo, están en mi mente constantemente y me gusta saber cómo están y sobre todo como se sienten.

Fotos, mails, audios, whats up, skypes, hay un montón de formas de cuidar y estar conectada aunque estemos lejos. No sustituirán nunca una caricia, un abrazo sanador, una mirada o un beso , pero ayudan mucho. Mi experiencia me ha demostrado que la necesidad agudiza el ingenio cuando las cosas que te gustarían no son posibles. Creo que hay que hacerlo con los que están lejos pero también con los que convives porque eso sí que es un cuidado, el seguir cuidando y no abandonarse.

No dar nada por hecho o sobrentendido es lo que yo aplico, y voy con mi batería de preguntas a todas partes y a todas horas para asegurarme de que las personas se sienten bien cuidadas y si  no es así escuchar sus necesidades y ver cómo podemos hacer  para que todo sea lo más sostenible posible.

Está claro que tenemos mucho que aprender sobre este tema, que también deberíamos dedicar tiempo a nuestro autocuidado, tema que me apasiona y que tengo suspenso desde hace tiempo. También aprender a dejarse cuidar, aprender a recibir cariño y amor, y conectar con la ternura.

Desde luego un tema para seguir debatiendo y aprendiendo.

Los cuidados

La impotencia

Igual me voy a meter en camisa de once varas por culpa de este post pero me apetece hablar de este tema y saber vuestra opinión.

Aclaro : yo no soy hombre y no tengo polla.

He comentado en otros post, sobre todo los del principio donde estaba viviendo mis primeras experiencias de pareja abierta, la sorpresa al encontrarme con un tema que afectaba directamente a los hombres.  El tema del condón me trajo por el camino de la amargura más de una vez, porque que te mole mucho un tío y no pueda usar un condón porque significa la perdida inmediata de la erección es una p…… Los acuerdos están para crear seguridad y este es uno de esos que si tienes diversidad y tienes más de una pareja conviene respetar.

En aquella búsqueda desaforada a  través del Tinder hablé con muchos hombres. Quedé con muy pocos porque la  mayoría no eran de mi interés, no porque no fuesen majos que seguro que lo eran, pero nuestras formas de vivir el amor simplemente no cuadraban. Pero me valió para hablar con muchos, y muchas de las conversaciones giraban en torno al sexo.

Me encontré con la impotencia varias veces como tema. Si, impotencia. Algunos no utilizaban la palabra maldita, solo hacían referencia al tema con: “a veces es que me desconcentro”, “ya sabes, si vas un poco bebido a veces cuesta”, “no sé qué me ha podido pasar hoy”, podría seguir pero qué más da la excusa. Este tema despertó mi curiosidad.

Tuve la suerte de encontrar un amigo-amante que se prestó a hablar abierta y sinceramente de este tema. Que con cuarenta y pocos tengas que tomar una pastillita de vez en cuando para ir más seguro se considera un fracaso entre los hombres, o por lo menos eso le parecía a él. También  me di cuenta de que es un secreto a voces entre ellos y que nunca se nombra porque nunca le pasa a nadie y si un colega te pasa un pastillita azul es como el que te pasa un DVD de Quentin Tarantino, no tiene más trascendencia e importancia, y por supuesto nunca se vuelve a hablar.

Estaba  pasmada escuchando su relato y le pregunté ¿Por qué? Porque no lo has hablado con un amigo, y me respondió que simplemente no se podía, que de asuntos de polla y enfermedades mentales no se habla. Estábamos haciendo un Skype y de repente me sentí fatal, detrás de sus palabras había sufrimiento pero algo más y le pregunté. ¿Cómo se siente uno cuando le pasa esto? Y me dijo: tremendamente solo. Mientras lo decía bajó la cabeza y al levantarla me dijo  que  sentía menos presión al compartirlo conmigo, que el hecho de poder decírmelo a mí libremente y no ser juzgado, poder comentarlo de vez en cuando  o incluso tener sexo entre nosotros sabiendo que eso está ahí pero que no es un problema aligera la presión.

Esta palabra………presión, ¿pero presión de qué, de quién? La sociedad manda mensajes de que en la polla está el poder. Tiene que estar dura, durísima para ser un macho, tiene que además atravesar tabiques de ladrillo y tener una súper batería para aguantar horas y horas. Seguía indagando para intentar entender cuál podía ser el sentimiento y mi colega me dice: es como el rollo de la maternidad, ojiplática a estas alturas. Parecido a cuando una tía no se queda embarazada. OJIPLÁTICA, lo dicho. Pues así nos sentimos, menos hombres, como vosotras menos mujeres.

El argumento me parece tan MIERDA, que ya me di cuenta de donde venía la dichosa presión.

Vi y noté su agobio, también su vergüenza aunque se sentía confiado, y después de  ametrallarle a preguntas para entender yo me sentí impotente por no poder ayudarle. Por no conseguir darle tranquilidad diciendo que todo esto es una mierda, que su polla no le define y le hace más o menos hombre, que la sexualidad es mucho más y que se puede trabajar esa desconexión mental , y que aunque no se puede cambiar el discurso cultural los hombres pueden comenzar a hablar y compartir.

Cuando acabé mi Skype sentí una rabia profunda. La polla es una tiranía. La tiranía de satisfacer, tengas ganas o no, siempre a punto. Y recordé aquella imagen de la película,” aquí puedes colgar una toalla, nena”. También pensé en las mujeres que se rayan y se frustran porque no ponen una polla dura, ¿seré yo que no le excito?¿no lo haré bien?¿no soy suficientemente sexy? Y mal saben que del otro lado también piensan que no son suficientes y que están fracasando. Es maquiavélico este círculo.

La pastillita es un secreto. Ellos  no lo cuentan pero la usan para “ir sobre seguro”. Ellas no quieren saber si sus amantes la toman porque a veces piensan que tomarla es para excitarse y no una cuestión de hidráulica. Bufff que confuso todo y que impotencia.

No se pueden deshacer discursos que te llegan por todos los medios posibles de como ser un hombre o como ser una mujer , pero si podemos elegir a cuales hacerles caso y a cuales no y por supuesto podemos decidir no hacer caso a nada y construir nuestro propio modelo, y así sentirnos dueños de nuestra vida y menos impotentes.

La impotencia

Haciendo de sexóloga.

Hablo con “Siete” para ver si cuadramos la agenda y podemos vernos un día antes de que se vuelva a marchar a cruzar el ancho mar.

Empieza el regateo:” tú como tienes el martes, yo tengo esto, el miércoles yo tengo cena con mis amigas, hoy llega mi marido tarde, yo tampoco puedo que viene una amiga que está chunga porque se ha dejado con la novia, ¿el jueves? , el jueves he quedado con la nueva.”

Tras desgranar nuestras agendas de las dos próximas semanas encontramos un espacio para estar juntas que consistirá en llevarla  y recogerla al aeropuerto, parece un mierdiplan pero a mí me mola, el spa y hotel ya llegará, cuando no se puede no se puede.

Fecha apuntada, todo listo para charlar un rato. Le pregunto cómo le va con su nueva amante y se empieza a descojonar. Ayer me mandó un mensaje diciendo que no le emocionaba mucho pero que iba a seguir quedando con ella para ver cómo va la cosa. Se sigue riendo y le pregunto qué pasa y me dice que le da un poco de vergüenza contarme, la animo.

Como era por teléfono no le veía la cara, pero notaba una mezcla de nervios, corte y un poco de diversión. Me empieza a contar que su nueva amante tiene gustos peculiares y una mejor amiga: la fusta. No entendí muy bien el corte, igual pensó que me iba a escandalizar, así que me puse en plan mente curiosa y creando un espacio de libertad y confianza para que me contase lo que le apeteciese.

Empezó a contar y le hacía algunas preguntas para tener claridad sobre como ella se estaba sintiendo con esta situación. Me pareció que le  divertía descubrir nuevos juegos sexuales pero no se sentía cómoda con que el placer no estuviese repartido al 50%.  Explico. Sería algo así como “yo también quiero ser parte activa del juego”. Recibir está súper bien pero también hay bastante placer en dar y complacer a la otra persona. Conozco a Siete y sé que también le gusta agradar y dar placer, le hace sentirse poderosa.

Es cierto que cuando te acuestas con alguien la primera vez, salvo que te haya mandado una lista de cosas que sí y cosas que no, solo puedes  ir probando y preguntando, y ver el feedback. En este caso ella ya sabía de los gustos sexuales de su nueva amante pero hoy me dio la sensación de que estaba un poquito hasta el moño de jugar a ser siempre sumisa.

Me parece interesante que cada uno explore su sexualidad como le venga en gana, y el mundo de la excitación y las fantasías me parece mágico, pero siempre que haya acuerdos claros. Lanzarte a jugar sin tener la seguridad de que tus límites serán respetados me parece una locura, y lo siento, pero esto pasa por una o varias conversaciones previas, y el compromiso de que las normas están claras y no se las saltará nadie.

Me lo contó quitándole hierro al asunto y con un poco de cachondeo pero en uno de los juegos se le fue la mano con la fusta a su amante y dejó de ser divertido. Opino que ahí conviene parar y reformular, y recordar que la excitación tiene un límite: el respeto.

El otro día fui a ver la peli de Paco león, “Kiki”, y me pareció interesante porque daba visibilidad a un montón de filias, fetiches y demás prácticas que hacen que alguna gente se avergüence. Otras lo tienen integrado en su vida y lo comparten con normalidad con sus parejas. Otras descubren por casualidad y con sorpresa como su desencadenante del orgasmo está en una lista de parafilias y lo ocultan  o lo viven con angustia, en fin. https://www.youtube.com/watch?v=FTBAudtzXro

La excitación sexual es tan diversa como diversos somos nosotros y en la diversidad está la riqueza para mí.  Puede ser una fusta, contemplar unas manos o follar vestidos debajo de la lluvia notando el agua caer por el cuerpo, qué más da, si se hace con consciencia y en libertad.

Me gustaría que Siete se sintiese libre para jugar y disfrutar pero también para poner límites y no aceptar como suyo algo que a lo mejor no es. Es interesante estar abierta a experimentar pero sabiendo que también puedes decir que NO, y no sentirte menos moderna o liberal, que no te van a juzgar, sino que entenderán que lo que para una puede ser súper excitante a lo mejor para la otra  no lo es.

Entiendo que a veces esa conversación previa, o peor, justo en el momento puede ser incómoda pero la considero necesaria. Yo tengo un amplio historial de silencios sexuales por amor. He fingido orgasmos a punta pala para quitarme algún amante de encima, considero que esa es la putada cultural que nos han vendido y yo he aceptado, el cómo debes ser, el cómo te debes de comportar, como debes satisfacer. Toda esta mierda la tenía antes de elegir como quería vivir mi vida. No voy a culpar a la monogamia porque sería tremendamente injusto, y además la única responsable de aceptar esos roles culturales era yo.

Me di cuenta de que tenía todas las posibilidades del mundo, de que podría reinventarme, experimentar, acertar y errar, probar, y descubrir una sexualidad sana, placentera y libre. Claro que todavía siento vergüenza en algunas ocasiones, también inseguridades y miedos, y situaciones graciosas y otras no tanto, pero aquí estamos aprendiendo y siempre, siempre, con respeto.

Haciendo de sexóloga.

Deseo y placer.

Hace unos días estaba estudiando y me encontré de bruces con esta frase:

“Si con todo lo que tienes no eres feliz,

 con todo lo que te falta tampoco lo serás”

Erich Fromm (psicoanalista)

Estaba investigando sobre la felicidad y como definirla. La mayoría de la gente recurre al antónimo para explicar la felicidad porque nos parece más fácil definir cuando somos infelices.

Creo que también hay un rollo cultural judeocristiano de que si somos tremendamente felices y lo vamos diciendo por ahí nos caerá un rayo divino para equilibrar o algo así. Tiene que ver con la culpa, el castigo y el sufrimiento, algo tan nuestro. Hay culturas que ni siquiera tienen una palabra para definir la culpa. Bueno que me lio y no voy a lo que quiero contar.

Seguí avanzando en mi investigación y me encontré con la diferencia entre le deseo y el placer. Ambos son estados mentales, el DESEO es un estado de agitación y tensión, en el que la mente se entrega a elaborar fantasías que generan placer en forma de anticipación, va ligado a una sensación de urgencia mezclada con esperanza y miedo al fracaso. Suena emocionante pero si es demasiado intenso se convierte en agobiante.

El otro estado mental, el PLACER, es más sosegado y amable. Nos muestra una sensación de deleite de los sentidos y genera disfrute y relajación. En este estado la atención está orientada hacia el presente y hay una sensación de satisfacción real más potente que en el deseo. Suele ir asociado al amor.

Podríamos decir que el deseo se ocupa de lo que no se posee, mientras el placer se ocupa de lo que si se posee. Nos podemos mover entre uno y otro estado y usamos la seducción para movernos de un lado al otro.

Cuando leí sobre esto entendí muchas cosas. Yo he vivido siempre la ENR desde el deseo nunca desde el placer. Lo definía como sentir ANSIA y cuando era intenso se hacía insoportable. Es en el cortejo donde el deseo es el protagonista de todas mis acciones con un objetivo concreto. Si la otra persona está en el mismo estado con el contacto físico empezaría la experiencia del placer y aquí es cuando empezamos a liberar oxitocina a punta pala.

Cuando la otra persona está en el placer no vive ese ansia, el placer-amor intenta disfrutar de cada caricia, de cada beso y cada momento, son momentos de ternura. El deseo se convierte en pasión e  intenta ir cada vez más lejos. Es el baile entre estos dos estados mentales lo que  marca el transcurso de una relación.

Hace meses viví una experiencia así, yo en deseo y la otra persona el placer. Me costaba mucho dominar mi deseo porque no era capaz de volcarlo en la relación y parecía que nunca llegaba el momento de pasar al placer, y se convirtió en un calvario para mí. Meterle razón al deseo es como una misión imposible y en esta ocasión se desvaneció junto con la relación.

Sí que con el tiempo he conseguido tener sensación de placer y disfrutar los momentos con esta persona pero la relación es totalmente distinta. Queda un vínculo de amistad y cariño muy hermoso pero de amor no queda nada.

Hace poco me volví a encontrar con las mismas sensaciones y otro escenario. En esta ocasión si fui consciente de mi deseo. Y estaba dispuesto a vivirlo a tope. Estar en ese estado me proporciona mucha vitalidad, creatividad, me encuentro más sexy y mis fantasías sexuales se disparan, y eso me encanta. No contaba con que no podría llegar a la fusión. La distancia, distintas realidades, momentos vitales diferentes hicieron que no fuese momento de desplegar todo el deseo y eso me agobió. Mucho, muchísimo.

En esta ocasión me lo gestioné sola y no me quedó otra solución que probar otro camino. El camino de notar la sensación de deseo y explorar la capacidad de contemplarlo  sin tener que intentar satisfacerlo. Me pareció una mierda, para que negarlo, sobre todo cuando es impuesto. Soy tremendamente rebelde, y en estas ocasiones que estoy a flor de piel más todavía. Llegué incluso a pensar, si no puedo experimentarlo, no lo quiero.

Justo en ese momento di con mi investigación y pude entender que generaba la prisa, un estado  mental, pero un estado alterado, y que no era momento para tomar decisiones.

¿Puedo pasar del estado de deseo al de placer? A priori parece la solución más favorable. El ritmo baja, es más estable, y se vive el presente. Todas las experiencias se viven como si fuesen especiales sin presión.  Es curioso porque me doy cuenta de que a menudo vivo el estado de placer y lo disfruto pero cuando no estoy enamorada.

Vivo muchas de mis relaciones desde ahí, desde el disfrute de encontrar un día en la agenda y vivirlo como si fuese un día mágico. A menudo las despedidas son con un “nos llamamos y vamos viendo”, y eso nunca me costó, siempre me pareció muy lógico.

Creo que para mí el amor va ligado a ese momento de locura transitoria. Siempre lo viví desde ahí, para que  después se fuese desvaneciendo con el tiempo y se convirtiese en placer-amor. No sé hacerlo de otra forma, o no sabía. Ahora estoy en una situación que me obliga a aprender y experimentar otra manera si quiero vivir una relación.

¿lo conseguiré?

Deseo y placer.

El secuestrador de besos

¿Qué es? Es un local de Madrid que encontré de casualidad cuando iba al encuentro con mi Dibujante de almas. Un sitio curioso con decoración reciclada  y muy actual. Una luz tenue y como si todo estuviese estudiado, mesas pequeñas que crean espacios íntimos.

Para mí además de un lugar es un estado mental. Allí pude sentir como se diluyen las barreras del espacio y el tiempo. Es un estado donde  no se siente la vergüenza de mostrarse insegura o tímida. Donde se permite la duda, un sitio donde hacer millones de preguntas sin esperar respuestas correctas o incorrectas. Un lugar mágico de otra dimensión donde compartir la mochila emocional, donde desnudarse del todo y donde sentirse libre.

Es un lugar donde cada uno podemos ser como queramos, yo mojito y tu chocolate blanco. Donde yo puedo ser lanzada y tu comedido, y no sentirme mal por eso. Un sitio donde no pasan las horas porque el tiempo se cuenta por palabras y cuando no las hay se sustituyen por miradas.

Un lugar donde se conectan y se hablan las almas. Un lugar que ayuda a sentirse ligera, donde se puede volar por el mundo de las emociones y no perderse, sino disfrutar de todas ellas. Un lugar para descubrirse y renacer. Un lugar que guarda secretos mágicos, historias de amor y seguramente de desamor.

Es el estado ideal para aprender a amar. A amar sintiendo el corazón bombeando por los nervios esperando un roce o una caricia. Y cuando alguien te coge la mano en ese lugar es como si te quemase y se fundiese contigo, y juntos podéis comenzar a volar.

Voy a volver a ese lugar en apenas unos días. No sé si lo haré sola o acompañada pero lo que si se es que estaré allí. Quiero volver a sentirme envuelta por esa magia, mirar hacia la mesa donde mi Dibujante me mostró otra yo y quedé prendada de lo que podía sentir y ser. Donde yo pude ver de verdad un mago que de su chistera sacaba sueños y donde sentí que todo era posible después de un año de desesperanza.

Yo vivo lejos y no puedo ir las veces que quisiera a ese lugar mágico para recordar y recargar pilas pero quiero compartirlo con vosostr@s e invitaros a soñar, y si algún día coincidimos, soy la chica que sonríe aparente sin motivo porque ha conseguido reencontrarse y volver a sentir la magia.

El secuestrador de besos

Por la puerta grande

Desde luego este fin de semana ha sido cuando menos curioso en cuanto a avanzar en nuestra nueva forma de vida.

El domingo había planificado una salida con Siete porque hacía dos semanas que no nos veíamos. Como este fin de semana estaba sola lo organizamos para pasar el día con las peques y aprovechar el buen tiempo.

Ya les había dicho a las niñas que íbamos a pasar el día con Siete, comer por ahí y correr por la playa. En cuanto llegamos a su casa desde un principio nuestro comportamiento fue cariñoso. Lo cierto es que no había hablado antes con Siete de cómo comportarnos delante de mis hijas así que lo abordé de la manera más natural posible y vigilando que ellas no se sintiesen incómodas.

La comida les valió a mis hijas para estudiar profundamente a Siete, como hablaba, como nos relacionábamos e incluso lo que comía, y eso que no era la primera vez que la veían jajajaja. No abrieron la boca en toda la comida, vale que son tímidas pero ya rozaba la mala educación.

Nos fuimos a un pueblecito costero precioso que además tiene un parque con una tirolina. No sé quién es más niña, si Siete o las mías. Se pusieron las cuatro a tirarse por la tirolina como locas y aquí se las ganó. Creo que en sus mentes se convirtió en una adulta divertida y dejaron de verla como un rollo. Incluso me convenció a mí para que probase y conectar con mi lado de niña, jajajajaja.

Transcurrió la tarde de lo más divertido, ellas libres para ir y venir y hacer y deshacer, corriendo por la playa recogiendo cantidades astronómicas de conchas. Nosotras al sol con café, helado y mimos cariñosos. Y eso fue lo que vieron mis hijas, cariño y afecto, no hizo falta esconderse para besarse y cogerse de la mano. En un momento Siete me preguntó si las niñas no se molestarían por nuestro contacto le dije que era una conversación que me apetecía abordar y que lo haría con normalidad y procurando darles seguridad y confianza.

En casa me preparé para un batallón de preguntas. La mayor me preguntó que donde estaba el padre de la hija de Siete. Esta no me la esperaba. Ya me veis explicando lo que es una fecundación invitro, pero sobre todo porque Siete no necesitaba un “papá” porque le gustan las mujeres. La cara de mi hija era un poema, y no porque le gusten las mujeres. Lo de hacer un bebé en un tubo de ensayo no lo sabía y creo que además de la sorpresa se estará preguntando porque la gente hace eso.

Mientras hablaba con ellas escuché que las gemelas decían: ¿quién te parece más loca mamá o Siete? Pena que no escuché lo de antes. Cuando me asomé les pregunté inocentemente y me contestaron un poco avergonzadas. Creo que “locas” se refería precisamente a las muestras de cariño pero no conseguí que me hablasen de eso. Si me dijeron, que Siete les caía bien y las vi tranquilas y felices.

Les he dejado una puerta abierta a que me pregunten lo que quieran, cuando ellas quieran y lo necesiten, pero vi que lo vivían de forma muy natural. Me flipan mis hijas. Veremos como va.

Al mismo tiempo mi marido estaba cuidando de su madre en otra ciudad y había quedado en verse con su otra pareja. Yo creía que se iban a ver por la noche y  dormir juntos pero la invitó a casa de mi suegra a comer y la presentó como una amiga. Jajajajajaja, mi suegra menos mal que tiene memoria selectiva. Mi marido tuvo además la mala suerte que aquello empezó a parecerse  el camarote de los hermanos Marx, apareció su hermano con las sobrinas, llamaron sus hermanas, y cualquier intento de ser un encuentro discreto se quedó en eso, en intento, jajajajajajaja.

Fue improvisado pero creo que no fue mal. Supongo que mis cuñadas se habrán cruzado millones de llamadas haciendo hipótesis mientras levantaban una ceja. Ya hubo cachondeo con “vaya que amiga tan maja, no?”.

La familia de mi marido no sabe nada y creo que la conversación debería llegar en algún momento para evitar que especulen y se preocupen. Ellos no van a preguntar nada porque son la mar de discretos pero empezaran a mirarnos con lupa para ver si hay fisuras, y seguramente se preocuparan por mis hijas. No me gustaría además que pensasen que mi marido “me la está pegando” cuando tiene una explicación sencilla. Bueno, vale, sencilla sencilla no, y seguramente pondrán la misma cara que mi hermano, pero por lo menos estarán informados, y les daremos la posibilidad de que pregunten todo lo que quieran.

Otra cosa que veremos cómo va. Desde luego hemos salido por la puerta grande los dos este fin de semana, y un poco improvisado la verdad. Creo que si nosotros conseguimos vivirlo con normalidad y transmitirlo, y no aspiramos a que la gente lo entienda y lo comparta , tan solo que lo respete y no se sienta amenazada, lo consideraré un éxito.

Por la puerta grande