Seduciéndome con la seducción.

En este nuevo camino del fluir me estoy encontrando con nuevos e interesantes retos.

Estoy investigando cosillas sobre la seducción para el taller que vamos a dar próximamente y hay  un dato curioso. El escenario de la seducción ha cambiado. Los agentes antes repartidos tradicionalmente entre activo (el hombre, el seductor) y el pasivo (la mujer, la seducida) ya no valen. Ahora como dice  Joserra Landarraoitajauregui en su libro “Sexorum, scientia vulgata” las deseadas hemos pasado a ser deseantes y los deseantes han pasado a ser deseados, y se ha montado un lio gordo.

Es evidente que los roles del deseo y el juego del galanteo están cambiando, y esto tiene unos interesantes efectos.

Voy a bajarlo a lo concreto. La semana pasada mi compa de taller y yo (mi compa es sexóloga), teníamos sendas citas para tener encuentros sexuales. Su encuentro ya tenía un objetivo de disfrute sexual desde el principio, así que las cartas estaban encima de la mesa. El mío no tenía ese objetivo concreto porque mi acompañante y yo estamos en un momento de fluir e ir conociéndonos poco a poco. Ahora bien, esto no era un acuerdo de las dos partes porque en nuestra anterior “cita” le comenté abiertamente que yo ahora podría sostener una relación de tipo sexual pero que no quería nada emocional.

Para ambas citas el juego de seducción creo que tenía la misión de calentar el encuentro y hacer emerger la energía erótica. En el caso de mi compañera, para tener un encuentro erótico satisfactorio ,y en mi caso para ir generando confianza e ir encontrando el espacio donde nos sintamos cómodos y ver si nuestro camino va a explorar nuestra sexualidad o solo vamos a ser amigos.

¿Qué pasó? En el caso de mi compa, el deseado se encontró con una mujer empoderada, que tenía claro su objetivo que no era otro que el placer. Ella se convirtió en sujeto activo de forma delicada  y consciente, y eso tuvo un efecto de nerviosismo y “empequeñeció” al deseado.

En mi caso, en el primer vino estábamos conversando y generando un espacio de confianza donde me propuso ir a ritmo pausado. En el segundo vino  de repente me dijo:”deja de seducirme” y me invitó a su casa, jajajajajajaja. Me sorprendió porque no era el objetivo de la cita, por lo menos el objetivo visible. En mi imaginario estaba el deseo de tener un encuentro erótico y disfrutar, pero no quería ser tan “directa”. Creo que la seducción necesita ese juego de sutileza, del decir sin decir, y mostrar tu disposición sin hacerlo explicito. Tengo que decir que a veces me encanta ese juego y otras me resulta tedioso. Ahora quiero fluir pero hacia algo carnal, encontrar un cómplice para “jugar” y claro, esto dicho así, genera unos efectos curiosos en los deseados.

Mi momento se podría definir como dejar de ser el objeto de deseo masculino para pasar a ser sujeto y protagonista de mi propio deseo. Esta revisión de los papeles del deseo está complicando el difícil arte de seducir y ser seducido, y dificulta la comunicación entre hombre-mujer. Nos movemos ahora entre la temeridad de acabar siendo lobas o estrechas, y ellos babosos o cortados, una locura.

No sé de quién es la culpa o quien tiene que arreglarlo, pero nosotras (mi compa y yo por lo menos) queremos seguir sintiéndonos empoderadas y libres sin causar un efecto aplastante en los hombres con los que nos relacionamos. Queremos mostrar nuestras habilidades y nuestra disposición al juego y al placer, pero sin tener que pasar por el filtro de hacernos las tontas para que el deseado sienta que corteja y entonces esté todo en el sitio correcto.

Quiero creer que ellos quieren que las deseantes tomemos la iniciativa, pero no mucho, para que tengan garantía de que jugamos en igualdad de condiciones y no se vea cuestionada su capacidad de seducción. Porque además, esta nueva exigencia femenina se solapa con la autoexigencia masculina, y ya sabemos lo que pasa, aparece el temor al fracaso y la ansiedad de rendimiento.

En todo este lio lioso donde las normas han cambiado  como dice Joserra:”la seducción es el arte de la mentira puesta al servicio de unas condiciones que preparan la confianza futura”.

Así que seduzcamos y confiemos.

Seduciéndome con la seducción.

3 comentarios en “Seduciéndome con la seducción.

  1. eva dijo:

    Qué interesante. Qué difícil lograr un equilibrio…creo que llevas la razón en que todo está cambiando, y ya no sabemos «jugar» a ese juego de la seducción ni unos ni otros, pues los papeles se intercambian muy rápidamente, pasando de ser de seducir a seducido y al revés varias veces en una misma cita. También pienso que muchos de ellos, los más inseguros, se sienten en una posición incómoda en el papel de seducidos, pero otros, los más seguros de quiénes son pueden dejarse fluir, cómo bien dices en el título de tu post. Yo siempre he vivido para complacer, para seducir…hasta que he descubierto mi propio deseo y mis propias necesidades y ahora intento lograr que los dos tengamos lo que queremos, y es cierto, que muchos hombres no están aún preparados para ello…y es dificil, a veces, lograr el equilibro. Las mujeres tenemos mucho poder, escondido, durante mucho tiempo de opresión, y ellos se desconciertan cuando nos ven en todo nuestro esplendor porque nadie les ha enseñado (ni sus madres, ni los medios de comunicación, ni sus amigas) que las mujeres podemos también ser plenas y cuidarnos a nosotras en un primer lugar, tal como ellos. Ojalá hombres y mujeres sepamos acomodar nuestros nuevos roles y ganar todos con ello. Me ha gustado mucho el post, espero que nos cuentes más cositas de seducción, y me encantaría ir a algún taller tuyo algún dia. Saludos .Eva,

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