Las mudanzas mentales

Estoy de mudanza y la estoy disfrutando. Ya sé que normalmente la gente las odia, para mi es terapéutico.

Vuelvo a mi primera casa, la casa donde me independicé a los 24 años y donde tuve a mis peques. Fue cuando nacieron ellas que decidimos comprar algo más grande porque pasábamos de ser tres a ser cinco y no cabíamos. Paradojas de la vida ahora vuelvo a esa casa y somos cinco, y con una pequeña reforma y creatividad estamos haciendo un hogar a nuestra medida.

Que curiosa es la vida, lo que hace 11 años no nos valía ahora no solo me vale sino que estoy encantada de ir a una casa más pequeña donde me caben menos cosas. Lo cierto es que la que vuelve a esa casa no es la misma que la que se fue, en todos estos años he ido necesitando cada vez menos cosas materiales y la he llenado de experiencias.

En este proceso terapéutico de mudanza estoy dejando muchos objetos atrás. Hace años era impensable para mí dar un libro, eran como mis niños, mis tesoros. Ahora he repartido unos cuantos para que tengan una segunda vida en otras casas, en otras manos, y me ha resultado tremendamente placentero.

Hay infinidad de cosas que acumulamos con los años que dejamos de ver y disfrutar, o que ya no necesitamos porque la vida cambia y nosotras cambiamos. Puedo leer parte de mi historia en cada cosa que pasa por mis manos para ir a una caja que viene conmigo o a la caja de otra vida.

Algunos objetos me han sacado una sonrisa y me han recordado momentos especiales, otros como las fotos que ya nadie quiere tener en su casa me han recordado el momento en el que estoy.

Estamos desmontando la casa juntos, la casa donde hemos vivido en comunidad. Nos estamos repartiendo las cosas y yo me he dado cuenta de lo fácil que está siendo cuando estás desapegada y quieres empezar de cero con muy poquitas cosas. La razón, quiero una casa ordenada, alegre y muy fácil de limpiar, y con lo que tengo me basta.

A la vez estamos montado la otra con las niñas. Han montado los muebles de su habitación y están disfrutando del proceso y eso me deja tranquila. Hoy ya querían quedarse a dormir!

Es un momento peculiar porque nos estamos yendo y estamos llegando a la vez, y hay prisa por despedirse bien y continuar.

Hay una parte de mí que me fantasea con seguir siendo una comunidad aunque no convivamos. La realidad es que mi ex y yo trabajamos en el mismo sitio así que nos vamos a ver todos los días, voy a verlo incluso más que a mis hijas. Pienso en comidas todos en mi casa  y en encuentros si las niñas lo piden, pero hay un futuro incierto porque esta fantasía no es compartida por todas las personas.

En mi afán de sumar personas se me olvidó que algunas no quieren sumar, quieren dividir, quieren poseer, quieren un lugar, quieren el máximo tiempo, quieren la atención y cuando no la tienen la provocan con dolor. Este es el futuro incierto. El otro día me preguntaron mis hijas si yo podía ir a casa de papá y no supe que contestar porque todavía ni él tiene la respuesta.

En mi mudanza terapéutica me estoy deshaciendo de muchas cosas pero también de ideas, costumbres, hábitos, patrones y sobre todo del caos que ha estado presente en el último año en mi vida.

Es ahora cuando empiezo a sentir que continuo otro tomo de mi historia, con mis normas, con mis hijas, con mi compa, con mi economía que será mucha o poca pero es la mía, con mi activismo activado, con mi trabajo que amo y con una red afectiva maravillosa.

Me estoy mudando, mudemos, mudémonos del mundo que no nos gusta y busquemos aquello que nos va bien. Construyamos espacios de encuentro y de calor, creemos comunidad y hagamos mudanzas terapéuticas siempre que nos sintamos superadas por el caos.

Las mudanzas mentales

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s