Haciendo de sexóloga.

Hablo con “Siete” para ver si cuadramos la agenda y podemos vernos un día antes de que se vuelva a marchar a cruzar el ancho mar.

Empieza el regateo:” tú como tienes el martes, yo tengo esto, el miércoles yo tengo cena con mis amigas, hoy llega mi marido tarde, yo tampoco puedo que viene una amiga que está chunga porque se ha dejado con la novia, ¿el jueves? , el jueves he quedado con la nueva.”

Tras desgranar nuestras agendas de las dos próximas semanas encontramos un espacio para estar juntas que consistirá en llevarla  y recogerla al aeropuerto, parece un mierdiplan pero a mí me mola, el spa y hotel ya llegará, cuando no se puede no se puede.

Fecha apuntada, todo listo para charlar un rato. Le pregunto cómo le va con su nueva amante y se empieza a descojonar. Ayer me mandó un mensaje diciendo que no le emocionaba mucho pero que iba a seguir quedando con ella para ver cómo va la cosa. Se sigue riendo y le pregunto qué pasa y me dice que le da un poco de vergüenza contarme, la animo.

Como era por teléfono no le veía la cara, pero notaba una mezcla de nervios, corte y un poco de diversión. Me empieza a contar que su nueva amante tiene gustos peculiares y una mejor amiga: la fusta. No entendí muy bien el corte, igual pensó que me iba a escandalizar, así que me puse en plan mente curiosa y creando un espacio de libertad y confianza para que me contase lo que le apeteciese.

Empezó a contar y le hacía algunas preguntas para tener claridad sobre como ella se estaba sintiendo con esta situación. Me pareció que le  divertía descubrir nuevos juegos sexuales pero no se sentía cómoda con que el placer no estuviese repartido al 50%.  Explico. Sería algo así como “yo también quiero ser parte activa del juego”. Recibir está súper bien pero también hay bastante placer en dar y complacer a la otra persona. Conozco a Siete y sé que también le gusta agradar y dar placer, le hace sentirse poderosa.

Es cierto que cuando te acuestas con alguien la primera vez, salvo que te haya mandado una lista de cosas que sí y cosas que no, solo puedes  ir probando y preguntando, y ver el feedback. En este caso ella ya sabía de los gustos sexuales de su nueva amante pero hoy me dio la sensación de que estaba un poquito hasta el moño de jugar a ser siempre sumisa.

Me parece interesante que cada uno explore su sexualidad como le venga en gana, y el mundo de la excitación y las fantasías me parece mágico, pero siempre que haya acuerdos claros. Lanzarte a jugar sin tener la seguridad de que tus límites serán respetados me parece una locura, y lo siento, pero esto pasa por una o varias conversaciones previas, y el compromiso de que las normas están claras y no se las saltará nadie.

Me lo contó quitándole hierro al asunto y con un poco de cachondeo pero en uno de los juegos se le fue la mano con la fusta a su amante y dejó de ser divertido. Opino que ahí conviene parar y reformular, y recordar que la excitación tiene un límite: el respeto.

El otro día fui a ver la peli de Paco león, “Kiki”, y me pareció interesante porque daba visibilidad a un montón de filias, fetiches y demás prácticas que hacen que alguna gente se avergüence. Otras lo tienen integrado en su vida y lo comparten con normalidad con sus parejas. Otras descubren por casualidad y con sorpresa como su desencadenante del orgasmo está en una lista de parafilias y lo ocultan  o lo viven con angustia, en fin. https://www.youtube.com/watch?v=FTBAudtzXro

La excitación sexual es tan diversa como diversos somos nosotros y en la diversidad está la riqueza para mí.  Puede ser una fusta, contemplar unas manos o follar vestidos debajo de la lluvia notando el agua caer por el cuerpo, qué más da, si se hace con consciencia y en libertad.

Me gustaría que Siete se sintiese libre para jugar y disfrutar pero también para poner límites y no aceptar como suyo algo que a lo mejor no es. Es interesante estar abierta a experimentar pero sabiendo que también puedes decir que NO, y no sentirte menos moderna o liberal, que no te van a juzgar, sino que entenderán que lo que para una puede ser súper excitante a lo mejor para la otra  no lo es.

Entiendo que a veces esa conversación previa, o peor, justo en el momento puede ser incómoda pero la considero necesaria. Yo tengo un amplio historial de silencios sexuales por amor. He fingido orgasmos a punta pala para quitarme algún amante de encima, considero que esa es la putada cultural que nos han vendido y yo he aceptado, el cómo debes ser, el cómo te debes de comportar, como debes satisfacer. Toda esta mierda la tenía antes de elegir como quería vivir mi vida. No voy a culpar a la monogamia porque sería tremendamente injusto, y además la única responsable de aceptar esos roles culturales era yo.

Me di cuenta de que tenía todas las posibilidades del mundo, de que podría reinventarme, experimentar, acertar y errar, probar, y descubrir una sexualidad sana, placentera y libre. Claro que todavía siento vergüenza en algunas ocasiones, también inseguridades y miedos, y situaciones graciosas y otras no tanto, pero aquí estamos aprendiendo y siempre, siempre, con respeto.

Haciendo de sexóloga.

2 comentarios en “Haciendo de sexóloga.

  1. Ay, ¿qué tal la peli? Me han comentado que perpetúa la cultura de la violación, por aquello de que hay sexo cuando una de las dos partes no es consciente…

    Por lo demás, me encanta cómo os cuidáis Siete y tú. 🙂

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