Estado de whats up: separada-emparejada.

Ha querido la vida que una vez mas me encuentre en una situación interesante.

Las vacaciones de verano son auténticos retos para la mayoría de las familias y sobre todo las parejas. Las estadísticas nos dicen que la mayoría de matrimonios se separan en septiembre, algunos dicen que el estrés vacacional es el detonante y otras pensarán que el inicio del curso es un buen momento para iniciar otras etapas, yo que se.

Lo cierto es que, en plenas vacaciones, con toda mi familia, mi marido decidió poner fin a nuestra pareja. Suena un poco dramático e incluso se podría pensar:” que capullo”, pero lo cierto es que la cosa ya venía dando señales de humo desde hacía mucho tiempo.

Me imagino que no ha sido una decisión fácil para él y que nunca iba a ser el momento oportuno así que qué más da cuando sea.

La indiferencia, el escaso contacto visual y físico, la falta de complicidad y estar relacionándose con las otras personas para no relacionarse conmigo fue lo que me llevó a hacer la temida pregunta: “¿qué pasa? Parece que no te apetece estar conmigo”. Y llegó la temida respuesta: “cierto, no me apetece”. El impacto fue la leche, me quedé ojiplática y comencé a sentir un dolorcito agudo a la altura del corazón.

Días antes habíamos tenido conversaciones por what up donde se podía sentir una atmósfera de tensión y autorreflexión. El me comentó que se había dado cuenta de que no podía tener dos relaciones, la mía y la de su expareja. Eso me alarmó pero dejé entrar el autoengaño a tope para negar la realidad.

Creo que podemos decir que lo hemos intentado con mas o menos acierto, cada una con su estrategia, su motivación y sus fantasías. El año pasado le dedicamos muchos meses a hacer una terapia de pareja que no pretendía unir o separar sino creo que poner consciencia de lo que nos estaba pasando. ¿que nos estaba pasando? Pues cada uno tendrá su idea, así que hablaré de mí.

En mi ideal mi pequeña tribu funcionaba. Cuando yo pienso en modelos de pareja he descubierto que tengo un amplio abanico de posibilidades y situaciones, pero al final todo se reduce para mi en sentirme bien y que las personas que comparten vida conmigo también se sientan bien. Aquí esté el tema, porque cada una tendrá su definición de sentirse bien, plena, conectada, satisfecha o lo que sea.

Cuando pusimos en común nuestras ideas sobre ser pareja me di cuenta de todas estas diferencias. Yo le quiero, nunca he dejado de quererle y ahora que estamos en situación de separación emocional mis sentimientos son los mismos, pero sin toda la mierda de roles y entuertos propios de las parejas encalladas. Esta situación sorprendentemente nos ha liberado a los dos de patrones que no nos gustaban y nos hacían daño.

Varias horas de conversaciones profundas ya sin nada que perder, lágrimas por mi parte tipo fuente infinita y una sensación de pena profunda dieron luz a un nuevo escenario.

Lo previsible sería: nos separamos física y emocionalmente, cada una comienza su vida y nos hacemos cargo de nuestras hijas de manera responsable e igualitaria. Sería lo correcto porque además el ha recuperado su anterior pareja y está construyendo un proyecto común con ella.

Lo que ha pasado: seguimos en comunidad, cuidándonos, apoyándonos, respetando las individualidades de cada una, sus proyectos, sus tiempos y sus relaciones.

No solo compartimos casa, economía y responsabilidades de padres, sino que somos la zona de confort de todas y hemos mutado nuestras relaciones a algo que para mi es mucho mas sano. Mi persona de 14 años ahora sigue siendo mi compañero en la crianza y hemos descubierto este apasionante mundo de ser amigos. Creo que dimos por supuesto que siempre lo fuimos, pero honestamente creo que no, que funcionábamos como una pareja, abierta si, pero como una pareja con todas sus luces y sombras.

Nos hemos dado un tiempo, un tiempo de prudencia donde dejarnos sentir para ver si esta nueva ida de olla es posible en un mundo que te manda mensajes constantes de no podrás hacer nada diferente a lo normal.

Mi respuesta me la dieron mis propias hijas en cuanto mi marido les habló de la decisión que había tomado: “si para vosotros está bien para nosotras también”. Nada cambia para ellas a nivel logístico y si a nivel emocional, porque ven a sus padres libres de verdad, libres de patrones viciados que hemos sido incapaces de transformar desde el raciocinio y la buena voluntad. Igual hacer un reset era la única solución para seguir relacionándonos de manera sana. Yo no hubiese tomado la decisión porque para mí era válida pero ahora entiendo sus razones.

Ha tenido un efecto de cambio en todas las personas que formamos parte de la comunidad y creo que será positivo para todas. No voy a negar que muchas veces me invade la tristeza y que estoy pasando mi duelo, que he tenido miedo de la incertidumbre muchas veces y seguro esos momentos volverán porque el futuro no está escrito y vamos haciendo día a día.

Ahora estoy concentrada en despegar laboralmente para ser independiente y mi marido ha decidido ser espectador de ese proceso y me apoya totalmente. Claro que le he dicho ayer mismo que se sienta libre de cargas y decida lo que quiera sin presión, no se acaba el mundo y confío en la creatividad y sobre todo no estoy sola y no me siento sola sosteniendo el planeta.

Así estamos, ahora puedo decir después de un mes, que tranquila y confiada, esperanzada y consciente, que no vivo esto como un fracaso sino como un aprendizaje. Y como dice mi marido y mi pareja ¿Quién sabe?

Estado de whats up: separada-emparejada.

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