Hoy podría decir que es un lunes de mierda y la historia que os voy a contar así lo demuestra, pero no, hoy ha sido un día de aprendizaje a tope.
A las siete de la mañana me esperaba la primera noticia. «D» me ponía varios mensajes de cómo estaba y el último era: NO PUEDO SEGUIR. Nunca conté su historia porque su circunstancia no era la más adecuada. Nos conocimos en una página y a la tercera frase me dijo que estaba casado. Aquí conviene recordar el tema de los valores que tenemos los putones éticos. El tema de la infidelidad me raya, pero en esos momentos en que lo conocí asentamos unas bases tan claras y unos acuerdos tan específicos que no vi ningún problema con su situación. Ambos buscábamos una «isla», un espacio donde desconectar de nuestras realidades más cotidianas y explorar nuestra parte sexual, y así lo hicimos.
Por temas de calendario solo podíamos quedar una vez al mes pero los días previos y posteriores eran salvajemente excitantes. Al final no ha podido ser por problemas personales que le han superado y solo me queda estar agradecida por los momentos tan maravillosos, divertidos y excitantes que pasamos juntos. Me jode perderlo como no, porque era un compañero de cama estupendo pero solo he podido ofrecerle un mensaje de consuelo y que estaré aquí siempre que me necesite.
La segunda noticia me llegó alrededor de las 5.30.»Lola» daba señales de vida. Hace dos semanas que escribí el post que cerraba nuestra «relación» y una semana después tuvimos un breve contacto donde el «no sé», «el paso para adelante y paso para atrás» fue la tónica general. Ese día me dio el último beso, lo sentí así y como me jode no haberme equivocado. Siempre le entendí, es difícil muy difícil estar con una poliamorosa.
Durante casi dos meses me pareció el hombre más valiente del mundo por querer intentarlo. Me acogió en su vida, en su horario caótico, en su playa, en su casita y creo que un poquito en su corazón, pero esta vez la batalla la ganó la sociedad, esa que nos vende lo de la media naranja y donde nos dice que lo correcto es la monogamia, y estrangula las nuevas formas de querer y no deja prácticamente opción a probar nada.
Empecé a quererle y ya tengo que empezar a olvidarle, es injusto, pero más injusto es intentar retenerle con triquiñuelas. Él no quiere una relación, su vida es complicada pero detrás de todo eso hay un: él no quiere una relación conmigo.
Dicen que el tiempo lo cura todo, y en eso estoy, en darme tiempo para recomponer todas las emociones y sentimientos que tengo ahora mismo. Tiempo para madurar y para poner calma, y si una casualidad hace cruzar nuestros caminos otra vez, volver a disfrutarlo.
El aprendizaje es que soy fuerte, claro que sensible también, pero fuerte para encajar y respetar, entender y acoger la diversidad, y querer sin pedir nada.
Gracias «lola» y gracias «D» por acompañarme en este viaje. Os guardo en mi corazón.