¿Hay una tercera vía?

Los seres humanos tenemos una caprichosa tendencia al pensamiento dicotómico. Nos enredamos en el todo o nada, en esto o aquello, en blanco y negro y casi nunca nos planteamos  otra posible alternativa.

¿Por qué? Supongo que el cerebro quiere certezas cuanto antes, porque lleva mal la incertidumbre, y pensar en esa tercera vía requiere de creatividad y mucho esfuerzo.

En las crisis de pareja a menudo aparecen como un tsunami estas ideas: si va mal hay que dejarlo. No soy feliz, lo dejo. Tenemos una relación tóxica, hay que salir corriendo. Si tú no lo ves claro ya tendrás un amigo o amiga que te lo haga saber, no te preocupes. El consejo te está esperando junto con las cañas.

Hace tiempo que me dio por pensar al revés. Me compliqué la vida de mala manera .Desde que me planteé, porque coño todo tenía que ser una opción entre esto y aquello, y me revelé contra el puñetero paradigma de ganar-perder, voy por la vida sin mapa. Si, si, sin mapa, porque no hay referentes. Muchas cosas las he tenido que crear cuestionando un sistema establecido a fuego, que te recuerda rápidamente que cuando te sales de la norma, vas a sufrir.

Como soy cabezona esta vez no iba a ser menos.

El 1 de diciembre de este año pasará a la historia como un aniversario agridulce. Celebrar cinco años de amor para dejarlo, desde luego no es un buen titular.

¿Qué fue exactamente lo que decidimos abandonar justo el día de nuestro aniversario? Decidimos terminar una etapa de convivencia de 4 años maravillosa por momentos, y desafiante en otros. ¿Por qué? Ya he escrito bastante sobre los efectos de la pandemia en mí y en nuestra pareja. Además en los últimos tiempos se agudizó un malestar que llevaba 4 años en mi pareja por estar alejado 1000km de su hijo. Criar en la distancia es jodido, mucho, y si te lo están recordando constantemente más.

Nos miramos a los ojos leyéndonos las almas. Este amor del bueno que queremos, se estaba quemando por malestares individuales que había que resolver. ¿Podríamos seguir como pareja y además criar a nuestros hijos? ¿Podríamos conseguir el win-win?

Sentados en la mesa de la cocina, ambos vimos, que estando juntos en este momento sin enfrentarnos a nuestros dragones, nuestro amor se iría a la mierda. Nuestra pareja comenzaría a desencontrarse para acabar lanzándose reproches variopintos.

Los miedos nos visitaron. En un primer momento volver a Sevilla parecía el fin de nuestra historia. Norte y Sur, 1000km de distancia ¿Cómo se hace eso? Lloré toda la noche, con una angustia en el pecho tremenda iniciando el camino hacia la tristeza. A la mañana siguiente me susurró al oído ¿hay alguna solución? ¿QUE podemos hacer? ¿CÓMO lo podemos hacer?

Él no lo sabe, pero mientras me hacía estas preguntas, desde el agobio, haciéndome la cucharita, me salió una sonrisa. Estas preguntas iniciaban el proceso creativo y abrían un camino nuevo.

Estuvimos de acuerdo desde el primer instante que nos amamos, nos entendemos, nos coordinamos, nos sentimos compañeros, pero también necesitamos continuar con nuestros proyectos personales y atender nuestras responsabilidades (hij@s y mayores), cada uno en su lugar.

¿Es posible una relación a distancia? Mi respuesta es SI. ¿Es posible una relación a distancia de calidad? SI, SI, SI, o por lo menos lo vamos a intentar.

¿Cómo? Volvimos a la mesa de la cocina y comenzamos a trabajar sobre cómo crear nuestra nueva relación. Que miedos, retos, desafíos, inseguridades, dudas, nos  abordaban. Compartimos una conversación brutalmente honesta, para comenzar a trazar un camino, donde los cuidados fuesen el eje central.

Me vi planteando acuerdos que en otras ocasiones ni de coña se me hubiesen ocurrido, pero que ahora eran sumamente necesarios para crear un espacio seguro para comenzar a caminar.

Fueron 4 días de disfrute, amándonos bonito, de ternura y de pena por despedirnos de una etapa entrañable. No solo hemos compartido casa, hemos compartido nuestro crecimiento personal. No ha sido fácil, ni una línea recta, pero lo que si puedo decir, es que, esta manera de hacer nuestra, nos ha fortalecido, y nos ha permitido crear esta tercera vía.

Estamos lejos pero me siento más cerca que nunca. Nunca nos faltó el  eros(deseo sexual), pero pusimos en riesgo la philia( la amistad) y ahora la estamos recuperando. Nos apoyamos y nos sentimos amigos. Nos cuidamos a través de una tecnología que como hemos comprobado en la pandemia, nos permite estar juntos y conectados.

Tomamos la mejor decisión conectados desde nuestro ágape (el amor desinteresado) y eso nos ha permitido continuar y transformarnos.

El tiempo nos dirá si esta apuesta nos reconforta y nos permite amarnos bonito.

Gracias amor por apostar por la creatividad, por lanzarte hacia el abismo de lo desconocido y por currarlo tanto para que tengamos una relación placentera y cuidadosa.

Hemos recuperado la ternura que la cotidianidad apagó y me siento invencible con tu compañía.

Tu Norte, mi Sur.

¿Hay una tercera vía?