Ritmo pausado

Ahora mismo estoy disfrutando de mi momento hacia adentro de una manera nueva.

Nunca me gustó el aislamiento. Soy un ser muy sociable y necesito estar relacionándome con gente como el respirar, pero la manera ha cambiado. Antes me relacionaba “hacia” los demás cuidando, y eso me desgastaba. Ahora quiero relacionarme “con” los demás y conservar la energía para mí. No lo entiendo como algo egoísta, sino como una nueva forma de relacionarme conmigo misma directamente y no a través de mis relaciones.

Esta nueva forma me permite ser más compasiva conmigo y observar el proceso de recuperar la confianza en las posibilidades  que surjan sin sentir presión. No tengo que hacer nada, puedo fluir e incluso permitirme no hacer.

Ahora estoy conociendo a alguien. Los momentos vitales son parecidos pero los objetivos distintos. Mi momento actual, el que creo que puedo sostener sin implicarme emocionalmente, es una relación de tipo sexual. Fluir en el mundo de la sensualidad es tremendamente creativo e inspirador.  Entiendo su momento vital, pero su objetivo es emocional y esto me descoloca un poco. Enamorarse, implicarse, sentir son palabras que en estos momentos me quedan demasiado grandes, y aunque empiezo a quitar corazas quiero darme mis tiempos.

Aunque mi objetivo es claro él me está poniendo una trampa que conecta de manera bestial conmigo: la ternura. Mi plan era crear un espacio de encuentros donde conversar e ir creando una confianza para convertirnos en amantes sin amar. Necesito el juego para volver a recuperar mi poder y mi confianza. La realidad, una no consigue que sus planes salgan perfectos porque ya  hay alguien que viene a trastocarlos.

Los encuentros eróticos que yo me había imaginado estaban cargados de tensión y sensualidad. También llenos de caricias y ternura, no me parece incompatible, pero sin esa necesidad de conexión profunda que te da el amor.

Nunca he tenido problema con este tema anteriormente. Me costó mucho aprender a follar después de tener en el ADN de mi sistema de creencias , que el sexo iba vinculado siempre al amor. Me tiré 20 años haciendo el amor, y descubrir el sexo como fuente de placer y empoderarme en ese lugar fue liberador.

En nuestro último encuentro sin embargo descubrí algo nuevo para mí. He elegido no abandonarme. Me explico, no me estoy boicoteando para no tener orgasmos, simplemente estoy disfrutando de mis encuentros con gran placer y sintiendo cada roce pero no quiero abandonarme al orgasmo, es como si hubiese decidido retrasar la entrega de ese momento para cuando realmente esté preparada. El motivo, que aunque no hay un vínculo emocional hay un cariño que él está empezando a enroscar a mi alrededor para conseguir llegar a ver mi alma y yo no me dejo. Me mira, me mira profundamente a los ojos intentando desentrañar los misterios que están en esta cabecita. Yo me muestro tal cual soy pero esa profundidad la tengo reservada solo para mí en estos momentos y no quiero compartirla. Me intenta hipnotizar con sus cantos de sirena para ver si a través de las notas consigue llegar a mi corazón.

He sido honesta desde el principio con lo que puedo ofrecer ahora mismo. Soy consciente de que él tiene su propio plan y sus estrategias, y la ternura es una de ellas. Me susurra divertido en el oído que voy a caer en su embrujo y me sonrío a la vez que me excita su atrevimiento. Está siendo divertido. Estoy siendo prudente  y no creo que esté poniendo muros, solo quiero estar despierta y sentirme cómoda, y que él también lo esté.

No sé si llegará el abandono, la entrega, la conexión profunda, o ese orgasmo simultaneo que tan bien se le da y yo veo como una quimera, y además no necesito, pero mientras, vamos a seguir tocándonos en el sofá mientras conversamos y nos medimos con la mirada.

 

Ritmo pausado

Deja un comentario