Risas

El lunes pasado tuve que trabajar en Santiago y quedé con un amigo a comer. Le conocí hace meses a raíz del blog. Vino a conocerme un día con una lista infinita de preguntas sobre el poliamor.

Llegó al poliamor como dice él de manera intelectual. No tiene pareja, y aunque en su círculo de amistades ya saben lo que es, creo que piensan que es una rareza más que ya se le pasará cuando encuentre a la mujer adecuada.

Ese primer día intercambiamos un montón de cuestiones teóricas sobre nuestro tema en común y  yo me sentía como si  me estuviesen haciendo  una entrevista para el periódico de la universidad. Cuando le vi la primera vez  me di cuenta de lo joven que era pero a medida que fuimos hablando me olvidé totalmente de su edad y escuchaba atentamente al hombre.

Después de aquel encuentro no volvimos a quedar. Una vez que acabó su encierro para preparar el MIR se puso a viajar por el mundo  y solo intercambiamos un par de mensajes para mantener el contacto por el tema de la Comunidad poliamor Galicia.

Un día de chateo casual me hizo una propuesta. Vamos a ver como lo describo, sin que suene raro. Me pidió que fuese su “hermana mayor” en el poliamor y me pareció genial. Yo tengo a mi aliado y sin él no sé cómo habría superado un montón de rayadas que he tenido a lo largo de este año.

Me pareció un reto interesante porque además no es ayudar a abrir una pareja sino es acompañar a alguien que está solo actualmente a vivir como poliamoroso y darse a conocer como tal. Pero, se añadió un ingrediente interesante. Visitó un país asiático recientemente y venía con ganas de hacerle un masaje a  alguien, jajajajajaja, aquí sí que me dejé seducir por la inocencia del pícaro y pensé “porque no”.

El lunes mientras comíamos me sentía súper cómoda. Había tenido una mañana ajetreada de trabajo y necesitaba desconectar y cuidados, y me los dio. Con un poquillo de maldad y esa seguridad que da la experiencia le recordé la propuesta para ver si seguía en pie y si, y llegamos a hoy.

Ha sido una mañana la mar de divertida y tierna. Desde luego su futuro no está en los masajes asiáticos, creo que tendrá más éxito salvando vidas, pero le puso tanto cariño. Música suave, incienso, ojos tapados y unas ganas tremendas de agradar y compartir un momento especial.

Después del masaje continuaron las caricias, los besos, pero sobre todo las risas. Tiene una risa preciosa, alegre, espontanea, contagiosa y eso me encantó. Me encantó verlo relajado y sentirlo disfrutar. Yo me sentí cómoda, cuidada, deseada y juguetona. Dio tiempo al juego y a la charla y fue un momento genial. Sin expectativas, sin planes de futuro, sin dramas, ni hipótesis, solo estar en el momento y vivirlo.

Me comentó que el otro día cuando le toqué en el pecho al despedirme sintió algo raro. Piensa que soy medio meiga porque toco de forma diferente y sintió una sensación intensa. Hoy le desvelé el truco: es la intención.

Levantó una ceja ¿Cómo convencer a una mente científica a tope, de algo tan esotérico? Jajajajajaja, el subidón lo explica con la  feniletilamina , coctel de hormonas, me encanta picarle con teorías no científicas, es súper divertido.

No toco raro, pero toco con la intención de dar placer y sentir la piel como si estuviese haciendo un escáner. Amplifico toda mi atención en las yemas de los dedos para sentir rugosidad, temperatura, textura, presión,…todo eso es una fuente de información de cómo se está sintiendo la persona. Y si me llega que le gusta yo también disfruto. Ya veis no es un gran secreto.

Seguiremos explorando teorías científicas y esotéricas, y será siempre con risas. Gracias Juan por una mañana estupenda.

Risas

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