Me siento intranquila. Siento como chispitas y hormigueo por todo el cuerpo, como la electricidad estática que aparece en el ambiente justo antes de una tormenta.
Esta semana han seguido los cambios a nivel emocional y estar en una montaña rusa me está empezando a pasar factura. Incertidumbre, miedo, angustia, control, el querer saber, el querer hacer para cambiar las cosas,…todo esto se está acumulando en mi cabeza y no soy capaz de ordenarla, hoy por lo menos no.
Sentir que a veces eres la pregunta y la respuesta es estresante. No poder decidir sobre una situación ajena, estar en un limbo de espera para ver si se alinean los astros y así surge una oportunidad, estar entre el entender y el querer que entiendan, es una situación desequilibrante.
Y aun encima está la esperanza. Aquí ya he alcanzado niveles máximos de autoengaño. Me muevo entre dos mundos : el racional con todos sus argumentos claros de porque las cosas no son posibles, y el del corazón, viendo pequeñas lucecitas intermitentes de vez en cuando a las que me agarro como si se me fuese la vida.
Parece que amar no es suficiente. El amor no todo lo puede, y no es una cuestión de suerte, es una cuestión de decisiones. En un mundo, el del amor libre y el poliamor , donde precisamente estamos para no tener que elegir sino para vivir otras opciones diferentes a “todo o nada”, “tu o yo”, parece que no damos con la receta mágica para contentar a todas las partes y compartir se vuelve una odisea.
Si tod@s estamos en el mismo barco no hay elección, vamos creando modelos poco a poco, pero cuando uno se quiere bajar del barco, un océano tempestuoso y lleno de tiburones es el escenario que le espera.
Hace tiempo que yo salté del barco al grito de “quiero ser libre”. Ir contracorriente se convirtió en una forma de vida, y ahora que ya casi llegué a la orilla de la isla desierta veo desde el agua que hay un volcán a punto de cargarse la isla.
No quiero volver a mi vida anterior, no puedo, cuando pruebas la libertad es imposible volver hacia atrás, pero como me gustaría sentir la calma, esa calma que veo en muchas parejas de medias naranjas, esas parejas que no necesitan acuerdos más allá de decidir playa o montaña, que son totalmente ajenas a que existe otra realidad donde hay primeras, segundas, terceras, redes de amigos, triadas, W…y para que engañarnos, donde te complicas la vida. Porque de esto va la historia, de la dificultad de combinar mundos, el del corazón, y la realidad que te dice lo correcto, lo bueno y lo acertado, y las posibilidades.
Estoy intranquila porque he empezado a dudar. Siempre supe que entraba en un mundo desconocido con millones de preguntas y sabiendo que a veces habría respuestas y otras veces no. Que me esperaba un aprendizaje duro sobre mis emociones, que tendría que deshacer todo lo aprendido sobre el amor y la pareja, que posiblemente encontraría aliados pero la mayor parte del camino la haría sola, y la soledad como jode. Y como dice mi amigo Juan, “hoy me gustaría ser Cifra para volver a Matrix”.
Ayer hablé con “Hermano mayor” para decirle que me sentía confusa e intranquila, que sentía que no podía hacer nada en este momento porque nada depende de mí. Y yo, que soy de acción, que no puedo estar quieta ni un segundo, estoy esperando pensando que hago lo correcto y que seré recompensada por tener paciencia.
El tiempo, el “dale tiempo”, el “date tiempo”, que es rápido y que es lento, “los tiempos”, “nuestros tiempos”, ”el tiempo lo pone todo en su sitio”,…me parecen todas frases tortura para mí, que estoy en el tiempo presente sintiendo, y no sé qué hacer, no sé nada.
Y no hacer nada no me parece una posibilidad porque tengo instalado en mi cabeza el mantra de lucha, lucha por lo que quieres. Pero entro en contradicción profunda y me bloqueo cuando la lucha se supone que es contra alguien, no quiero el ganar o perder, quiero el ganar-ganar, y sé que para ello hay que hacer renuncias, pero no sé cuántas más hacer para tener una posibilidad.
Ayer Hermano Mayor, después de escuchar todo mi panorama, me dijo: “vaya, si eres humana”. Tienes todos esos truquillos para autogestionarte pero no te llegan, no tienes todas las respuestas ni lo sabes todo, y no, no lo sé. La gente que me escribe o a la que ayudo igual piensa que tengo respuestas, y como dice Juan “quiero ver hasta dónde llega la diosa”, pero no las tengo y no quiero esa responsabilidad de saberlo todo. Solo puedo contestar desde mí, desde mi experiencia que ha sido ensayo-error, probar, y venga otra vez. Ese fue el motivo de comenzar este blog, aprender y compartir experiencias, no enseñar ni adoctrinar, ni convencer.Y vomitar, vomitar de vez en cuando pensamientos y emociones que no soy capaz de retener en mi cabeza, de forma caótica.
Voy a llevarme mi intranquilidad a la playa un rato. A mirar el océano y confiar en que a lo lejos aunque todavía no vea la isla, esté allí, y pueda alcanzarla algún día.
Yo sabes que hago cuándo me siento angustiada en mirelación cuando no puedo YO hacer nada, qué es otro el que tiene que dar el paso? lo que hago es cuidar de mí. Porque somos muy cuidadoras de los otros, a veces, y nos olvidamos de lo más importante, esa persona con quién vas a pasar el resto de tu vida sí o sí, es decir, una misma. Durante esos momentos de incertidumbre, de malestar, me cuido, busco mis necesidades, lleno el depósito de lo que necesito. Ahora mismo, me encuentro así, me encuentro buscando cómo enamorarme más de mí y me pregunto ¿qué puedo hacer para enamorarme más de mí? y anoto las respuestas, y trabajo mucho en ello, disfrutando del proceso y notando cómo empiezo a llenarme de emociones positivas respecto a mí misma, y como eso, encima, me hace ser más bondadosa y más abierta a los demás.
Eva.
Mucho ánimo.
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