No paran las lágrimas mientras lo leo pero así es amar. Tengo mi respuesta.
«Si el poder no es una opción y solo impera el querer, la respuesta es dolosamente dura. «No puedo estar contigo» se transforma en un «no quiero estar contigo». Y es tan duro como falso. Sí quiero estar contigo e investigar lo que es ser «cómplice». Y no quiero matar mi relación con mi pareja para descubrirlo. No quiero hacerte sufrir más. No es justo. No es honesto. Así que no, no quiero seguir con esta historia. Una historia que me ha dado momentos muy hermosos y felices. Una historia que me ha dado (y aún mientras escribo estas líneas me da) conocimiento. Conocimiento sobre mí, sobre una persona especial que eres tú y sobre cómo comprender el mundo.
No quiero que pases ni un minuto pensando que es posible mientras yo pienso en cómo podría ser posible. Te desnudaste para mí y no podré agradecerte nunca esa confianza. Conocerte así, sin barreras, ha sido un regalo que me llena de ilusión en las personas. Una ilusión que ya no tenía, para ser sinceros. Gracias. Por abrirte a mí, por ser tú conmigo. Aún no puedo creerme este regalo gratuíto que me hiciste. Conocerte ha sido aprendizaje, emoción, nervios, ilusión, placer, rabia e incertidumbre también, pero sobre todo sonrisas.
Si mi posición es aventajada porque puedo ver a ambos lados de la montaña, es mi tarea la de decidir. Tengo que elegir entre mi pareja, a la que amo profundamente, que no sólo es mi pareja sino que además es mi familia o entre tú y el concepto de amor libre que estábamos esculpiendo juntos. Yo no veo otra solución que elegir a una u otra. La opción que nos quedaría sería mutilar esta relación y convertirla en trocitos soportables por otra persona, y tampoco quiero eso. Tampoco creo que sea lo que quieres tú. Es injusto también esta elección, sobre todo para tí, pero también para mí. Porque creo que eres una persona especial. Haberte encontrado entre todas las personas que hay en el mundo era algo único y posiblemente irrepetible. Soltar la cuerda y dejarte volver al mar es un daño irreparable para mí. Decirte que no quiero seguir contigo es para mí muy doloroso. Me tiemblan las manos, tengo frío y me siento enfermo. No quiero escribirlo y sin embargo lo hago.
Alguna vez, al principio te dije que te quería o que te amaba, sin saber realmente si era presa de una emoción pasajera narcótica o algo más real. Vino el hielo algunas veces. Frenos que ponía yo cuando mi relación se resentía. Sin frenos, las cosas serían muy distintas. Tengo algo que perder que no quiero perder. Y puede que algún día me arrepienta de volver al modelo anterior o a lo que sea a lo que me dirijo con esta decisión que odio. Seguramente. Pero no quiero perderla ni conservarla como un ser apático que me odia por vivir como quiero. Quiero seguir viendo su ilusión y su sonrisa, que me han alimentado tanto tiempo. Puede que me odie por no vivir como creo que quiero, aunque vivir con ella y vivirla a ella también es lo que quiero. Siempre te sentí, aunque no lo dijera. Te siento ahora y te sentiré mañana. Nuestro encuentro en Zamora selló mis dudas sobre esto. Me gustas y te siento. Sí. Y acabó por romper a mi pareja también. No sé si con tiempo podría y querría aceptar y trabajar en esto, pero no quiero tenerte esperando por un resquicio de luz. Ahora ya lo sé seguro: te siento Susana. Y ahora que te siento, me voy. Con rabia y sin ganas. Y me quedo apagado, pero decido así. Gracias por dejarme vivirte intensamente.»
Gracias Dibujante por haberme hecho tremendamente feliz, plena y hermosa por dentro y por fuera.
Te quiero.